Cicatrices

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...Sentí un fuerte dolor del lado izquierdo de mi cabeza, dude en abrir los ojos porque no estaba seguro de querer ver lo que vendría a continuación...


Esos ojos me miraban y por más que me esforzara, no lograba descifrar que querían decirme, no sabia si era dolor, rabia u odio.

-Abel! abre la maldita puerta! Lo siento, se me fue la mano...

Yo no respondo, continúo viéndome al espejo, maquinando rápidamente que hacer, mientras siento un fuego interno que viene desde mi estomago, va subiendo por mi pecho y se instala en mi cabeza, al punto de sentir que estallará en mil pedazos... aprieto los puños de lado a lado en mi cuerpo y tardo unos segundos en darme cuenta que mis brazos están rígidos y mis dientes cerca de estar lo más apretados posible.

-Eres un imbécil Abel! después de toda la mierda que hemos vivido, que he vivido contigo... de nada te sirve que te hagas la victima. Sal de ahí!

Siento mi cara arder y la sangre caliente correr por mi frente... Estoy exhausto, sopeso mis opciones; quedarme aquí en el baño y esperar a que se vaya o se duerma, porque no me tengo la suficiente fe para salir y enfrentarme a ella, o salir disparado hasta la puerta de la habitación, bajar corriendo las escaleras, tomar una cerveza de la heladera y salir finalmente de aquel lugar que me agobia cada vez con más frecuencia.

Me acerco a la puerta del baño con cuidado de no hacer ruido, me agacho casi pegando la cara al piso para ver por la parte de abajo de la puerta y poder ubicar su sombra, realmente quiero salir de ahí. No veo su sombra ni percibo ningún movimiento en la habitación pero puedo escuchar el sonido de su teléfono celular, ella debe estar acostada en la cama.

-Mierda! - es lo único que logro decir

Abro la puerta del baño rápidamente y paso por delante de la cama sin voltear a verla

-Abel! a dónde vas?!...Lo siento, en serio lo siento - la escucho angustiada y se levanta de la cama tropezando

De acuerdo al plan, bajo lo más rápido que puedo las escaleras pero me salto la parada en la heladera, tomo mis llaves de la mesa que esta justo al entrar a su casa y abro la puerta. Siento unos brazos que me abrazan por la espalda e instintivamente muevo los brazos para deshacerme de ellos, ella intenta de nuevo retenerme pegando su cara a mi espalda.

-Abel por favor, no otra vez, no vuelvas a irte... te necesito, nos necesitamos - solloza.. qué haces cuándo no estás aquí conmigo? quiero cuidarte, lo siento, lo siento tanto, no quise lastimarte, entra a casa, esta haciendo frío... Por favor no te vayas - su llanto cada vez es mas sonoro - No tenemos porque hablar de esto ahora, solo entra, déjame darte un baño, limpiar tu herida, vamos a la cama, mañana será otro día, por favor no te vayas.

Estamos en el umbral de la puerta, yo mirando hacia la calle y ella detrás de mi abrazándome con fuerza -Lo siento Maiah, necesito salir de aquí, sólo déjame salir de aquí, necesito... respirar.

-Por favor no, no lo hagas, vamos a descansar, estamos cansados, vamos a dormir y mañana hablemos - noto en su voz una desesperación desconocida en nuestros diálogos de rutina, sigue aferrada a mi.

-Necesito salir de aquí, mierda! - me deshago de ella como puedo y volteo para mirarla de frente. Mira mi pecho con su cara mojada por las lagrimas pero ya no me siento mal por ella, ya lo he visto antes, cada tanto recreamos esta escena, a veces en la cocina, a veces en la sala... la última vez fue a la mitad de la calle frente a la casa; aún así siento, muy dentro de mi que esta vez es diferente a las demás, no por su cara de dolor, sus lagrimas o por el vaso que proyectó en mi frente, esta vez me siento... cansado.

-Mírame - le digo en voz baja, ella no se mueve - Mírame Maiah! - insisto subiendo un poco el tono

-No puedo - me dice sollozando.

-Estoy cansado, por favor mírame - le suelto casi resignado a que si no levanta la mirada, daré media vuelta y me iré como lo he hecho antes, a pesar de los gritos, que seguramente me lanzará. Ella levanta su cara y ahora me mira a los ojos algo confundida; qué expresión tendrá mi rostro? qué le dirá mi mirada?, he logrado calmarme desde el reciente episodio en la habitación y el fuego que sentía arder en mi cara se ha disipado poco a poco, sin embargo su expresión no se suaviza.

-Se que estás cansado, yo también lo estoy, resolvamos esto...vamos a descansar

-No entiendes que estoy cansado hasta de "descansar para luego hablarlo al día siguiente"? - le suelto luego de un profundo suspiro - ya hemos pasado por esto, sólo dame unas horas, no me esperes despierta.

-Por favor quédate conmigo, vayamos a otro sitio, un hotel! busquemos un sitio donde quedarnos, algo fuera de estas paredes, el primer hotel que aparezca en el camino, salgamos los dos de aquí - me dice esperanzada y con la mirada llena de ansiedad.

-Maiah - pienso bien mis palabras antes de decirlas y la tomo por ambos brazos casi cerca de los hombros - Ne ce si to- digo lentamente, separando cada sílaba - salir de AQUÍ! - aprieto los dientes y mis manos, ella hace un gesto de dolor y yo la suelto-- y no me refiero solo a la casa, mierda! me refiero a este circulo vicioso en el que estamos tu y yo!. Por qué insistes en que me quede si sabes que esto se podría poner peor? Sabes que no es cierto que vamos a descansar, subiremos a la habitación, me provocarás, follaremos y mañana haremos como que nada ha pasado.

-No quiero que te vayas ahora - me dice bajando la mirada y abrazandose a si misma

-Por qué? qué es lo que ocurre?

Sacude su cabeza, negando - es que hay algo que me dice que esta vez, no regresarás - me dice muy bajo. Ella también lo siente, siente que esta vez hay algo diferente a todas las demás veces que hemos pasado por esto.

-Te quiero - le digo para tranquilizarla y para que me deje ir - mañana, cuando regreses del trabajo, estaré aquí - le digo tratando de ser lo menos expresivo posible -sólo necesito unas horas ok? - me mira a los ojos de vuelta y yo me muevo rápidamente sin esperar una respuesta de ella, salgo del portal de la casa y camino rápidamente, me paso la mano izquierda por la frente para secarme el sudor y al observarla me hace recordar que no es sudor si no sangre lo que cae de ella.

No es la primera vez que Maiah me arroja algo y corre con la suerte de atinar en alguna parte de mi cuerpo, ni tampoco es la primera vez que sangro producto de eso, sin embargo esta si es la primera vez que me alejo sin que ella me grite mientras me marcho, también es la primera vez que me alejo casi con la mente en blanco deseando que la calle se convierta en un acantalidado y el cruzar la calle sea lo equivalente a dar un paso al vacío.








Los Juegos PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora