Sus ojos como cascadas desprendían lágrimas tristes y amargas, después de haber perdido a la dueña de su dulce corazón.
Una pequeña chica de caramelo se acercó curiosa, quería saber el porqué de la tristeza de aquel chico.
La dulce chica lo observo atenta antes de atreverse a preguntar. Al no encontrar una razón, habló.
Al decirle acerca de su tragedia, ella siguió sin entender, pues si algo se rompe se puede pegar.
El chico le aseguro que en su caso esto era imposible, pues además de roto su corazón estaba incompleto.
La chica decidida tomó los pedazos y los puso en un molde junto con el mejor y más delicioso caramelo.
El chico tenía ahora un nuevo corazón que no se rompería y que seguirá latiendo pues estaba hecho del mejor y más dulce caramelo. Y está vez lateria por la chica que derritió su corazón para darle a él uno nuevo.