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Kook y Suga se encontraban en el sofá acostados uno tras de otro.
Kookie habia caído primero en el país de los sueños así que cuando se desperto cerca de las cinco de la mañana se impresionó al notar la incomoda posición en la que estaba con su hyung.

Yoongi abrazaba al castaño por la espalda, tenía su brazo encima de Kook a la altura de su pecho. Jungkook podía sentir la respiración de su hyung en su oreja causándole una sensación de escalofrios, podía sentir como su pecho subia y bajaba pegado a su espalda a un ritmo muy lento, incluso pudo sentir los leves latidos de su corazón.
Pero lo que realmente le incómodo al grado de erizarle la piel, fue lo cerca que su trasero estaba de la entrepierna de su hyung, no había ninguna distancia entre esas dos partes, nada que le evitara sentir aquel leve bulto causándole un cosquilleo en su trasero, en algun momento sintió la necesidad de frotarse contra la entrepierna de su hyung, pero un pequeño sentimiento de culpa mezclado con asco lo hicieron reaccionar; en un suave movimiento se volvió hacia Yoongi para terminar con esa incómoda posición.

Pero no fue la mejor decisión.

El rostro de Kook quedo tan cerca al de Suga que sus labios casi rosaban, sintió la tibia respiración de su hyung mezclarse con la suya y no pudo evitar sonrojarse al pensar en lo bien que se sentiría besar al pelinegro ...«¿a que sabes? hyung», se preguntó mientras se relamia los labios, «a café quizas», ya que Suga no era Suga sin sus cuatro tazas diarias de café negro.

Una leve voz de conciencia le llego cuando el mayor comenzó a roncar muy levemente. Era su hyung de quien estaba pensando éstas cosas, era Suga el que lo regaña cada que no se mantiene callado durante la comida, su hyung malvado que le llama "rata" la mayor parte del tiempo y ahora...¿ahora el quería besarlo?.
¿Besar a un hombre?, a su hyung con quien comparte hogar desde hace ya cinco años, a Suga, Suga, Suga su casi hermano. El sólo hecho de pensar en el sentimiento de segundos atrás, le causó naucias. Se levantó de golpe del sofá que compartía con su hyung y fue directo al excusado a devolver todo lo que había devorado durante la noche, de pronto las pijamadas ya no le resultaban tan divertidas.

Ese día Kook se la pasó encerrado en su habitación, en su cama, bajo sus mantas. No quería salir. No queria toparse con Suga y corroborar lo que estaba pensando que le pasaba.

                          
                   
 
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Suga salió del baño y se vistió con jeans negros rotos en las rodillas, y una sudadera gris, calzó unos Jordan blancos y gorro negro.
Salieron de casa cinco minutos para las cinco, tras los lloriqueos de Taehyung al querer ir con ellos. A Suga no le importaba si iba o no, pero Kook se negó rotundamente.

— Hyung ¿tienes hambre?, podemos ir por brochetas. – sugirió alegre el maknae,  hacia mucho que Suga no salía a divertirse un rato y el pequeño Kook haría lo posible para que su hyung la pasará bien.

Suga sonrió, las brochetas de cordero eran de lo mejor. Asintió con las manos en los bolsillos.  — Aún no tenemos un nombre para nuestro restaurante – recordó al castaño de improviso.

— Aún no se me ocurre nada que sea lo sufientemente genial – contestó Kook encogiendose de hombros.

— ¿Qué tal algo italiano?.

— ¿Italiano? ¿Cómo qué?  – preguntó el menor con curiosidad.

— Que tal ¡Ratatui! – exclamó Yoongi. Una sonrrisilla burlona se dibujo en sus labios.

Hyung perdóname por ser gay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora