El inició del fin

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Lágrimas

Al final no se si realmente valió la pena, si lo que hice estuvo bien o mal, pero de lo que estoy seguro es que ya no puedo más...

Mi nombre es Leo al menos ahora lo es  aunque anteriormente se me llamaba de manera distinta, en fin lo que estás apunto de escuchar es sólo un pequeño capítulo en mi vida, un breve suspiro de lo que algún día fue. Sin más está es mi historia.

En algún momento todos debemos madurar, pero ¿cuando? o ¿en que momento?.

Para mi ese momento fue a mis diez años, tras escuchar la palabras del hombre a quien yo llamaba papá -¿quieres que me valla?- en ese momento mi mundo se derrumbó pues me pedía que respondiera algo que el ya sabía de antemano -NO- esa fue mi respuesta pero... sólo lo vi tomar su maleta y alejarse mientras mis dos hermanos mayores lo seguían con lágrimas en los ojos hacía la puerta pidiendo que este se quedará sin encontrar respuesta.

El hombre al que por años habían idólatrado  se esfumaba ante sus ojos sin mirar atrás, yo no lo entendía, miraba a mi alrededor sin encontrar sentido a la escena  que se hallaba frente a mi.

Mi madre no dejaba de llorar, y mis hermanos tampoco, y yo apartado en el rincón de mi confusión sólo pude pensar -¿por que?-.

Los días pasaban y mi familia me era más distante y extraña como si una terrible oscuridad hubiera devorado todo.

Al principio al igual que mi familia me deje llevar por el dolor y el llanto pero, un día mientras me encontraba sumido en mi desesperación, analizando todo lo que había pasado fui interrumpido por el llanto de mi madre y aunque aún con miedo decidí ir a ver.

Me acerqué poco a poco a la puerta de su habitación y al entrar me llene de dolor ante la imagen de mi madre a la que alguna vez había considerado como uno de los seres más valientes y fuertes del mundo abrazando su almohada y llorando desconsolada, por un momento me quedé en silencio, implorando a mi cabeza  y a todo aquel que en ese momento pudiera escucharme para que me diera una solución, algo que yo un niño pequeño pudiera hacer pero lo único que podía escuchar era su llanto... me hacer que a la cama y me senté a su lado tomando la de la mano -mami estás bien- eso fue lo único que salió de mi boca, a lo que mi madre sólo respondió tratando de calmarme -si mi amor estoy bien- no podía creerlo, el sólo ver su rostro lleno de lágrimas me partía el corazón, estuve a punto de soltarme a llorar pero por alguna razón no pude y lo único que hice fue abrazarla, y me quedé en silencio mientras ella se desahogaba asta quedarse dormida.

Esa noche me pareció eterna, pero al asegurarme que mi madre se había quedado dormida regresé a mi cuarto preguntándome ¿que debía hacer?, ¿En donde estaban mis hermanos?  y percatandome que estaba sólo, todo lo que había anelado y amado se estaba desmoronando sin que yo pudiera hacer algo.

L

os días y los meses pasaron en un círculo de dolor sin fin en el que mi padre iba y venía prometiendo que el seguía amándonos y tratando de aclarar lo que según el era sólo un error que se podía solucionar, pero con el tiempo ese llamado error se esclareció ante mis ojos al recolectar la información de todos los que pude.

Su error consistía en que por la poca atención de su esposa y bajo las necesidades de cualquier hombre el había buscado cobijo en la cama de otra mujer y que no era la primera vez pero para mi madre esa fue la última.

El tiempo dio paso a la primera navidad sin mi padre un hecho que según el no pasaríamos sin su presencia, pero al llegar la noche y no saber de el las llamadas de mis hermanos no se hicieron espera.

Primero mi hermano mayor pregunto -¿Donde estas?-  a lo que mi padre respondió -estoy en camino no se preocupen-, por un momento nuestros rostros se llenaron de esperanza al pensar que cumpliría su promesa pero... llegó la media noche y mi otro hermano mayor volvió a llamarlo -¿si vas a venir?- pero la respuesta fue un -NO- para mi ese fue el comienzo del verdadero infierno.

Esa noche al mirar todo ese dolor en mi familia, todas esas lágrimas y la gran pregunta sin resolver -¿Por que?- me decidí sin saber que consecuencias tendría esa decisión en el futuro.

1.- No volver a llorar; pues no podría mostrar debilidad ante las circunstancias y entristecer a mis seres queridos.

2.- No darle mis problemas a nadie más; esto salido de una experiencia que al tratar de compartir mis sentimientos con mis amigos sólo recibí una frase - ya cállate nadie te entiende- y decidí guardar silencio.

Y

3.- A pesar de lo que pasará jamás darle la espalda a los seres que amo.

Después de eso me convertí en alguien o como yo diría en algo más, puesto que cuando mi padre se dignaba a aparecer en casa para sólo comenzar el conflicto yo era el referí entre el y mi madre tratando de apaciguar el problema, siempre velando por ellos, siempre guardando todo.

La depresión de mi madre llegó a tal grado que tubo que buscar ayuda profesional y siempre intente apoyarla a cada pasó, aún así los problemas entre ella y mis hermanos crecía por la separación y el abandono que ellos predicaba en base a los problemas en casa pero -¿Quien abandono a quien-.

Los años pasaron y aunque los problemas parecían solucionarse poco a poco, en mi mente el daño crecía a pasos agigantados, asta que un día no pude reconocerme al mirarme al espejo. Mi mente se había dividido y las voces dentro de mi cabeza no dejaban de atormentarme, algunas me pedía que le pusiera fin a ese dolor y otra sólo provocaban caos con un sin fin de sentimientos, pero lo peor de todo era que en medio de ese caos sólo podía observar a un pequeño niño encerrado en una burbuja llorando con desesperación.

Cumplí 17 años y encontrándome en la preparatoria mi única forma de sacar todo ese dolor y soledad fue peleando, y no me malinterpreten nunca fue un abusador, muy por el contrario yo era al que molestaban pero sin embargo siempre intente defenderme y pelear por lo que creí correcto, aún que a veces sin preocuparme por mi seguridad.

Esos días de escuela fueron largos y de insomnio pero para mi poca suerte quedé prendado de una chica que para este guasón como me gustaba referirme acerca de mí, pues siempre escondía mis sentimientos tras una sonrisa que se había convertido en mi máscara, significó una luz en medio de toda esa oscuridad.

Siempre e sido muy tímido pero realmente me enamoré, era bella, gentil y además mi amiga. Pero aún así me armé de valor y me le confesé pero ya era tarde pues alguien más se me había adelantando.

El tiempo pasó y aunque decidí quedarme como su amigo nuestra relación siguió creciendo, en cambio la relación con su novio se deterioró de tal modo, que el desgraciado término rompiendo el corazón y su relación, o al menos eso crei.

Con la oportunidad frente a mi decidí darme un respiro de los problemas de mi hogar y retomar mi resolución para acercarme a ella, a lo que ella respondió -yo también siento algo muy fuerte por ti pero... necesito algo de tiempo- a lo que acepte sin más con mi corazón en sus manos cada momento junto a ella se convertía en un pequeño paraíso en la tierra en el que me sentía realmente vivo pero eso no duraría...

Pequeñas - Grandes HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora