Capitulo II - El momento en que la luna sangra

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Martin llegó al final de las escaleras y fue directo al comedor, ubicado a la derecha, era la sala de estar, algo polvorienta y desordenada, Jake y Louis Hatevil eran gemelos, inseparables, la única manera de distinguirlos era viendo como se comportaban, Jake era un muchacho apasionado y amigable por decirlo de una manera resumida, mientras que Louis era atrevido y travieso.

Los gemelos tenían los ojos negros, el cabello de color marrón oscuro y con recortes militares y un tanto fornidos, estaban comiendo junto a Sarah, Martin se acercó al asiento libre en la cual un plato de estofado estaba esperándole, el sabor era horrible, pero era lo que había, y si hacía una sola mueca, Sarah le golpearía hasta cansarse.

- ¿Qué haremos hoy? - Preguntó Jake arqueándose en la silla.

- Tenemos que dejar la cabaña, las provisiones se están acabando - Dijo Sarah mirando de reojo a Martin, el cual tenía la mirada fijamente al plato.

- Tendremos que recoger lo necesario para salir entonces - Louis sentía un silencio incómodo, el cual odiaba con el alma, así que prosiguió a decir rápidamente - ¿Pero a dónde iremos?

- Iremos al este, a un pequeño pueblo en donde yo vivía - Dijo Sarah de manera que se levantaba de su silla - Saldremos mañana al amanecer, preparaos por mientras.

Ese día, en el momento en que el sol se ocultó, un viento estremecedor se sintió, los platos, las cosas que estaban sobre la mesa y la mesa misma salían disparados por el viento, las ventanas parecían despegarse de la pared, el viento duró casi diez segundos, luego fue todo paz.

Martin estaba en su cuarto preparando las cosas, ahora tenía que reacomodar nuevamente todo, un tenue tono rojizo iluminaba ahora la noche, por lo que el muchacho se acercó a la ventana como buscando el origen de aquella luz, era la luna, ahora teñida de un tono carmesí.

- ¿Qué diablos...? - Martin bajo las escaleras, topándose con Jake al llegar a las escaleras.

- ¿¡Has visto lo que le pasó a la luna!? - Preguntó alterado el gemelo.

- Eso mismo estaba a punto de preguntarte, ¿has visto a Sarah? - Preguntó Martin apartando a Jake de una forma perezosa

- Está afuera, mirando la luna, esta como medio loca, ¿no crees?

Martin bajo las escaleras ignorando el comentario de Jake, pero mientras se dirigía para afuera aquella frase resonaba en su mente, como estudiándola, mientras que al final solo se quedo con las últimas palabras “Esta como medio loca”, tal vez, para Martin, tal vez lo sea.

“Habrá vivido cosas difíciles” - Pensó mientras se acercaba a Sarah.

Se colocó a su lado, levantando el mentón hacia la luna, mientras miraba descuidadamente a la joven de cabello platinado. Sarah parecía no haberse dado cuenta de su presencia, o sólo le estaba ignorando como la mayoría del tiempo.

- Deja de mirarme - Gruñó la mujer causando que Martin se estremeciera un poco, no sacó la vista de su rostro, segundos después Sarah tembló un poco, mientras giraba hacia el muchacho y le daba una fuerte colleja y Martin se llevaba la mano a la nuca, como intentando calmar el dolor.

- ¡Te he dicho que dejes de mirarme, maldito pervertido! - Le gritó.

- Ya ya... - Dijo Martin - ¿Por qué miras tanto la luna? - Preguntó como intentando cambiar el tema. Sarah sonrió de manera sádica, causando que el muchacho se moviera un poco para atrás.

- Hace mucho, cuando era niña, días antes de que mi abuela muriera me dijo “En el momento en que la luna sangre, mi alma ya estará liberada, y tú serás libre” - Contestó con una sonrisa melancólica.

Martin la miraba con la boca semiabierta, intentando comprender lo que dijo, obviamente, aquello de “La luna sangre” era una personificación, y se estaba refiriendo al tono que la luna estaba teniendo ahora mismo, un color como el de la sangre misma.

- ¿A qué se refería con “Tú serás libre”? - Preguntó.

Sarah mantenía aquella sonrisa melancólica, segundos después miró a Martin de una manera tierna, el muchacho se estremeció allí, parado, intentando comprender lo que la joven estaba pensando.

“¿Por qué me mira así? ¿Le dio un ataque de locura? ¿Querrá matarme? - Se preguntó en la mente de manera aterrada.

Aquella extraña escena se vio interrumpida por un gran rugido de león, acompañado del suelo que retumbaba a cada paso que daba una especie de criatura que se alzaba frente a los dos jóvenes, segundos después los gemelos salieron corriendo de la cabaña mirando hacia la figura, se quedó parada frente a ellos, a varios metros, observándolos, no era un león, era un monstruo horrendo, era de unos cuatros metros o más, tenía la cabeza del león, efectivamente, pero  de su lomo la cabeza de un macho cabrío y su cola era la cabeza de un dragón, que se balanceaba, todas las cabezas observaban a los jóvenes aterrados.

- ¿Es una broma? ¿Una quimera? - Dijo Louis con una sonrisa aterrada.

- ¿Quimera? ¿Esa no era una bestia mitológica? - Preguntó Martin.

- No parece ser mitológica Martin, si quieres ve y tócala, así nos sentimos más seguros de que no es una especie de holograma - Dijo Sarah intentando mantener su tono rudo para poder ocultar el terror.

La quimera volvió a soltar furiosa un rugido que movió las ramas de los árboles secos.

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