Capitulo 6

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El ritual de todas las mañanas de Peter Gene, era practicar por dos horas capoeira. Muchos lo conocían solo como una danza, pero la capoeira era mucho más, era también deporte, cultura, lucha, vida, belleza, rito, canto, malicia y pureza. Jugar, dominar el espacio y un grito a la libertad.

Aun cuando no se encontrase en una roda callejera, salía a relucir igualmente a "Bruno", ese apodo que le colocaron por sus características propias al combatir, ya que en Hawaii era necesario el uso de uno para evadir la ley que penaba el arte cuando se llevaba a cabo en las calles o plazas, pero él era un abogado cínico e hipócrita, porque cuando las leyes eran para él, prefería eludirlas.

Se encontraba en el balcón, solo con el pantalón de chándal blanco, descalzo y sin franela, algo agotado, por lo que hizo un movimiento Aú Batido que consistía de hacer una voltereta lateral seguidamente del paso ginga que no era más que balancearse lateralmente para ir reduciendo un poco el ritmo cardiaco, hasta detenerse completamente, agarró el control y pausó la música al tiempo que se dejaba caer sentado sobre un sillón.

-Bruno, me voy. -le hizo saber Adam apenas asomándose al balcón. - ¿Dónde vamos a almorzar? -preguntó abotonándose su camisa.

-Yo tengo que estar en los tribunales en dos horas, salgo a las once, te llamo y decidimos.

-Vale. Creo que debemos mandar a acondicionar un espacio en el salón del gimnasio para que practiques más cómodo capoeira. - dijo, percatándose de que el balcón no era un lugar apropiado.

-Tienes razón, ya será con un poco de tiempo. -le dijo poniéndose de pie. -Voy a bañarme, sino se me hará tarde y tú lárgate que si le pasan a Katheryn tú horario de llegadas a la oficina va a cuestionar tu responsabilidad.

-¿Más? -inquirió soltando una carcajada. El castaño se encaminó a la salida y el abogado al segundo piso, dirigiéndose a su habitación, mientras reía ante la actitud de su hermano.

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Stefani le sugirió a Taylor y a Jason almorzar en la boutique, no tenía ganas de ir a un restaurante, quería comer en la alfombra y descalza, mientras conversaban trivialidades, poder reír abiertamente, por lo que salió a comprar la comida.

Una semana había pasado desde que le pidió a Peter Gene que no la molestará más y él no lo había hecho, muchas veces se recriminaba por sorprenderse al estarlo pensando, había leído unas cinco veces los correos electrónicos y estos le hacían reír, encontrando en estos actitudes de adolescentes, se vio tentada a escribirle y preguntarle qué había pasado con la factura, cualquier excusa le serviría para saber que aún existía. Sin embargo no lo hacía porque su orgullo era más poderoso.

Revoloteaba en su cabeza y cómo si fuese una señal mandada del cielo, lo reconoció a cierta distancia atravesando un paso peatonal con otros hombres, seguramente también eran abogados, ya que frente se encontraban los tribunales, su deseo de mujer se desató y se lo devoró con la mirada, se le veía, selecto, gallardo, con ese traje gris de Giorgio Armani que le quedaba a la medida, lo reconocía muy bien por la elegancia, la sobriedad y el esnobismo que resaltan a simple vista en las prendas del diseñador y a él se le veía de muerte , era el más bajo y elegante de todos, también el más joven.

Su malicia y travesura cobraron vida, por lo que pisó a fondo el acelerador, los hombres apenas si podían creer que un carro se les iba ncima y no les dio tiempo de reaccionar, solo se quedaron paralizados, al parecer esa era una reacción común en el ser humano, cuando casi se los llevaba, frenó bruscamente, frente a Peter Gene, quien no pudo ocultar el temor en sus facciones y se quedó paralizado mirándola a través del cristal.

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2016 ⏰

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Dulces y suaves mentiras {BrunoGaga}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora