Capitulo 1. Durham

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Comenzaba una nueva vida en un pequeño pueblo en el Reino Unido, mi madre había aceptado un trabajo de medio tiempo con el cual podría hacerse cargo de mi, definición “tenerme vigilada”, mi comportamiento rebelde de estos últimos meses no le parecía adecuado para una “señorita como yo”.

Nueva escuela, nueva casa, nuevos compañeros, nueva vida. No me interesaba en absoluto el cambiar nada de mi vida, pero si a mi mamá le hacia feliz, supongo que a mi también. Traía mis audífonos puestos cuando bajamos del tren, mi mamá tomo algunas maletas y me entrego otras para que le ayudara.

Habíamos tomado un taxi para que nos llevara a la que seria ahora nuestra casa. Una casa algo tétrica para mi gusto, no es que fuera la única pero no me gustaba el ambiente que pintaba el lugar, todo era tan sacado de una típica película Londinense, cosa que me molestaba, sin duda la vida en Lothian seria más divertida que la vida en este lugar, que ni siquiera recordaba el nombre.

-Maa… - fruncí el ceño al no recibir respuesta, deje mis maletas sobre la cama en una habitación y baje. – MAA… - de nuevo no recibí respuesta.

-¿Qué te he dicho sobre gritarme? – me reprendió entrando por la puerta principal.

-y ¿Qué te he dicho yo sobre no responderme? – susurre.

-¿Qué dijiste? – dejo las maletas en la entrada a la sala.

-Nada – resople volviendo a subir por las escaleras.

-Recuerda que mañana iras a inscribirte en el instituto – comencé a decir lo mismo que ella pero con un tono de voz enfadoso. -DINA – grito mi madre escuchándome, corrí riendo a la que seria mi habitación y cerré la puerta detrás de mi.

El día fue de lo mas aburrido, solo desempacamos e hicimos de comer, mi mamá salió a conocer el lugar pero a mi no me interesaba en lo mas mínimo salir de la casa, no aun. Tenía tantas cosas que hacer, como por ejemplo tomar algunas fotos del jardín y del interior de mí ahora hogar. 

Un fuerte estruendo se escucho en la parte de abajo, seguido por unas fuertes pisadas, por poco tire mi cámara del susto, pero como era de esperarse baje despacio hacia la planta baja. Algo me decía que no era mi madre la que había llegado. Sentía miedo pero la adrenalina se apodero de mi cuerpo acercándome al misterio.

De nuevo se escuchaban los pasos, mis pies temblaban en cada paso, pero no dejaba de caminar, sentía mi cabeza atontada por la emoción. Una sombra se reflejo en la pared y un grito ahogado salió de mi garganta, corrí hasta la puerta de entrada, la abrí, mi cuerpo se estampo con algo que me hizo gritar aun más.

-Siento haberte asustado – mire al enorme chico parado en el marco de la puerta. No pude articular palabra alguna solo sonreí tímida. Él se quedo de pie mirando el interior de la casa, como si estuviera buscando algo, el miedo había desaparecido en parte, pero la mirada del chico me intimidaba lo suficiente.

-No te preocupes – logre decir.

-Tienes una casa muy bonita – sonrió de lado, cosa que me hizo pensar cosas inadecuadas.

-Gracias – sonreí un poco.

-Soy Zayn – sonrió presentándose, extendió su mano y la tome.

-Dina…

-Lo se – rodo los ojos como si fuera obvio lo que había dicho – aquí todos lo saben, Durham es un lugar muy pequeño – asentí ante su comentario ¿con que así se llamaba mi nuevo hogar?

-DINA AYUDAME A METER ESTO A LA CASA – gritaba mi mamá desde el coche.

-Debo… - señale a mi mamá y él asintió.

-Nos vemos – dijo sonriendo, miro dentro de la casa y comenzó a caminar por el caminito empedrado hasta la banqueta. Camine deprisa hasta el coche y le busque con la mirada, pero parecía como si se hubiera esfumado de la calle.

-¿Quién era ese chico? – pregunto mi mamá acomodando las cosas que había comprado en su lugar.

-¿Desde cuando te interesa las personas con las que hable? – fruncí el ceño sentandome en una silla cerca del desayunador.

-Desde siempre, eres mi hija, todo de ti me importa…

-¿Ah si? – Ella asintió – entonces dime ¿cuantas fotos llevo en mi álbum? – me miro incrédula de mi pregunta. – Sabía que no tendrías una respuesta…

-¿Cómo quieres que te responda si jamás me has dicho? – resople masajeando mis sienes con los dedos de mis manos.

-Te lo dije esta mañana antes de tomar el tren, no puedo creer que lo olvidaras… - murmure molesta.

-Debí haber estado distraída…

-Como siempre – me queje mirándole.

-No seas irrespetuosa, Dina…

-Te molesta que diga la verdad, por eso te pones así – rodee los ojos yendo a mi habitación. – Por si te interesa me iré a dormir – grite desde las escaleras.

Al llegar a mi habitación la puerta estaba cerrada, no recordaba que la hubiera dejado así, la abrí y entre mirando a mi alrededor, mi álbum estaba en el suelo y la ventana estaba abierta junto con las cortinas. Recogí la cama y me acerque para cerrar la ventana pero un cuervo estaba sobre el barandal del balcón. Me espante al ver como me veía, sentía como si en verdad me estuviera observando a mi, pero no podía ser posible, era un simple animal, no debía intimidarme. Cerré la ventana que daba al balcón y acomode mi cama, me recosté dedicándome simplemente a dormir.

Los ojos del demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora