Los Trillizos Bieber 2: ¿Crees en los finales felices?

Capitulo 5 (Parte 2)

— No te muevas — chilló Liam con dureza también agarrando su brazo y estampando al chico contra la pared. Volví a agarrar a Ryan de la camiseta. 

— Vuelva a llamarme cabrón y te juro por mis cojones que te mato aquí mismo — espeté. Ryan sonrió con cinismo. 

— Cabrón. — masculló. Ahí la has cagado campeón. Pensé justo antes de dejar de retenerme a mi mismo y abalanzarme sobre el, haciendo que girara y cayera al suelo dándose con la esquina del armario en la cabeza. Justo después de que los chicos le soltaran No me importó. Me senté en su estomago y asegurándome de que su movilidad estaba bloqueada. Le dí otro puñetazo y luego sonreí sádicamente de nuevo al cogerle del labio inferior con los dedos y obligarle a morderlo. 

— ¿Te duele? — chillé haciendo que él mismo se hiciera daño con sus dientes. El hizo una mueca. Paga con tu propia moneda cabrón. Esto era exactamente lo que él le había hecho a Violett. Le había cortado los labios con los dientes, pues ahora que probara la experiencia.

— Muerde — chillé obligando le — Antes de volver a tocar a una mujer en lo que te queda de vida, acuérdate de esto. 

El hizo una mueca de nuevo y perdí la conciencia de lo que hacía. Los golpes iban sin parar y yo no tenía intención de hacerlo. Iba a matarlo. Iba a matarlo. Hasta que noté como me agarraban fuerte y echaban de mi hacia atrás. Giré la cabeza extrañado y vi a tres policías agarrándome. Luché contra ellos sin siquiera saber el porque y dejé de forcejear al sentir las frías esposas alrededor de mis muñecas. Mierda. Giré la cabeza de nuevo y vi como retenían a Zayn y Liam de la misma manera. Mierda. Miré hacía al suelo y vi a Ryan con los ojos cerrados y la cara hecha un mapa. Dios, casi lo mato. Mierda. Pensé. 

Violett 

— Estate quieto — dijo la enfermera por enésima vez a Justin que no paraba de moverse en la silla de ruedas. — Pero, puedo ir caminando no me hace falta ir aquí. — dijo él — Me siento inútil. 

Justin hizo el intentó de levantarse de la silla y la enfermera se las arregló para hacer que quedara sentado en ella de nuevo. 

— A ver si te queda claro jovecito — dijo la mujer — Como no te estés quieto la mano se te va a poner peor y los cristales se te clavarán más. Y no te recomiendo la experiencia. 

Justin bufó resignado y yo dibujé una media sonrisa divertida en mi rostro. Miré a mi alrededor encontrándome a mi misma tumbada en un a camilla en algún lugar de la zona de urgencias. Las paredes blancas y el ambiente de orden y limpieza del lugar ayudaban a que me calmara un poco, pero no lo hacían del todo. Los continuos silencios y murmullos que venían de los pasillos hacían que me sintiera algo más segura ahora, pero el sentimiento de desprotección no se iba. Y odiaba eso. Justin estaba a mi lado y a Paola se la habían llevado a algún otro lugar para pacientes más graves. No podría describir exactamente como me sentía en aquel momento, pero creo que las palabras, pisoteada y sucia encajaban a la perfección. Recordaba el tacto de las manos de el hermano de Paola sobre mi cuerpo, como sus labios mordían los míos sin piedad haciéndome daño. Como sentía que traicionaba a Justin en ese momento y a la vez como gritaba su nombre en mi mente para que me salvara. La enfermera nos informó de que ahora vendría un doctor y nos dejó solos en la habitación. Inmediatamente giré la cabeza y me encontré con Justin mirándome directamente a los ojos. Y no sabía descifrar lo que encontraba en ellos. Suspiré esperando que se acercara a la camilla y me besara como tanto necesitaba en ese momento, y no me importaba tener el labio roto y lleno de sangre. Justin pareció adivinar mis pensamientos y movió su mano sana y izquierda hasta la rueda de la silla para moverla hasta donde me encontraba yo. Cuando estuvo a mi altura se paró y subió sus brazos a la camilla y apoyando su cabeza en el brazo izquierdo me miró. Se incorporó un poco y besó mis labios con mucha delicadeza, me estremecí un poco y el se separó.