Adiós... {Frereddy}

3

Tenia 13 y él 16.
Ya había terminado con su novia. Pero las notas seguían igual...
Aumentando las peleas con mamá.
Podía oír gritos de parte de ambos y uno que otro golpe.

A veces cuando estaba haciendo la tarea él venia y se sentaba al lado mio, preguntándome si quería ayuda. Era obvio que necesitaba olvidarse de las crueles,frías y bordes palabras que había dicho mi madre sobre su persona.

Entonces le decía un «Si» aun qué no necesitaba ayuda.

Ya no tenía los gestos de superación, se le habían ido con el viento y el pasar del tiempo.

Igual que la sinceridad de su sonrisa.

Perdón, querido hermano.
Perdoname, nunca te entendí.
Perdona que no te haya ayudado cuando podía.

Un día vino con lágrimas en sus ojos y la voz casi quebrantada.
Preguntando si necesitaba ayuda.

Esta vez, no pude decir que si.
Es más, no pude decir nada.

Solo lo miré a sus ojos negros y blancos casi sin vida, me dolía que parecían los de un muerto.

Las lágrimas cayeron... Lo rodee con mis brazos en un gesto sincero de amor y cariño porque de comprensión no podría decir.

-Auch.. - fue el sonido que salio de sus labios. Levante la mirada y lo vi mejor... Estaba lleno de moretones.

-¿Fred? ¿Qué te paso? -¡Idiota, estúpido, ingenuo! Son las cosas que quisiera decirme cuando recuerdo eso...

-Mamá. - millones de pensamientos, miles de preguntas, cientos de dolores, cuatro letras y una palabra... Un solo significado.

-Oh... -Fue lo único que pude decir.

-Ella.. No me quiere. - ¿Cómo podía ser? Él siempre había sido el favorito... O al menos eso creía yo.

-¿Por qué? -No tendría que haber preguntado, sino solo abrazarlo más fuerte... Hacerlo sentir bien y en compañía... Aunque él este en pura soledad.

-Aquel que te quiere lo hace sin pretender cambiarte.

-Pero si tú eres genial. -Tan inocente... Tal vez nadie veía la parte linda de él, esa llena de alegría... Tal vez solo me la había mostrado a mi.

Él solo quería una forma de escapar.

Él era diferente.

Y a lo diferente... Lo matan, lo arruinan y lo corrompen.

-Quisiera que mamá pensara lo mismo.

-Hey... Que no te importe lo que piense ella. Algún día iremos a un lugar sin tarea y jugaremos eternamente... ¿Lo recuerdas?

-Si... Algún día me iré y me llevaré todo lo mío.- Al decir esto me regalo una hermosa y sincera sonrisa... Pero seguía llorando. ¿Era lluvia o sus lágrimas?

-¿Me llevarás?

Cerro sus ojos.

-Si, te llevare conmigo.

-Genial. -Lo solté... Nunca debí hacerlo.

Mi mamá... Siguió dejando moretones en el cuerpo de mi hermano y además con la palidez de este se le notaban más.

Solo por qué no era lo que ella quería.

A pesar de la tristeza que rondaba en su mirada siempre, y de las cosas que escuchaba del ser que supuestamente lo quería... No faltó noche que vaya a mi cuarto para contarme las lindas y tan adoradas historias.

Agradezco eso.
Aún tenía el entusiasmo de siempre al narrarlas, nunca lo perdería.

Pero él si se perdería.
Yo lo perdería.
Era algo que no quería.
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