Las hojas de los árboles de Bristol caían con la ayuda del viento. Todas eran de distintos colores y tonos. Ninguna era igual: rojas, amarillas, calabaza, naranja, marrón... Los árboles se estaban quedando desnudos y entre dos de unos árboles en una plaza de Bristol, estaba Taylor esperando a Edward. Su amigo, o su novio, o su amigo con derecho, o Dios sabía quién era. Sólo sabían que ambos se besaban, iban agarrados de la mano por la calle y que no sabrían que hacer uno sin el otro. Taylor sacó el pintalabios morado de su bolso y se repasó un poco el ya puesto anteriormente. Seguidamente, se peinó el pelo con los dedos y se puso bien el flequillo. Odiaba el viento, siempre pasándole malas jugadas a la rubia. Después miró la hora; las siete menos cuarto. Ed llegaba un cuarto de hora tarde. Taylor bufó y se abrazó a ella misma. Tenía mucho frío. De epente escuchó a alguien chillar su nombre.
-Eh, ¡TAY!- era Ed. El viento alborotaba todo su pelo, naranja cómo siempre. Tan adorable cómo siempre. Casi no se distinguía su pelo entre los árboles otoñales de Bristol. Taylor lo miró y una sonrisa se dibujó en su rosto. Se levantó del banco en el que estaba sentada y esperó a que Ed llegara hasta dónde estaba ella.- ¿Cómo estas?
-Bien, con un poco de frío. ¿Y tú?- preguntó Taylor con una sonrisa en la cara. Que feliz que estaba con Ed a su lado.
-Ven, amor, que te abrazo.- se acercó a Taylor y la abazó.- No pienso permitir que mi princesa pase ni una pizca de fío. Vamos a mi casa, que he hecho chocolate caliente.- Taylor se separó de él sorprendida.
-¿CHOCOLATE CALIENTE? ¿TÚ COCINANDO?- dijo divertida.
-No dudes de mi, que la calidad la llevo en las venas.- los dos se rieron, se dieron la mano y emprendieron camino hacia la casa de Ed, en Union St.
**
-Cuidado, que me vas a manchar.- dijo Taylor.
-Te da más miedo mancharte que quemarte con este chocolate que he sacado ahora mismo del fuego.- dijo Ed.
-Pues sí.- dijo Taylor, cómo si fuera algo bastante obvio. Ed negó con la cabeza pero sonriendo y Taylor esperó a que le terminara de servir el chocolate para darle un golpe en el brazo. Ed se sentó en su asiento y empezaron a tomarse el chocolate felizmente hasta que llegó la madre de Ed. Y sin decir “hola” habló muy descaradamente:
-Vete Taylor, tenemos que hablar con Ed su padre y yo.- Taylor se miró a Ed y este le hizo una seña a lo “Vete, luego te llamo. Lo siento.”. Taylor cogió sus cosas y se marchó por la puerta sin decir adiós, pues esa mujer ya no se merecía ni que la mirara. Corrió y lloró sin parar hasta su casa. Su vida era miserable, pensó ella. Sólo para arruinarle el día a Taylor, la lluvia empezó a caer encima de ella. Hasta la meteorología estaba en su contra. Cuando llegó a casa corrió hasta su cuarto, se quitó la ropa y se quedó en ropa interior llorando debajo sus sábanas. El teléfono interrumpió su momento de llanto. Salió de debajo las sábanas y miró quién era: Edward. No quería cogerlo, o más bien, no podía cogerlo en aquél momento. No se veía con corazón de hablar con él, pues echaría toda la rabia que tenía hacia su madre en contra de él y no quería. Pero Taylor no tenía suficiente valor cómo para dejar el teléfono donando cuando era Edward el que llamaba, así que, lo cogió.
-Tay, yo..
-No tienes por que disculparte.
-Sí, sí tengo que disculparme.
-¿De qué? No ha sido tu culpa lo de esta tar...- Edward la interrumpió.
-Lo siento tanto Taylor, tanto. Pero tu siempre eres la primera en decirme que debo seguir mis sueños y ya sabes que mi sueño es...
-Déjate de rodeos- dijo Taylor seria, la cara de Ed cambió pues Taylor pasó de tener una voz entristecida a través del teléfono a ponerse seria de golpe.- ya sé que tu sueño es sacarte un doctorado en cirugía y ser el mejor del mundo. ¿A qué viene todo esto?
-Que a mi padre le ha salido trabajo en España y a parte de mantenernos, van a pagarme la universidad.- hubo un silencio, muy incómodo. Al cabo de unos cinco minutos Taylor le contestó.
-¿Q-Qué?- dijo la dulce chica tartamudeando y quedándose sin aire. Esto no era real, no era real.
-Lo que has oído, lo siento.- dijo Edward con una voz de resentimiento. Abrió la boca para hablar de nuevo paro Taylor le colgó. Se desenganchó el teléfono de la oreja y lo miró cómo si todo fuera culpa de el pobre e inocente teléfono. Luego, lo tiró al suelo con toda la rabia del mundo.
Bueno, pues este O.S es una copia de un escrito que presenté en la escuela para un concurso, pero que lo perdí y cómo quedé en segundo lugar pues he pensado que lo podía subir. Espero que os guste mucho. Va a tener tres partes, así que aquí os dejo la primera.
ESTÁS LEYENDO
Adiós al Otoño |OS de Taylor Swift y Ed Sheeran|
Fanfiction¿Qué importa el pasado o el presente cuando lo que tenemos que vivir es el presente? Nuestra misión en la vida es vivir el presente y no dar importancia al resto. El problema entra cuando has perdido el pasado, el presente y el futuro.