Narra Léa:
El conductor lleva diciendo desde hace una hora que falta muy poco para llegar, pero de una forma u otra, los minutos pasan y aquí sigo con el culo como una tabla de planchar, con más de medio libro leído.
No sé como es Baltimore, no sé lo que es nada que esté fuera del perímetro de Richmond. Somos muchos hermanos, cuatro y además mi padres, sus sueldos nos dan para comer, mantener nuestra casa en condiciones, pagar nuestras facturas y recibir una paga de 15$ a la semana, si es que Ethan trabaja y no tienen que darle paga, entonces serían 10$ a la semana.
Tardaríamos años en ahorrar un simple viaje a Disneyland en Orlando. Pensamos en ir una vez en coche, dormir en un triste motel durante dos noche y volvernos, pero a ver quién aguanta a Chloé 10 horas de ida y 10 horas de vuelta. Luego nos dimos cuenta de que necesitaríamos dos coches y que volvería a ver más dinero de lo que podemos permitirnos.
He podido ahorrar para este viaje porque he vendido muchas cosas mías, desde ropa hasta libros, objetos que estaban en el sótano y no usábamos, todo lo que podía y sabría que mis padres no notarían. También he trabajado. Mientras que supuestamente estaba en la biblioteca haciendo trabajos o estudiando, estaba cuidando a los trillizos de los Wisthom cinco casas más abajo. No se hablan con mis padres porque no coinciden, por lo tanto no había riesgo.
El autobús se para de una vez, hemos llegado más tarde de lo previsto, así que cojo mi maleta y me la coloco igual que cuando me escapé de casa, sin perder tiempo, llevo el libro en la mano y salgo la primera del autobús por la puerta trasera. Corro desesperada a la ventanilla y me pongo en la que menos cola tiene, que son una pareja delante de mi.
Mientras veo que van acabando, voy guardando el libro y sacando a ciega un billete del sobre, no quiero que me vean con un fajo en un sobre, me sigan, me de con un palo en la nuca y me quede prácticamente en bragas en Baltimore. No es lo que necesito.
La pareja acaba y miro el reloj mientras les esquivo y me coloco en la ventanilla. Las 9:28, joder, socorro.
"Hola." Digo con una amplia sonrisa.
"Hola, dime, ¿a dónde vas?" Me dice el chico con una sonrisa. Es joven, bastante, incluso diría de mi edad y eso me sorprender.
"Un billete a Filadelfia, por favor." El chico asiente, aún con la sonrisa en la cara. "¿Cuándo es el próximo?" Pregunto nerviosa.
"Pues normalmente no vendemos billetes cinco minutos antes de la salida. El próximo en teoría es el de las 10:00, pero te veo apurada, así que daré la orden de que te esperen y te vas en el de las 9:30." Dice alzando las cejas repetidas veces mientras saca el billete.
"Dios mío, muchísimas gracias, de verdad, me salva la vida." Digo suspirando. "¿Cuánto es?"
"Pues serían 4.50$." Responde. Le doy un billete de 10$, ha sido lo que ha salido del sobre y no podía pararme a buscar un billete de 5$.
"Cóbrate 5$, por favor." Casi le suplico. Ese 'por favor' es un 'no me des monedas que me muero ahora mismo para saber dónde coño meterlas'. Sin más asiente y me da un billete de 5$ con el billete del autobús, sonrío y le digo adiós con la mano mientras que huyo a las pantallas con los autobuses.
Andén 2.
Corro como una loca hasta él, el conductor aun así tiene la maldad de hacerme señales con las manos de que me de prisa pero no puedo más, así que continúo a mi ritmo y una vez que llego le entrego el billete, lo rompe en dos, se queda con un trozo y yo con el otro. Subo y me voy al final del todo, no hay casi nadie así que me cojo dos asientos y me acomodo todo lo que me da la gana.
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Catfish
Fanfiction¿Qué pasa cuando eres tan ingenua como la gente de tu alrededor te dijo? ¿Qué pasa cuando estás a miles de kilómetros de casa, sola, en plena calle, sin saber dónde ir porque jamás habías estado en Nueva York? ¿Se pondrá la suerte de tu lado o quizá...