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Habían pasado dos semanas que para ti habían sido como dos años. Se habían hecho eternas. Pero para ti también había sido duro, porque habías tenido que explicar a tus compañeros, a tus amigos y a tus conocidos, tanto de Internet como de vista, que te ibas sin dar demasiadas explicaciones. No podías explicar exactamente que te ibas, pero debías hacer algo similar porque no sabías cuanto tiempo te iba a tomar todo esto que tenían preparado tus padres. 

Ese día no habías podido dormir. Te habías dedicado a hacer la croqueta por toda la cama mientras la deshacías, como solo tú sabes hacerlo, mientras escuchabas tus canciones en tu MP3. Parecía que él también estaba nervioso, porque no paraba de poner las canciones más cañeras de todo su repertorio. Más que una noche, parecía un concierto. Al final, te levantaste a las 7 después de escuchar casi todo tu MP3 - y tienes como 1000 canciones - y te pusiste a desayunar un gran banquete de comida. Te hiciste tostadas con mermelada, cruasanes rellenos de Nocilla, galletas y un gran bol de leche con cereales. Cuando estás nerviosa, devoras todo lo que ves.  Cuando tu madre se despertó a las 8 y vio todo lo que te habías comido, te abrazó suavemente acompañado de un "ya verás como no es tan malo".

"Gracias mamá, te ha quedado muy bien" pensaste, pero no lo dijiste porque una galleta bañada en yogur lo impedía. 

Tu madre también desayunó, pero menor cantidad que la tuya, y empezó a moverse por toda la casa; despertó a los hombrecillos de la casa a gritos, y empezó a preguntar si ya lo teníais todo. Revisó que no os dejarais nada en casa, y empezó a limpiar. Sí, tu madre es la mujer que, aún teniendo que largarse de una casa, se dedica a limpiarla. Tienes a la madre más escrupulosa y maniática de todo el Sistema Solar. Y tú...eres la desordenada que saca de quicio a tu madre. 

Cuando tu hermano bajó, desayunó y empezó a jugar a la DS. No sabías como decirle que ya nadie juega a la DS y que, como se dedicase a jugar con ella, se le agotaría la batería en nada, pero te daba mucha lástima y te callaste mientras te reías por dentro pareciendo maléfica. Tu padre también desayunó y se vistió de traje. Parecía que todos se habían arreglado para ir a una reunión importante, cuando lo único que haríais sería viajar a un país. Inglaterra, pero un país. 

Cuando sonó el timbre, tu madre empezó a tartamudear y se puso rígida. Al ir hacia la puerta, parecía un Robocop y tú no pudiste evitar empezar a reírte como una descarada. Antes de abrir la puerta, tu madre te fulminó con la mirada y pusiste cara seria. Al abrir la puerta, viste a los dos personajes, pero hoy iban de gris.

"Que monos van los dos con el mismo traje" pensaste. Pero lo que menos importaba en ese mismo instante era el traje de color gris de esos señores, la verdad. Te importaba más lo que llevaban en el maletín. Había llegado el momento. El momento que siempre habías soñado, pero de diferente manera. Soñabas con viajar a Reino Unido con tus amigas, y disfrutar del estilo de vida británico sin preocupaciones ni responsabilidades, y ahora tenías una responsabilidad de hermano y dos preocupaciones como padres.

Todos cogisteis la maleta y os dirigisteis a la puerta. Tu hermano hizo que lloraba y tu padre le pegó de broma. Sería la última vez que veríais esa casa, esa puerta, ese portal. Sentiste una especie de melancolía, pero también alegría. Era raro. Os subisteis a una limusina que os llevó al aeropuerto. Durante el camino, nadie habló. Preferisteis disfrutar de las vistas de Madrid por última vez. Al llegar, os dirigieron al mostrador de Monarch. Facturasteis la maleta y durante las dos horas que faltaban para el vuelo, los hombres de "gris" os explicaron el proceso que haríais hasta llegar al Aeropuerto de Londres. Allí os recogerían dos hombres más, esta vez de marrón. Ellos eran ingleses pero sabían hablar español y serían vuestros colaboradores a partir de aquel momento. Ellos serían vuestro único punto de encuentro y con los únicos que podríais hablar español. Vosotros deberéis hablar inglés, pero sabes perfectamente que no será así. De momento podíais fingir que erais una familia normal que se iba de viaje, y al subir al avión, tendríais que empezar a simular vuestra vida británica. Erais una familia que vuelve de vacaciones. En pleno mes de Enero. 

Esas dos horas antes de embarcar se te hicieron eternas. Te pusiste a mirar las tiendas del aeropuerto, pero todo era carísimo y muy feo, según tu gusto. Tu hermano se pasó todo el rato mirando el reloj y diciendo que ya faltaba menos. Le arrearías un guantazo si no fuera porque te temblaba el pulso y parecías una abuela. Tus padres, en cambio, parecían los seres más tranquilos del mundo. Crees que en el café de esta mañana se habían puesto Valiums y ahora andaban drogados, porque si no, no lo entendías. Cuando llegó la hora, tu hermano y tú empezasteis a poneros muy nerviosos y a chillar, mientras que vuestros padres parecían que viesen angelitos celestiales volando. Os subisteis al avión y te tuviste que sentar sola con dos desconocidos más. Tú estabas en la ventana, y agradeciste el estar sola durante un rato. Necesitabas asimilar todo lo que te venía encima, y tenías ganas de escuchar canciones lentas para relajarte. Después de tu concierto nocturno a base de rock, necesitabas tu descanso diurno a base de pop. 

Sin darte cuenta, llegasteis a Londres. No miraste por la ventana porque estabas demasiado concentrada en tu música y en tu momento íntimo, pero te hubiera gustado disfrutar de las vistas. Después os tocó correr porque vuestro equipaje sería el primero en salir, ya que ese avión estaba casi vacío. Y después tuvisteis que apañaros para entender donde estaba la salida por la cual tendríais que salir. Al salir por la puerta que os tocaba, visteis a dos hombres de marrón con gafas de sol y muy repeinados. Fuisteis hacia ellos en plan familia feliz, pero al quitarse las gafas, tenían una cara de seriedad que os borró vuestra sonrisa de la cara. 

- Hola. Somos Anne y Jamie. A partir de hoy, deben confiar solamente en nosotros. Nosotros somos los únicos con los que deberán hablar castellano. Si necesitan cualquier cosa, deben comunicárnosla y se la haremos llegar. Ahora, sígannos hasta su nueva casa.

Nos tocó subirnos otra vez en una limusina. Con la diferencia de que esta limusina se conducía por la derecha. Se os hizo raro, pero tendríais que acostumbraros a ello.

Cuando os quisisteis dar cuenta, se había parado delante de una mansión enorme. Era de color blanca con las puertas negras y una linda valla de color marrón ocre. Pensabas que estabas delante de una mansión de un famoso en vez de delante de tu próxima casa.

Entrasteis. 

- Ahora, os aclararemos exactamente que hacéis aquí. ¿Preparados para saber realmente la verdad?

- Sí. - dijiste.

- Claro que sí. - afirmó tu hermano.

- Por supuesto. - dijeron al unísono tus padres.

- De acuerdo. Empecemos. - empezó Anne.

Nobody ComparesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora