La sala de la luz violeta

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Me acerqué a Jason y le dije:
-Jay, eh Jay, no te apetecerá, por casualidad, ¿ver una sala nueva antes de tiempo?
-¿Qué sala Xav?
-La nueva por supuesto-respondí como si fuera obvio.
-Ya la verás luego-susurro mientras se acercaba la profesora.
-Pero me aburro, y hay gente dentr...
-Vale-me detuvo-entraremos si te empeñas, pero si nos pillan, no sé nada
Acto seguido me siguió al interior de la habitación. Nos encontrábamos en el pasillo que daba a una estancia de unos 10 metros cuadrados. En el centro había una bola de cristal violeta donde se  proyectaban las preocupadas caras de hombres y mujeres ( probablemente importantes ) que discutían sobre unos conceptos demasiado abstractos para mí minúsculo cerebro.Y tú, lector, ¿quieres saber lo que decían? Si no quieres sáltate unas líneas. Hablaban sobre los cuadros de inventos, sobre rupturas de estos inventos y rupturas espacio-temporales y otras cosas que a Jason y a mí me entraban por una oreja y me salían por la otra. Atraídos por esa luz violeta, avanzábamos inconscientemente hacia ella. Estábamos a unos pocos metros de el origen del resplandor cuando unas manos nos agarraron de los hombros y nos echaron para atrás devolviéndonos a la realidad. Un escalofrío y una sensación de querer gritar me invadieron pero aguanté el grito y no miré atrás. Mi mala suerte no dejaba de aparecer, a Jason se le escapó un grito ahogado y segundos después oí unas sillas moverse y pasos hacia el pasillo. Me veía muerto ante aquellas sombras que se acercaban por la pared cuando de un tirón las manos nos empujaron adentro una puerta lateral  al pasillo. Dentro había cuadros, más cuadros y más cuadros que estaban  colgados hasta donde la vista alcanzaba. No podía creerlo, ni la persona que estaba todavía agarrándome se esperaba que eso estuviera ahí. Parecía una puerta de servicio pero era una puerta especial, más bien mágica que daba a una galería de cuadros que estaba, supuestamente, incrustada en la pared del museo. Ni de lejos cabrían tal cantidad de metros de pasillo en la pared. Caminamos unos 750 metros cuando llegamos al final. Había un cuadro enmarcado distinto, todos los cuadros tenían un enmarque de oro con rubíes pero este albergaba materiales preciosos en cantidad, oro, diamante, esmeralda, lapislázuli, rubíes, topacios y alguno más que no sabría nombrar.
En su interior había fuego, y tenía una extraña inscripción que decía: "Fuego. La primera invención del ser humano." Al los lados había otras dos, eran la luz artificial y la tecnología. Nos acercamos a ver ambos cuadros, todavía sin saber la identidad de nuestro salvador, cuando me atreví a hablarle:
-Hola, ¿quién es usted?-dije intentando parecer confiado.
-No me trates de usted Xav-replicó con humor una voz femenina.
Entonces comprendí quién era.
-¿Angela?-Pregunté.
-Presente .
-¿Como nos has descubierto?-pregunte mientras veía por el rabillo del ojo como Jason se acercaba a un cuadro con un móvil.
Fácil, solamente tuve que seguiros y, creo yo, que me debéis una buena-dijo-¡Los dos!-gritó para que Jason le oyera.
Este se giró y la miro con desprecio pero se le escapó un gracias. Acto seguido se giró y volvió a mirar el cuadro.
-Ya te la devolveré, ahora investiguemos un poco, esta sala contiene algo especial y quiero descubrir qué es.
Apenas termine la frase cuando oí un cuadro caer a mis espaldas. Jason estaba inmóvil mirando impotente el destrozado cuadro del teléfono. Fuimos a hecharle la bronca cuando unas mariposas salieron del cuadro. Las mariposas nos envolvieron a todos y pronto estábamos rodeadas de bichos alados que giraban en círculo a nuestro alrededor, parecía el fin pero era solo el principio.

Cambiando el rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora