Narra Nía.
Abracé a Silas con fuerza, como cerrando un trato o un pacto entre los dos. Como diciéndole que no importaba lo que pasara, iba a estar ahí para él y dispuesta a lo que fuera por seguir estando a su lado. Luego nos acostamos frente a frente y nos pusimos a mirar el uno al otro un rato. Amaba cuando hacíamos eso. Se sentía increíblemente bien. Luego no sé cómo nos quedamos dormidos, y al día siguiente nos levantamos para hacer nuestras labores diarias. Me bañé, me vestí, desayuné y finalmente salí. Me dirigí hacia el trabajo y como de costumbre iba a identificarme con mi pase poniendo mi muñeca por encima de la maquinaria de identificación, pero ésta no funcionaba. Me detuve en seco mirando mi muñeca, cuestionando qué era lo que sucedía y volviéndola a pasar por sobre la maquina, pero no sucedía nada. No sabía qué era lo que estaba pasando, hasta que llegó una guardia de seguridad y confirmó que mi pase estaba bloqueado. Me dijo que por seguridad debía ir al servicio de concepción, ya que era sospechoso lo que pasaba, así que ya tenía una cita. Era desesperante. Iban a descubrir que tenía el SOS e iban a tratarme, y era lo que menos quería. No ahora que me iría con Silas. Y partí a hablar con él. Iba a explicarle que mi pase estaba bloqueado y las consecuencias que traería eso. Lo encontré en su trabajo, el invernadero, y me paré junto a él. Pareció darse cuenta, porque se detuvo en lo que hacía y me miró.
-Tengo cita en el servicio de concepción -dije de inmediato-.
Me dirigió a un lugar del invernadero donde nadie nos vería y comenzó a hablarme.
-Salimos en dos días. Cuando empiecen a buscarte nos habremos ido. Ignórala. -Dijo apresurado-.
-Mi pase está bloqueado. No podré subirme a ningún tren, ni pasar ningún control -me estaba desesperando-.
-Bueno, es sólo una cita, ¿no? -miró hacia un lado-. No es que vayan a inseminarte.
-Daré positivo en los análisis, Silas.
-Sí, pero no pueden obligarte al tratamiento. Yo estoy diagnosticado y no me han obligado. Las clínicas están saturadas. -Parecía no disminuir mi desesperación-. Oye, sencillamente te dirán que has dado positivo y que veas a tu médico cuanto antes, eso es todo. -Asentí insegura aún-. Y luego te vas. -suspiré-. Nada ha cambiado. Nos vamos el sábado en el tren de las diez. Has perdido todo un turno, ahora tienes que volver. Yo iré cuando termine y nos vemos detrás de la clínica.
-De acuerdo -dije, y me fui-.
El miedo aún no se salía de mi cuerpo, pero tenía que ir a la cita del servicio de concepción sí o sí. Así que apenas terminé de conversar con Silas, me fui a la clínica. Di un respiro de desahogo y entré. Conversé con la secretaria de turno y le dije que tenía una cita. Revisó unas cuantas cosas y me pidió que me sentara en la sala de espera. Fui y me senté asustada, esperando que dijeran mi nombre. Mi respiración estaba cada vez más agitada, no podía soportarlo. Pareció una eternidad cuando por fin dijeron mi nombre, me levanté y caminé hacia la sala de revisión. La doctora me dio tiempo para cambiarme y ponerme la bata de la clínica, y luego me quedé sentada en la camilla esperando a que llegara. Y al cabo de unos minutos lo hizo.
-Hola Nía -me saludó-.
-Hola doctora -le respondí-.
-Recuéstate en la camilla, por favor. -Y lo hice-. Voy a tomarte una muestra de sangre, ¿sí?
-Sí. -Agité mi cabeza indicando que podía hacerlo. Lo hizo y comenzó a analizarlo de inmediato, pero no me daba un diagnóstico-. Tengo el virus, ¿no?
-Estás embarazada. -No, no, no. Esto no estaba pasando-.
Narra Silas.
Me quedé pensando toda la jornada de trabajo en lo que me había contado Nía. Pero sólo era una cita. Sólo eso. No le harían nada. Cuando terminé de trabajar, tal y como se lo dije a Nía, me dirigí a la parte trasera de la clínica para encontrarme con ella cuando saliera. Llegué y me quedé esperando un rato. Pasaba y pasaba gente, la monotonía se notaba de lejos, y me empecé a impacientar cuando creí que ya había pasado demasiado tiempo. Caminaba de un lado a otro, esperando ver la cara de Nía sonriendo porque no era nada tan importante. Miraba cada tanto hacia adentro del recinto y Nía no aparecía. Aún no pasaba nada, y ya era mucho tiempo de espera. Decidí irme hacia el frente de la clínica, por si Nía había salido por allá, y lo único que veo es que está siendo casi arrastrada por dos guardias de seguridad. Y de pronto no lo entiendo. Está bien, lleva casi un año y medio con el SOS, pero no creí que fuese de tal magnitud. Salí de ese lugar y me apoyé contra la pared, aguantando las lágrimas que desesperadas rogaban por salir. Fui hacia la clínica de servicio de concepción, y quería saber cuales habían sido los resultados. Me dijeron que Nía estaba embarazada, y yo no lo podía creer. Y me decidí. Iría a pedirle ayuda Jonas.
-¿Qué pasa? -dijo él-.
-Está embarazada. La han citado del servicio de concepción y lo han descubierto. -Dije desesperado-.
-Silas, tienes que calmarte...
-Lo han descubierto. Se la han llevado al DEN -dije casi llorando-.
-Tienes que calmarte, Silas.
-Está bien. De acuerdo, me calmo, me calmo.
-¿Cuando ha sido?
-No lo sé, hará una hora más o menos -no podía dejar mi tono de desesperación-.
-Tranquilo, contactaré con Bess.
-No, no, no, no. No nos ayudará, pídeselo a otro. -Cada vez estaba más agitado-.
-No hay nadie más. Bess es la única esperanza.
-No, no, no.
-Oye. No pueden verte aquí, y menos en ese estado. Vuelve a casa.
-Estoy bien, estoy bien, pero deja que te acompañe...
-Vuelve a casa, Silas. Espera en casa y yo me contactaré contigo...
-Déjame que te acompañe...
-No intentes ver a Nía. -Me callé-. silas, ve a casa. Confía en mi.
-Qué van a hacerle...
-Intenta calmarte. Tienes que estar tranquilo o te darán el tratamiento. -Respiré-. Dame tiempo. Ve a casa y espera ahí. -Y me fui-.
Narra Nía.
Apenas me dijeron que estaba embarazada, la mismísima doctora mandó a llamar a los guardias de seguridad. Me sacaron de ambos brazos de ese lugar. Esto sería mi final y no podía evitarlo. Me llevarían al DEN, y ahí me moriría. Estaba totalmente segura de eso. No hice más que llorar mientras me llevaban a mi destino. Pensé en Silas y en cuanto lo quería y en cuanto quería estar con él en ese instante; pensé en mí y por supuesto en el feto que comenzaría a desarrollarse en mi interior. Fue un trayecto muy largo, caminamos demasiado. Y cuando me tuvieron allá, me pusieron en una silla de ruedas, y me ataron las manos a la silla. Claro, como si estuviera loca. Me sentí de pronto enferma, algo resignada, débil, pero no me rendiría mientras pudiera. Me llevaron por largos pasillos en la silla, y cuando ésta se detuvo, fue en una sala totalmente aislada para mí. Se abrió una gran puerta de metal, me dejaron adentro y cerraron. La habitación no era tan pequeña, era de cemento, pero no había ninguna ventana. No tenía más que la luz tenue qye me brindaban un par de focos largos que estaban pegados al techo. No supe qué hacer una vez dentro y a lo único que reaccioné fue a sentarme en una de las esquinas de la habitación y abrazar mis piernas mientras intentaba no volverme loca. Me tiraba el cabello en actos de desesperación. No sabía qué hacer. Después de lo que supuse fueron unas horas, sentí la puerta abrirse, y me volteé para ver a dos sujetos entrar con una especie de carrito de metal. Me paré desconfiada, y vi lo que contenía el carrito. Eran sedantes, y apenas los ví me rehusé y quise golpear a ambos hombres, pero me cogieron por los brazos, y aunque forcejeé, me dieron una buena dosis. Me volvieron a sentar en la silla de ruedas y me dirigieron quien sabe dónde. Hasta el momento no sabía dónde iba. Llegamos a una enorme sala, con una camilla en medio y al fondo habia una pantalla que cubría toda la pared, y mostraba una imagen del espacio y estrellas fugaces yendo de un lugar a otro. Me acostaron en una camilla, me pusieron una especie de casco transparente que cubría toda mi cabeza por completo, y me amarraron a lo largo del cuerpo: en el pecho, las manos, las piernas y los pies. Ladeé un poco la cabeza, y pude alcanzar a ver que a mi costado había una pequeña mesita con una jeringa muy larga, y un frasco pequeño con un liquido incoloro. Pensé 'sí, aquí moriré'. Ya me sentía sin fuerzas para ese entonces.
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Equals - FinalAlternativo
Science FictionEn una sociedad utópica futurista, las emociones humanas han sido erradicadas y todo el mundo vive en paz. Pero cuando unas enfermedades nuevas surgen, todo cambia para el ilustrados Silas y su ayudante Nia. Ambos están infectados y para sobrevivir...