2.Capitulo

34 4 1
                                    


Y llega la tan temida hora, la del almuerzo.

Ese momento en el que hay que esperar al final de una larga fila de alumnos hambrientos.

Y si os preguntáis el porque de mi miedo al comedor, es básicamente que muchos de los peores momentos que he sufrido respecto a bullyng han sido a la hora de comer.

Todavía recuerdo cómo cinco personas me tiraban sopa a la vez, las risas de todos y como me tuve que ir corriendo de ahí.

Y no, esa no ha sido de las peores.

Y ya sé, que, el pasado, pasado es y ya está, aún que eso no quita que ese terror se aguarde en lo más fondo de mi cabeza.

Me coloco detrás de una chica pelirroja con gafas.

La cola avanza a paso de caracol y mis ganas por irme a por uno de esos asquerosos sándwiches de las máquinas aumentan.

Pero pensar que de postre hay brownie me da la suficiente fuerza como para aguantar diez minutos más.

Cuando por fin he cogido la maldita comida, miro hacia todas las mesas en busca de una que este libre.

Encuentro una al fondo.

Me pongo en marcha hacia mi objetivo cuando me choco con alguien, ocasionando que la puré se derrame en su camiseta.

Buena manera de socializar Eden.

Me aplaudo mentalmente.

Con el miedo corriendo por mis venas, levanto mi vista y me encuentro con unos ojos azules que ya reconozco.

Landon.

Aún que, por algún extraño motivo no parece enfadado, me está sonriendo así que supongo que no se habrá cabreado...

-Lo siento...yo...estaba centrada en otra cosa...¡Ay! Que desastre...- digo , algo frustrada por mi torpeza momentánea.

-No pasa nada.- dice mientras suelta una carcajada.- He sido yo, te e visto y he pensado venir a buscarte para que te sentaras con nosotros y las chicas.-

Vacilo un poco antes de contestar:

-No creo que a Ethan le haga mucha gracia y aún menos a la rubia que está sentada con vosotros... Me estás mirando con bastante asco, así que prefiero no tener líos...-

-La rubia se llama Thania, y no le hagas mucho caso, no es mala tia... No del todo.- se rasca la nuca y me mira con intensidad. -Venga, vamos... ven, por favor.

No entiendo el por qué de su insistencia, pero como me suele costar decir no, acabo diciéndole:

-Vale, vamos. -

Sonríe y me pone la mano sobre los hombros guiándome hacia la mesa.

La mirada dura de Ethan me desconcierta.

Ahora que lo pienso... Creo que lo conozco de algo.

Dejando de divagar sobre si le e visto alguna vez o no, pienso en por que narices le caeré mal.

Lazos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora