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Esto debería ser la cosa más ilegal que he hecho en toda mi vida. Estoy prácticamente sentado con Jimin en una mesa de, justamente, la cafetería donde trabaja JungHwa.
Según esto, mi amigo pasó toda una semana investigando los dos trabajos que la chica tenía, recordando que había perdido su tercer trabajo la última vez que la vi.

—¿Debería pedir el cheesecake o la tarta de manzana?

—¿Qué? —fruncí el ceño al escuchar a mi amigo.

Giré mi cabeza hacia su dirección encontrándomelo con una carta en manos tapándole la mitad de la cara, cuando me escuchó mi voz bajó esta por fin dándome vista a sus ojos.

—Yo digo que deberíamos pedir algo, no hemos visto a la chica y está mal no comprar nada. Sólo estamos calentando el asiento.

—Esta cafetería es para chicas, Jimin, ¿has echado un vistazo a tu alrededor?

Mi compañero terminó de bajar por completo la carta dejándola sobre la mesa de madera, en un intento por ser "discreto" giró a hacia la izquierda encontrándose a unas chicas sentadas en sus propias mesas a unos metros de distancia cuchicheando. A otra mesa unas sin-vergüenzas estaban tomándole fotos a este egocéntrico, este reaccionando sonriendo y saludando a la cámara.

Puse los ojos en blanco fastidiado por la actitud de Jimin, no estábamos aquí para que el obtenga chicas.

Mi actitud cambió cuando pude ver una cabellera negra con mechones ahora rubios atados en una cola. Mi espalda se irguió enseguida. Estaba de espaldas, pero los aretes en su oreja izquierda la delataban.

Sonreí de lado al tiempo que me levantaba de mi asiento con propósito de ir a hablarle. Una vez cerca de la caja recargué mis brazos sobre la barra y mi cabeza en las palmas de mis manos. Quería verla trabajar, observar como se movía, simplemente observarla me gustaba.

—Señorita, me gustaría ordenar —hablé con la sonrisa de retrasado en mi rostro. Todo en ella me emocionaba, eran más las emociones fuertes como la alegría de verla y la excitación por volver a hablarle que los nervios.

—Claro, disculpe —dijo con un tono de voz suave y meloso, un tono que nunca había usado conmigo por las últimas —e incómodas— veces que nos vimos en su casa.

Corrió dejando un trapo color rojo en la esquina de la barra, una vez volviendo a mí agachó su cabeza buscando una pluma y libreta para escribir dentro de la bolsa de su delantal blanco. Que tierna se veía, por Dios.
Una sonrisa adornó su cara hasta que me vio frente a ella, poco a poco esa falsa sonrisa fue desapareciendo hasta dejar una recta línea que separaban sus labios.

—¿JungKook? P-pero, ¿qué haces aquí?

Me encogí de hombros regresando a mi posición erguida de hace unos momentos. Moví mi pies sobre el suelo.

—Estaba con mi amigo y nos dio hambre. El único lugar que vimos fue este y bueno, he nos aquí.

Ella no dijo nada al instante, yo no me puse nervioso, siempre había sido bueno para mentir, pero el que JungHwa me mirara de aquella forma tan penetrante me daba cierto tipo de miedo, aún así no hubo ningún tipo de acción de mi parte que me delatara.

No fue hasta que chasqueo con la lengua cuando artículo una frase.

—Enfrente de aquí hay un McDonald's.

¿Qué?

—¿Disculpa?

Asintió suavemente con la cabeza—. Justo a dos tiendas hay un McDonald's con un gran letrero de la 'M' lo bastante visible hasta para que un ciego lo vea —sonrío triunfante con risas queriendo escapar de sus labios.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2017 ⏰

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