01. La leyenda.

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—¿Conocéis la leyenda de las sirenas?

Taehyung levanta la vista de su libro, el espeso silencio de la biblioteca volviendo a ceñirse sobre él. Observa a Namjoon, esperando una explicación, un porqué a la repentina pregunta sobre esos seres de los que a penas sabe. Jimin aprieta entre su mano la del pequeño, mirando inexpresivamente a su mayor mientras que Taehyung mira a éste con ojos parpadeantes de curiosidad.

—¿A qué viene la pregunta? —el de cabellos naranja interroga, sonando tan cortante como era de costumbre.

Namjoon era conocido en su grupo de compañeros por ser así de espontáneo y sorprender a sus amigos con preguntas tanto inteligentes como fuera de lugar. Enigmático, único. Así era Namjoon.

Con un suave movimiento de mano, el mayor gira el libro que tenía frente sus narices y le muestra a los dos pequeños una foto que se les hace tan inquietante como interesante: una imagen de un pájaro con cabeza humana y largos cabellos. Taehyung frunce las cejas y sus ojos se agrandan ante la rareza de aquella imagen, creía haber visto antes esa foto, pero no sabía dónde.

El mayor, sabiendo de antemano lo mucho que al pequeño le gustaban los cuentos fantásticos, comienza a explicar:

—Los griegos fueron los que las crearon. Esto, frente a vuestros ojos, son las sirenas originales, mitad mujeres y mitad aves. No se sabía de dónde venían, pero se dice que una de sus principales características era su voz, ya que poseía una inmensa dulzura y musicalidad. Gracias a su don, atraían a los barcos de marineros; éstos quedaban tan embelesados con tan bella música que saltaban del barco para poder escuchar mejor, pereciendo ahogados en las aguas —el pequeño, quien aún estaba sorprendido y embelesado por la historia, abre cada vez más los ojos mientras que Jimin se limita a sólo oír la conversación por encima. Namjoon continúa hablando—: A pesar de ello, hubo alguien capaz de soportar el canto de las sirenas. Se trata de Ulises, quien en su vuelta a casa tras la guerra de Troya tuvo la desventura de pasar por los dominios de estos seres. Las sirenas tenían una obligación, y era que si algún hombre era capaz de oírlas pero no se sentía atraído por ellas, debían morir. ¡Cosa que tiene bastante sentido, si me preguntas a mí! El caso es que, ya que Ulises quería oír el canto de las sirenas, ordenó a sus hombres que lo ataran al mástil del barco y que ellos se taparan los oídos con cera para no verse implicados en el hechizo de las sirenas.

—Entonces, ¿consiguió oír su canto? —interroga Taehyung, participativo, teniendo sólo oídos para Namjoon. 

—Por supuesto —se apresura a contestar el mayor, continuando la historia—. Cuando pasaron por la zona en la que las sirenas comenzaban con su canto, ninguno de los marineros sufrió daño alguno, ya que no escucharon nada. Sin embargo, Ulises, hechizado por la bella música, suplicó e imploró que le soltaran por el impulso que tenía de saltar hacia el mar, pero los marineros le hicieron caso omiso. Así, Ulises pudo escuchar la música sin sufrir daño alguno y, ante el rechazo sufrido, las sirenas no tuvieron otro remedio que cumplir con su obligación y una de ellas hubo de morir ahogada en el mar.

—Qué tragedia —se limita a decir Jimin. Namjoon suspira ante su indiferencia.

—Si te cruzabas con una, sí, la verdad —continúa explicando el mayor hacia Tae, que era el único que realmente quería saber más de aquella historia—. En algunos folclores era un presagio de mala suerte. A veces también podían nadar en agua dulce y llegar hasta los ríos y lagos y ahogar a sus víctimas, haciéndoles creer que ellas eran personas que se estaban ahogando. Incluso algunas de ellas eran descritas como seres monstruosos de más de seiscientos metros. Pero eso no era lo que yo quería contaros, todo lo contrario —ríe Namjoon, consiguiendo llamar la atención de Jimin por primera vez en toda la tarde—. Lo que solemos asociar con sirenas, mujeres mitad humanas mitad pez, son realmente las sirenas nórdicas. El atractivo que generan proviene, en realidad, por su pelo, generalmente largo y rubio, que acostumbran a peinar recostadas en alguna roca sobresaliente del mar o cercana a la costa. Ellas sienten predilección por los marineros, y tienden más a la ayuda que a la traición. Ellas no matan, como las griegas. Son muchos los casos en los que marineros y guerreros de toda clase se han enamorado de ellas, pues su belleza es característica de un grupo de seres similares y asociados con las culturas nórdicas y célticas. Como iba diciendo, el pelo de las sirenas, y el hecho de peinarse, es una marca de sexualidad y sensualidad que proviene de los siglos centrales de la Edad Media. El agua es símbolo de la pureza, un lugar en el que no puede habitar el mal. La tierra y, en especial, el aire son lugares más peligrosos y es allí donde moran las sirenas griegas. El aire lo lleva todo, lo bueno y lo malo, por eso las sirenas viven en la tierra y tienen cuerpo de pájaro para poder volar; embelesando con sus canciones transmitidas precisamente a través del medio aéreo.

—¿Y para qué nos cuentas esto, exactamente? —interrumpe de nuevo Jimin, haciendo suspirar ya cansado a Namjoon.

—Primero, porque sé que Taehyung ama los cuentos y la fantasía.

—Eso es totalmente cierto —secunda el pequeño, sonriente—. Me ha gustado mucho la historia, gracias —reconoce el chico, totalmente sincero—. ¿Hay leyendas urbanas sobre las sirenas? Ya sabes, más actuales.

—Bueno, se dice que las sirenas y tritones viven más de trescientos años y que, cuando baja la marea, tienen que emerger del mar ya que Neptuno les concede dos horas al día para que encuentren la manera de ser eternos en la superficie humana.

—¿Estás diciendo que quizá hayamos hablado ya con una sirena o un tritón y no lo sepamos porque se camuflan durante dos horas como humanos? —ríe Jimin por enésima vez, casi entristeciendo a Taehyung porque no se estaba tomando en serio la conversación.

—No —pelea Namjoon, volviendo a girar su libro para comenzar a leer de nuevo e ignorar a los otros dos—, sólo digo que tengas cuidado porque, como he dicho, las sirenas engatusan a sus presas con su hermosa voz y cuerpo. Cualquier día te encontrarás con una y, oh, podría destrozarte en tan sólo unas horas. Y ya ni me refiero a físicamente, a matar, no; podría romperte el corazón y no te darías cuenta hasta que aquello finalizase con tu muerte. ¿Sabes que se puede morir de tristeza y amor, Jimin? ¿O crees que eso es también fantasía?

Jimin cierra los ojos con fuerza y tensa su mandíbula inconscientemente. Le había enfadado, cada pequeño aspecto de esa conversación le había enfadado. Y nadie quería ni debía cabrear a un alfa, nunca, era algo básico. Pero Namjoon era demasiado valiente.

—Jimin, me haces daño —susurra el pequeño. De pronto, el nombrado se da cuenta de que le estaba agarrando la mano con demasiada fuerza. Le suelta con asco y decide marcharse de la biblioteca sin mediar palabra con nadie.

Taehyung, quien se ve triste, mira a Namjoon en busca de unas palabras de compasión o cualquier cosa que pudiera tranquilizarle, pero no había nada que el mayor pudiera decir. Jimin era así siempre y no tenía solución.

Deambulando por la calle y aún pensando en el mito griego que le había narrado su amigo, suspira. Seres acuáticos y de belleza inusual, frágiles. Las leyendas comentan que su piel es de una blancura increíblemente brillante. Sus cabellos, rígidos y delgados, parecen hechos del más fino cristal y repiten el azul intenso de los icebergs. Suben a la superficie durante ciertas noches de cielos claros y abiertos y la razón de éstas esporádicas apariciones en la superficie se explica por su coquetería ya que se decía que, de tanto en tanto, se bañaban con la luz de la luna para platear sus cabellos.

Seguro que habría de algunas que evitaran escrupulosamente cualquier contacto con los seres humanos, especialmente con los hombres, de eso Jimin estaba seguro. Y si eran tan frágiles, no podrían salir a la superficie si hacía sol; podrían quemar su hermosa piel blanquecina.

—Mierda, ese idiota de Namjoon está haciendo que me vuelva loco. 

Caminando sin sentido ni rumbo por las calles, jamás se le cruza el pensamiento por la cabeza de que quizá sí que sea verdad todo ello y ya haya conocido a uno de esos seres mágicos y no lo sabía. Aunque esa misma semana saldría de dudas y se daría cuenta de que la leyenda no era pura fantasía.

A veces, las leyendas y los mitos se hacen realidad.

© kanekiishappy.

El mito de las sirenas ➳ JiKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora