06

499 39 8
                                    


Amelia bajó las escaleras y caminó hasta la entrada de la mansión en dónde Charles se encontraba.

—¿Lista?

—Lista.

—Perfecto, sígueme —tras decir aquello Charles y Amelia emprendieron la caminata hacia el lago del bosque.

Mientras más se acercaban a su destino Lía quedaba totalmente encantada con la flora del lugar.

Definitivamente ahí todo era magnifico.

—¿Todo es así desde que compraste la mansión?

Charles la miró mientras caminaban.

—No en realidad —admitió parándose junto a un árbol que estaba situado frente a su destino—. Éste árbol, por ejemplo, lo plantó mi abuelo. Fue mi lugar de lectura y refugio en mi niñez, creo que es mi favorito.

—Ya lo creo —Lía miró las distintas tonalidades de verde en las hojas—. Además da muy buena sombra.

—Una de sus muchas ventajas, ¿Comenzamos? —Amelia asintió mirando el agua cristalina—. Bien, lo primero que quiero que hagas es levitar cinco burbujas de agua.

La castaña asintió y a los pocos segundos cinco burbujas se encontraban frente a ella.

—¿Crees que si juntas un poco más de agua puedas formas alguna figura?

—¿Algo cómo qué?

—Algo simple, puede ser una esfera, una bota, incluso una estrella.

Intentando no perder el control, extendió ambas manos en dirección al agua levitando un poco más de la que ya tenía y con su vista fija en ella intentó darle forma. Cuando al fin comenzó a tomar forma de pronto las gotas cayeron salpicando un poco a la chica.

Inmediatamente ella se giró a Charles.

—¿Otra vez? —pregunto.

—Tenemos todo en tiempo que queramos, puedes volver a intentarlo.

Al igual que la vez anterior el agua comenzó a adquirir forma poco a poco hasta que por fin pudo formar una perfecta estrella de de picos. No supo como lo hizo pero al momento de apretar su puño la figura se transformó en una sustancia gelatinosa para después pasar a un estado de cristalización.

Tal fue su sorpresa que dejó caer la pieza a la orilla del lago. Charles rápidamente se inclinó para tomar la estrella.

—Esto es impresionante —la elogió mirando la pieza en sus manos para después pasársela a Amelia—. ¿Cómo lo hiciste?

—No tengo idea —admitió la joven aún asombrada—. Sólo pensé en el collar que mi amiga Keira tenía hace algunos años, si pienso en él es muy parecido a esto.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ondine ▶ Charles XavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora