Caminata

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...Me apoyo de la pared luego de caminar, por una hora? dos quizás? Esto era lo que necesitaba, mi soledad, el aire frío de la ciudad y algo que me relajara...

Las calles de Toronto en esta época del año, siempre me han cautivado, las percibo como una gran jungla pero accesible a mi, que me invita a poseerla, a recorrerla, que me inspiran y me sirven de musa, lo que escucho en ellas, lo que veo en ellas, lo que vivo en ellas. Siento mi chaqueta vibrar y lo ignoro, no estoy listo, no quiero hacerlo. Necesito tomar algo, necesito relajarme.

Cruzo la avenida y camino por una calle concurrida e iluminada, entrecierro los ojos, las luces de neon me molestan y me siento demasiado expuesto, el tener una herida y rastros de sangre en mi frente no me ayudan en mi intento por pasar desapercibido. Doblo en una esquina y me encamino a una calle que se encuentra menos transitada y que aun me es familiar. Ya he estado aquí antes, quizás en una de esas tantas noches donde mis amigos y yo nos aventurábamos en busca de un poco de diversión.

Giro a la izquierda y me dejo guiar por el sonido de la pegajosa música que emana de un local, tiene unas pocas luces en la entrada y un hombre en la puerta que aparentemente es el que tiene el poder de dar el acceso al sitio. Decido seguir adelante hasta encontrarme con el de frente y despreocupadamente sin detenerme me dispongo a entrar. Siento una fuerza en mi pecho que me lo impide y noto al bajar la mirada que es la mano del "portero"...

- A donde vas? - Arrugo la frente, mirando a aquel hombre que claramente es unos muchos centímetros mas alto que yo ... -A dónde crees que voy? - le suelto al mismo tiempo que hago amago de una sonrisa en mi cara para evitarme una posible negación al acceso.

-No te hagas el chistoso, tienes identificación?

-No soy tan joven como parece- le digo sacando mi identificación mostrándosela sin verlo a la cara, miro alrededor para recordar donde estoy en caso de salir luego... desorientado. Es una calle angosta, con una farmacia en la esquina y un edificio de ladrillos de aproximadamente seis pisos al frente.

-Hey! te pregunté si traes dinero? - Miro al suelo y sonrío, debe estar jodiéndome, seguro este es uno de esos clubes que al entrar hay solo cuatro borrachos en la barra, con unas luces insoportables de colores llamativos y con música "de moda" para engañar a los incautos...como yo en este momento. Giro en mis talones mientras le digo -Olvídalo-

Escucho que murmura algo a mi espalda pero no logro entender lo que dice. Antes de tener tiempo para replantearme que hacer, escucho los pasos de un leve trote y levanto la mirada en señal de alerta.Es una chica, no es delgada, diría que tiene una contextura atlética, de quizás unos veintitantos, con unas zapatillas deportivas blancas, jean ceñido al cuerpo color negro y una chaqueta del mismo color, llevaba el cabello recogido hasta arriba y un bolso notablemente pesado en su hombro izquierdo, las escasas luces de la calle me permiten ver que su piel es morena y sus ojos son grandes, creo que no lleva maquillaje.

Me detengo y me hago a un lado, pegado a la pared, esperando a que pase pero ella se detiene justo al frente de mi para abrir una puerta que deja salir la fuerte música que coincide con la de la entrada que acabo de abandonar, mira hacia la puerta donde me encontraba hace escasos segundos y hace una señal de saludo, dirijo mi mirada a la entrada del local y el hombre de casi dos metros le sonríe cariñosamente haciendo un gesto con sus dos manos haciendo referencia a la hora, puede que trabaje en el club y este llegando tarde; en el medio de esa situación me encuentro yo girando mi cabeza de vuelta a ella que sonríe adentrándose rápidamente al interior del lugar y le doy un rápido vistazo a su culo de forma casi involuntaria... le queda muy bien el jean.

Los Juegos PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora