Capítulo 3.

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¿Por qué había apuntado su número en mi libro? ¿Acaso quería que le llamase? Y suponiendo que fuese así, ¿para qué? Estaba llena de dudas. Así que pensé que, lo mejor para resolverlas, era llamarle.

Marqué su número. Un toque, dos toques, tres toques...

- Cuánto has tardado, nena.

- ¿Por qué has apuntado tu número en mi libro?

- Lógicamente, para que me llamaras.

- Em, ¿y para qué querías que te llamase?

- A las 19.00 en la cafetería del centro. Allí te espero nena.

- Pero...

Colgó. Este chico me sacaba de mis casillas de una manera...

Acabé el ejercicio que me quedaba por hacer antes de ver su maldito número y me fui a la ducha. Necesitaba relajarme y pensar un rato. ¿Y ahora qué haría? No sabía si ir o no ir, pero como no tenía absolutamente nada que hacer después, me decanté por ir. Acabé de ducharme y comencé a prepararme. Me puse unas medias con un short vaquero encima, una camiseta de tirantes color verde militar y unas botas Dr. Martens del mismo color. Me planché el pelo, me puse uno de mis colgantes preferidos y cogí un bolso en el que guardé el móvil, la cartera, las llaves y alguna que otra cosa más, y tras ello, salí.

Llegué al centro y caminé hasta la cafetería más conocida de allí, pues suponía que se había referido a esa. Miré alrededor pero no le vi. Decidí sentarme y esperar a ver si llegaba. Quizá me hubiese adelantado un poco. Cogí el móvil y miré la hora. Eran las 19:05h. Pues no. Supongo que estaría al llegar. Pasaron alrededor de diez minutos y no aparecía. Se me acercó una de las camareras para saber si quería pedir algo o esperaba a alguien, así que decidí pedir una coca-cola y no decirle nada más a la chica por si el estúpido de mi acompañante no llegaba y yo quedaba mal.

- Siento llegar tarde. Tenía que acabar de hacer algunas cosas.

- Quedas conmigo sin ni siquiera decirme si yo estaba de acuerdo y encima llegas tarde. Qué bien, oye.

Sonrió mordiendose la lengua. Se quedó mirándome durante un par de minutos y cambió de una sonrisa demasiado sexy a una bastante tierna. Hasta que me puse muy nerviosa.

- ¿Qué pasa?

- Estás preciosa, nena.

Me sonrojé. La verdad es que a él le sentaba todo bien. Su belleza no era ni medio normal, yo era una chica del mónton, y esa era la primera razón por la cual no entendía por qué quedaba con alguien como yo.

- Gracias. Tú también.

- ¿Estoy preciosa?

- No, idiota. Estás precioso.

La verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo fui capaz de soltar eso. Creo que mi color pasó de un sonrojado normal a un rojo tomate. Sentía mucha vergüenza y eso era algo que no me pasaba desde hacía tiempo.

Río de manera tranquila y llamó a la camarera para tras ello pedir una coca-cola. Yo seguia sin saber exactamente por qué quería quedar conmigo, así que le pregunté.

- ¿Y cómo que querías quedar conmigo?

- ¿Qué pasa? ¿No puedo intentar hacer amigos el primer día de instituto?

- Pero ya no estamos en el instituto.

- Ni yo tenía pensado que fuésemos solo amigos.

Me tensé y me sonrojé como nunca antes había hecho en toda mi vida. Reí por lo bajo y sonrió. Habría visto miles de sonrisas en toda mi vida, pero si de algo estaba segura, era de que jamás había visto ninguna como la suya. Era demasiado preciosa. Como no sabía qué responder a eso, cambié de tema. Estubimos hablando de bastantes cosas, no estuvo tan mal como pensaba que estaría, principalmente porque no tenía ni idea de qué iba a hacer cuando nos encontrasemos en la cafetería. Miré la hora y eran las 21:00.

- Bueno, creo que debería irme ya a casa. Mi madre se pasa todo el día trabajando y llegará en nada, y si ve que no estoy allí...

- ¿Te reñirá?

- No, pero es que ella se preocupa demasiado por todo, aún la más mínima tonteria, y más si no le aviso antes de que voy a salir.

- Ah, vale. ¿Quieres que te acompañe?

Me levanté y al instante se levantó él.

- No hace falta, pero gracias. Nos vemos mañana en clase.

- Vale nena. 

Me dió un beso en la mejilla y se marchó por dónde había venido antes. Caminé hacia casa y di gracias a dios que mi madre no hubiese llegado. Suele ponerse histérica si no le dejo una nota, y como que no había pensado esta tarde en eso... Ya estaba bastante nerviosa sabiendo con quién había quedado. Al rato llegó mi madre. Preparé algo para que cenásemos ambas, pues venía agotada del trabajo, y nos pusimos a ello. Cuando terminé, le di las buenas noches y subí a ponerme el pijama. Me tiré en la cama y me quedé bastante tiempo pensando en lo de esta tarde.

"Ni yo tenía pensado que fuésemos solo amigos."

Dios. Definivamente, este chico me estaba volviendo loca.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2014 ⏰

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