1.-Sally
Me despierto húmeda y amodorrada en mi cama, esta noche había tenido pesadillas, ya era normal pues las tenía desde que todo ocurrió, así que sin darle importancia, me muevo lentamente hacia mi espejo, me devuelve una chica menuda con pelo castaño y enmarañado, no se por que siempre lo hago, ¿Me va a dar algo diferente?, no creo.
Me dirijo al baño, como siempre, y como siempre enciendo el grifo, me desnudo, y espero a que el agua salga caliente. Una vez que el vapor me indica que el agua está en su punto justo, me meto, me enjabono bien el pelo y me lavo el cuerpo con una manopla, me gusta el taco del frío jabón con el calor del agua sobre mi cuerpo, hace que me termine de despertar, cosa que se agradece. Termino de bañarme y me visto, con una gran sonrisa en la cara.
Soy una chica especial, tengo cierta... Habilidad de la que no me gusta hablar, y por la que mi madre no me deja salir, mi mundo se encuentra entre cuatro vallas, y un atisbo de libertad a través de mi ventana, ella me da clases y me educa, pero hoy era un día especial, hoy ibamos a ir al zoo, así que preparada, salgo al recibidor de mi casa, aunque en realidad no se le puede llamar casa, pues viviamos en un piso en Memphis, Teenessee.
Mi madre me estaba esperando, ella también sonreia, me cogió de la mano, fuerte, muy fuerte.
-Mama, me haces daño-digo haciendo una mueca
-Oh! lo siento!-dijo mientras apretaba menos- pero bueno, es que esoy un poco nerviosa-me mira seria- quiero que sepas que como hagas una de tus... cosas raras no vas a volver a salir del apartamento, entendido?-me mira aun mas seria, y así es, esa es mi madre, mi alcaide.
-Entendido, no pasará nada-sigo sonriendo de manera forzada mientras mi madre abría la puerta y nos preparábamos para salir.
El viaje en coche fue largo, pues nosotros nos encontrábamos en la otra punta de la ciudad, y yo no estaba acostumbrada a viajar, en cuanto llegamos salí dispara hacia la puerta, y mi madre corrió detrás de mi, agarrándome otra vez de la mano, fuerte.
-Prohibido separarse de mi, si lo haces nos volvemos a casa-dijo seria, si, otra vez me había vuelto a cortar las alas, pero bueno, estábamos en el zoo, que es lo que importa, hoy era el día en el que cumplía 12 años, y quería que todo fuese perfecto, así que me dirigí primero a los monos, después a los suricatos, mas tarde a los rinocerontes, y así hasta que llegué a los leones, eran unas bestias preciosas a la par de temibles, me gustaron mucho, me asomaba, cuando un momento, sin saber por que, me caí, hubo un tiempo en el que estaba en shock, y dspués lloré, cosa muy mala por mi parte, pues uno de los leones se fijó en mi, y vino caminando despacio, era presa del miedo, estaba contra las vallas, y la criatura cada vez mas cerca, pero entonces, estallé en llamas.