Estoy sola.
Pero rodeada de personas que en absoluto me interesan.
Ya, ya lo sé, suena fatal así dicho, pero ¿acaso no os pasa que no conectáis con una persona y ya, desde el primerísimo segundo no os cae bien?
Pues esa soy yo.
Aún así, intento fingir un par de sonrisas cuando vienen los amigos de Josh a nuestra casa, para la fiesta de inauguración de piso que hemos decidido montar.
Estaba ansiosa por mudarme a aquel piso con él. Y al final estaba allí, siendo un espíritu libre con veintiún años.
Y que queréis que diga, pero esta sensación de libertad es maravillosa. Sin gritos, sin reprimendas, feliz y al lado de Josh. Es fantástico.
-Cassie, cielo ¿dónde está el abridor de cervezas?- Me saca Josh de mi ensoñación mientras observaba las vistas desde el balcón de la cocina, dando un par de caladas a un cigarrillo de liar maltrecho.
-Si no me equivoco, están en el primer cajón corazón.
Josh está dando todo de sí.La pasada primavera dimos el paso de querer vivir juntos. No os diré gran cosa, pero nuestra primera adquisición fueron unas cortinas de Star Wars y unas semillas de marihuana en el growshop de la calle de al lado.
Me encanta la convivencia con él, no solo es mi novio, si no que somos grandes amigos y eso es gratificante.
Me dirigí a la nevera en busca de las pizzas de salvamento para fumados, y es que no es de extrañar que mis amigos se pusiesen cieguísimos y arrasasen nuestra nevera. De hecho, ya era más que costumbre.
Por lo menos, entre aquellas personas, se encontraba Aiden, mi mejor amigo de toda la vida, que había decidido escapar de su agobiante rutina Londinense y decidido pasar el finde semana en el pequeño pueblecito de Clapham.
Unos años atrás, Aiden se había marchado a Londres mientras yo aún vivía en España con mi familia. Cuando se fue, mi vida había caído en un pozo profundo de tristeza. Aiden era el hermano que nunca había tenido, siempre que estábamos juntos, vivíamos las aventuras más extravagantes, e incluso, durante años, escribimos guiones de series de nuestra vida. Pero al empezar la carrera, decidió huir locamente y buscar otra vida.
Irónicamente el destino me había vuelto a llevar a él y el reencuentro fue digno de mención.
Me presenté en la puerta de su apartamento en Nothing Hill desde el que me había enviado su último paquete de libros (si, parece increíble que aún se use correos), con un ejemplar de mi último libro de poesía, una pizza en la otra mano y un blunt en el bolsillo.
[...]
¡Parece mentira que ya llevemos seis meses viviendo aquí! Si recuerdo como si fuese ayer que dimos el visto bueno al piso de estilo victoriano que tanto enloquecía a Josh. Y es que no era de extrañar, porque dedicándose a la arquitectura, acababa fusionando su alma con las paredes.Salí de la cocina con las pizzas ya en mano, recién cortadas y manipuladas para quedarme con el trozo más grande y la extendí en la mesa de mármol del salón.
-Queridos hermanos, os he traído aquí al remedio casero contra el ciego, una buena pizza. Pero, Cassie no trabaja gratis, así que apoquinad vuestro porro o cerveza de pago.
Estallamos a carcajadas, aún no sé si por el submarino que habían formado o sí porque el ambiente tenso del principio se había disipado mientras Josh y Aiden jugaban al Intelect como dos posesos concentrados.
Agarré la cerveza que había detrás de Josh en el suelo y me la bebí de un tirón mientras de la nada, una de las chicas me tendía el canuto para que me desnibihera un poco.
[...]
Cuando todo el mundo se marchó, ya solo quedaba Aiden dormido en el sofá del salon, con la ropa incluida y en la posición más incómoda del mundo.
Os juro que tenía ganas de despertarlo y llevarlo a la cama de invitados, pero desgraciadamente sé el mal humor que tiene cuando no duerme lo suficiente.
Una mano que rozó mi espalda, apagó la luz de la habitación y rápidamente descendió hasta mi ingle.
Sabía que Josh estaba deseoso de hacerme el amor desde que había vuelto de la universidad, pero desde que trabajaba en la editorial, apenas teníamos horarios que coincidían.
-Ven pequeña, te voy a hacer cosas que nadie más podrá hacerte en la vida.
Y dicho esto, me alzó en sus hombros y me llevó hasta la habitación mientras la puerta se cerró de un suave golpe.
En el salón, mi teléfono y el de Aiden vibraron simultáneamente.
La petición en Facebook de Aria
Kaufman daría pie al comienzo de una vida que jamás me imaginé vivir.
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Seven Essences.
Fiksi UmumLa vida de Cassie se cierne en una absoluta monotonía; fiestas, trabajo, su familia y la vida con Josh. Por azar del destino Cassie conocerá a Aria, doppledänger, o más bien, su clon en vida. El parecido entre ellas es asombroso. La vida de nuestra...