one-shots nalu

▪︎ It Ain't Me/Part one.

¿Final feliz o final infeliz?

Ustedes dicen.

Aviso que está sin corregir,
como siempre :v

***

Inspirado en It Ain't Me
de Selena Gomez y Kygo.

***

―Tengo un sueño.

―¿Cuál es?

―Volver a beber whisky contigo hasta la madrugada.

Hizo el esfuerzo por sonreír, pero distinguí más tristeza en sus ojos que nostalgia. Aprisioné sus dedos entre los míos, pero ellos eran más fríos que las ventanas en época invernal.

El vaho a desinfectante y encierro era ostentoso, sabía que él se ahogaba entre las paredes blancas y las sábanas ásperas. Sin embargo, aún mientras Natsu se esforzaba por hacerme olvidar en dónde nos encontrábamos y por qué estábamos allí, cada vez me costaba más mantener mi compostura al verlo todos los días en la misma posición, con la misma ropa y el mismo deseo.

Veinticuatro años de vida, cinco conmigo a su lado y tres últimos sin mí en ella. Había sido una decisión más suya que mía, pero así Natsu lo había querido.

Aquella noche primaveral fue helada. Una noche en la que había llorado hasta sentir que mis ojos quemaban y mis pestañas eran arrancadas con rencor; el dolor había sido incurable.

Luego de hacer el amor en la oscuridad y con las millones de estrellas iluminando el suelo de la habitación a través de la ventana... Él había sido cruel. La felicidad y el amor que yo respiraba en la habitación se había extinguido con sus palabras.

―¿Sabes cuánto te amo, verdad?

Lo miré con suma extrañeza. No tenía duda alguna que él me amaba a mí tanto como yo a él. Y el tono con el cual habló fue sospechoso, confidente, y más cuando sus ojos verdes me tuvieron en la mira cual persona insegura.

―¿Qué sucede? ―pregunté preocupada.

Natsu desvío su mirada de mí hacia la ventana y respiró profundamente. Frunció los labios, pareciendo no saber cómo dirigirme la palabra. Su mandíbula estaba contraída y cuando menos me lo esperé, de tantas veces que él había comenzado a pestañar... sus ojos se habían poblado de lágrimas.

―Natsu, ¿qué...?

―Te amo tanto que duele, ¿sabes? ―me interrumpió, mientras rápidamente escondía su rostro en mi cuello. Sentí mi corazón encogerse tras la humedad de sus lágrimas en mi piel―. A veces pienso que eres lo peor que me ha pasado en la vida, porque me dueles tanto hasta el punto de ser masoquista. Y te odio, Lucy. En serio lo hago.

―¿Qué estás diciendo?

No comprendía qué decía. Su actitud era un enigma para mí. El dolor atravesaba mi pecho cual cuchillo al rojo vivo. Y mientras seguía oyendo sus palabras, sentía el cuchillo encarnarse más en mí.