Capitulo 3

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Violett

Apoyé mi cabeza en el torso desnudo de Justin y el alargó la mano hasta la mesita de noche para encender la pequeña lampara, ya que no había nada de luz en la habitación. Alcé mi cabeza y miré el rostro de Justin débilmente iluminado. Este me dedicó una sonrisa divertida y sonreí.

— Mañana es lunes — suspiró jugando con mi mano. — ¿Que te parece si no vamos a clase?

— Tu madre te matará y si no vas acabarás suspendiendo — dije yo y él se encojió de hombros.

— Soy mayor de edad, no puede obligarme a ir a clase — dijo él.

Fruncí el ceño. A veces pensaba que de verdad Justin no quería estudiar, a veces tenía a impresión de que el quería otra cosa para su vida pero que nunca se había atrevido a luchar por esa cosa. El no se habría dado cuenta, pero tenía una voz increíble y yo sabía muy bien que podía sacarle un gran partido a eso. Y también su interés por la música era muy grande. En este último mes, me había sorprendido el hecho de que Justin sabía tocar la guitarra.

— ¿Justin tu de verdad estas haciendo lo que quieres? — le pregunté mirándole a los ojos y este los entrecerró.

— Supongo que no — dijo él. — Siempre he tenido interés por la música, pero nunca me he atrevido a apostar por ello.

— ¿Porque no? — pregunté.

El suspiró de nuevo.

— No lo se — admitió — Pero ya sabes, es un mundo complicado el de la música, y puede que tenga miedo a no ser suficientemente bueno.

— ¿A ser rechazado? — pregunté.

— Exacto.

Nos quedamos unos minutos en silencio.

— Deberías arriesgarte —dije yo — Sino nunca sabrás si de verdad tienes talento.

El suspiró de nuevo desplazando la mano que tenía apoyada en mi cintura hasta mi cabello para comenzar a jugar con el. Sabía que estaba nervioso, simplemente por el hecho de que estaba jugando con mi pelo. Siempre que estaba nervioso lo hacía, jugaba con su pelo, o con el mío. Notaba que el hecho de hablar sobre sus inseguridades lo ponía así. Y yo encontraba eso muy adorable. Nunca había estado de acuerdo con el hecho de que los hombres fueran los fuertes en las relaciones, y de hecho, odiaba los libros y películas en las que los hombres eran los salvadores por decirlo de alguna manera. Normalmente, se representaban las cosas de manera que parecía que la chica era débil, y el chico era el que la protegía de todo. No estaba de acuerdo, porque ellos también necesitan que les alienten y les digan que todo irá bien. También se sienten mal aunque no quieran decirlo por esa estúpida postura de macho alfa que tienen. Los hombres también lloran, y también quieren que alguien los mime cuando están deprimidos aunque no lo digan. Y sabía que Justin no lo admitiría, sabía que Justin no me contaría esas cosas si yo no se las preguntaba. Sabía que se las guardaría para él, y yo no quería que lo hiciera, ni mucho menos. Porque nos teníamos que apoyar el uno al otro, y yo quería apoyarle.

— ¿Sabes que pasa? — dijo él y inmediatamente hice una señal con la cabeza para que siguiera hablando — Que nunca he destacado en nada especial y no quiero hacerme ilusiones para luego darme cuenta de que siempre seguirá siendo igual.

Lo miré con toda la comprensión del mundo y me incorporé poniendo un antebrazo a cada lado de él. Acerqué mis labios a los suyos y lo besé mientras nuestros cuerpos desnudos de rozaban, haciendo que sintiera miles de pequeñas y grandes mariposas revolotear en mi interior. ¿Como me haces esto Justin? pensé. El me respondió el beso y rodeó mis caderas con sus brazos, haciendo que nuestros cuerpos dejaran de rozarse para estar pegados. Emití un leve gemido de satisfacción y me separé de el apenas unos centímetros para mirarle a los ojos.

Los Trillizos Bieber 2: ¿Crees en los finales felices?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora