Vas a morir.

442 10 0
                                    

Silencio, completo silencio. Trato de calmar mi respiración y el temblor de mis manos. Tomo con fuerza la Colt 45. No podré estar escondida toda el día, abro la puerta lentamente mientras levanto el arma. Nada. Al frente tengo unas escaleras de metal que llevan hacia un pasillo que da hacia la izquierda. A mi derecha se encuentra una ventana abierta donde se reflejan las sombras de los árboles y algunos rayos del sol. A mi izquierda está una mesa de comedor y sobre ella se encuentran papeles regados. En el centro del techo hay una lámpara de tres bombillas con sólo una encendida. Los otros dos están quemados. La sala es pequeña, un poco oscura y huele a encierro, ¿Por qué siempre me tocan los lugares tenebrosos?

Escucho un ruido, pasos. Mi mirada se dirige a las escaleras y trato de moverme. Tranquila, será fácil. Subo escalón por escalón tratando de hacer el menor ruido posible. Me quedo inmóvil en el quinto escalón y agudizo el oído. Otro paso, más cerca. Le quito el seguro al arma y me preparo para disparar. Mi respiración es pesada. Termino de subir, cruzo a la izquierda y ahí está, apuntándome con un arma.

-Hola, pequeña.-dice, con una sonrisa.

-Hola, maldito bueno para nada.

-¿Sabes lo malo que es irrumpir en la casa de alguien?

-Si a esto le llamas casa, pues vaya, qué enfermo que estás, William.-digo, con una sonrisa burlona.

Su sonrisa se desvanece y su rostro cambia hacia una expresión de odio. Se acerca lentamente, sin dejar de apuntarme.

-Te recomiendo que no te acerques. Puedo disparar cuando me plazca.-tengo que salir de esto rápido.

-Vamos. Hazlo, dispárame.-baja su arma y la lanza al suelo.- Sabes que no puedes hacerlo. Eres una cobarde.

Sonrío y apunto a su cabeza. No tiene ni la menor idea de con quién está hablando. -Me lo estás poniendo fácil, William.

-No eres capaz -dice, y noto que sus ojos se oscurecen. -, siempre has sido una cobarde. La niña huérfana incapaz de defenderse, ¿Te acuerdas de lo que pasamos juntos?

Aprieto la mandíbula. Este imbécil se está pasando de la raya.-Cambié. Me das asco, siempre me has dado asco, hijo de puta, y mejor despídete de tu vida.

Disparo y la bala da directo en su pecho. Hacerlo sufrir con una muerte lenta se veía como una buena idea. Se queda inmóvil por un momento y luego cae al suelo. Espero que, con éste, el dinero que me den sea grande. Fue fácil, muy fácil. -En verdad muy fácil.- Frunzo el ceño. En verdad fue bastante fácil y conociendo a William, él no se entregaría así como lo hizo. Que más da, lo que importa es el dinero.

Camino hacia él, me agacho y tomo su arma. Miró el cuerpo en el suelo. Tiene los ojos abiertos, esos ojos color esmeralda, llenos de perversión y rencor, con los cuales me está mirando. Le sonrío.-Espero que te pudras en el infierno.

Me levanto y camino lentamente hacia la puerta. La abro y antes de cerrarla, apenas logro oír sus palabras como un susurro que se lleva el viento:

-Vas a morir, Nina. Lo juro por Dios.

Killer love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora