1 JULIO 2013
Estaba en la cocina mientras mi madre apuntaba todas las cosas que tenía que comprar. Me dio la lista y se fue a su cuarto. Ella siempre me mandaba a mi a hacer la compra porque ella no tenia mucha fuerza para coger todas las bolsas, al menos esa era su escusa.
Me acerqué a la entrada y me puse una sudadera muy chula que tenía.
En América no solía hacer mucho frío pero hoy era un día raro. Salí a la calle y hice el mismo camino de siempre.
Me paré en el kiosko a comprar unas pipas y mientras esperaba me puse a ver la televisión que había. Yo conocía al dueño porque siempre venia aquí, así que me sentía como en casa.
"Las calles están infestadas de soldados a causa de..."
No me interesaba mucho porque lo más seguro era que estuvieran hablando de otro país. Cogí mis pipas y me dirigí al supermercado. Los pies ya empezaron a dolerme porque el supermercado estaba muy lejos de mi casa y mis padres no querían comprarme una moto.
Llegué al supermercado y busqué todas las cosas que necesitaba comprar para mi madre. Iba dejando todo en la cesta cuando el silencio inundó el local. Pasos empezaron a escucharse y en poco tiempo, el ejército había tomado el supermercado. Cerraron la entrada y lo único que se podía hacer era salir.
Cogí el resto de las cosas rápidamente, lo pagué y salí. Había más policías al rededor del supermercado y todos iban armados.
Me dirigí a casa y observé el barrio: en cada edificio habían policías, seguratas o soldados. Me di la vuelta y vi que no había nadie en la calle. Empecé a correr y en poco tiempo estaba en mi casa.
Dejé las bolsas en la cocina cuando vi como un policía se para en nuestra casa para empezar a patrullar. Me quité la sudadera y me dirigí al salón, en el que estaban mis padres.
Mi padre no solía estar mucho en casa porque trabajaba como ingeniero para el ejército. Se pasaba todo el día en el ayuntamiento y volvía a medianoche. A veces, se iba a otros países y hasta que no pasara un mes no volvía.
-De todas formas hay que tener ciudado.- estaba mi padre hablando con mi madre. Aunque intentara sonar relajado estaba muy preocupado.
-Hola papá, hola mamá. ¿De qué hablais? - me senté en el sitio libre que había.
-Nada, hija.- mi padre no se atrevía a mirarme a los ojos. Mentía.
-No soy una niña, puedes contarmelo.- insistí.
Los dos intercambiaron miradas y mi padre bufo.
-Ya sabes que el gobierno esta buscando una cura contra la hemofilia.- dijo y yo asentí.- Bueno, pues están en el mes de pruebas y mejoras y todo ese rollo. La mayoría piensan que va a salir mal y además, han recibido cartas de amenazada.
Me entregó una copia de la carta, la cual estaba hecha con letras recortadas de revistas.
Queridos Idiotas,
Necesito esa cura y exigo que a finales de mes- principios de agosto me la entregueis. Si no lo haceis, la gente sufrirá.
Cuidado con las fantasías.
No siempre saldreis ganando.
Te quiere.
Anónimo.
-¿Por eso están patrullando? - pregunté devolviendole la carta.
-Por eso y porque piensan que algo puede salir mal.- respondió.
Él confiaba en mi y sabía que yo no diría nada. Siempre me contaba todo lo que pasaba pero yo me sentía como una especie de espía al saber todo esto.
Subí a mi cuarto y observé los posters que tenía: eran de películas o actores. Esto era como en las películas de ciencia ficción, la cura salía mal y había una plaga de zombies que terminaban con otra cura. Lo malo era que esto no era una película y no iba a pasar eso.
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Un Paso a la Extinción
Ciencia FicciónIrina Tilman y el resto del mundo van a ser testigos de la mayor catástrofe que haya podido ocurrir. Cuando un experimento del gobierno sale mal, la gente empieza a ser infectada pero...¿qué pasará después? ¿Qué pasará con el planeta Tierra? ¿Qué p...