Retos Pasajeros

2: Comienzo por azar

-Qué lástima -dijo-. Porque no tienes ni idea de lo que está pasando en el mundo de los mortales.

-Odio esto, enserio no sé por qué acepté -ya empezaba a sudar frío por los nervios

-Al menos ahora estás con nosotros y no nos vas a dejar, ¿verdad? -le preguntó su madre esperanzada

Suspiró. -Solo... Quiero un tiempo sólo, necesito aclarar esto.

-Como digas, sólo recuerda que has abandonado a tus compañeros por tu propia ambición. -le dijo su padre antes de irse con su madre.

Se sentó en las escaleras de la entrada a su supuesta casa. A veces se preguntaba cómo estarían sus amigos, si Tyler estaba bien con ellos. Él jamás se había podido proteger por si solo, por eso estaba para él y jamás lo había abandonado... Hasta ahora.

Se maldecía por lo bajo, tanto era el deseo que tenía por ver a sus padres que lo abandonó, abandonó a la única persona en ese maldito mundo que lo había aceptado y acompañado.

Sin darse cuenta, un par de lágrimas ya caían por sus mejillas. Se las secó rápidamente con la manga de su polerón y se colgó su maleta al hombro.

Ya había visto a sus padres, ya los había abrazado, ya había cumplido lo que siempre quiso. Ahora era momento de cumplir lo que prometió.

Corrió hasta el acantilado, cuantas veces había querido averiguar lo que había al final.

-Los veré luego. -susurró antes de lanzarse de espaldas por el acantilado.

Los recuerdos lo invadían, sensaciones que había dejado en el pasado volvían a él. Esperaba que no hubiera pasado demasiado cuando no estaba.

Unos segundos y ya estaba de regreso. De regreso en el mundo de los mortales, su hogar.

Abrió los ojos observando el estrellado cielo de esa noche. Se escuchaban los disparos y gritos de la batalla. Rezaba por que ninguno de ellos sea de sus compañeros, o de Tyler.

Tenía miedo. No sabía cuánto había pasado ni cuántos habían muerto. Sólo sabía que en ese mundo todos estaban sufriendo por su ambición y se maldecía por eso.

Se maldecía por haber muerto.

Bien, eso fue lo que me salió. No lo editado así que si alguna parte no tiene demasiado sentido me disculpo.
El primer fragmento vino del libro "La Casa de Hades" de Rick Riordan.
Sin nada más que decir,
Adiós.