Tengo un Secreto ¿Puedes Guardarlo? (Harry & Tu) ~TERMINADA~

Capitulo 43~

Use somebody - One direction

#I've been roaming around always looking down at all I see. Painted faces build the places I can't reach. You know that I could use somebody, yeah. You know that I could use somebody, yeah. Someone like you, and all you know and how you speak. Countless lovers under cover of the streets. You know that I could use somebody, you know that I could use somebody. Someone like you. Off in the night while you live it up, I'm off to sleep. Waging wars to shape the poet and the beat. I hope it's gonna make you notice, I hope it's gonna make you notice. Someone like me#

POV Harry.

Digamos que mi plan de ignorarla se estropeó por completo cuando Chace y Liz desaparecieron entre la multitud. Sería demasiado cruel ignorarla estando los dos solos, además de que para mi ya era difícil ignorarla antes ahora sería imposible. Luego de proponerle que finjamos que nada pasó anoche y que ella aceptara entramos al parque. Caminar a su lado me hacía sentir.. extraño. Aquel sentimiento que uno no puede poner en palabras, ese hormigueo que recorría mi brazo cuando ella lo rozaba debido a que la gente nos empujaba donde fuera que camináramos. Aquel sentimiento al mirarla por unos segundos y ver que de ella resaltaba entre la multitud de personas como si brillara. Esos sentimientos que todos conocemos pero pocos estamos dispuestos a admitir. Luego de unos minutos de caminar propuse un juego.

—¡Vamos allá! —me salió sin que lo pensara dos veces, como si ese niño del que habló Chace hubiera tomado las riendas el día de hoy.

—¿Autos chocones? —preguntó divertida elevando una ceja.

—Bueno, si quieres podemos.. —pensé otro juego para proponer pero rio y me miró sin borrar aquella sonrisa.

—Vamos —le devolví el gesto y juntos caminamos hacia la fila la cual no era muy larga. De más esta aclarar que estos eran autos chocones para adultos, no esos pequeños en los que a mi no me entraría ni una pierna. Al mostrar nuestras pulseras nos dejaron pasar y cada uno subió a uno diferente. Casualmente ella tomó el número 17, mi número favorito y de la suerte tambien, vaya casualidad. Una vez que todos estaban ocupados comenzó la diversión. En este tipo de autos chocones, cuando te chocaban se encendía la placa con tu número y el auto se apagaba, o sea que perdías. Venía chocando a varias personas sin recibir ni un rasguño, intentando ganar, intentando impresionarla pero todo el plan se fue al diablo cuando note que los únicos dos que quedábamos en la pista eramos ella y yo. Pude notar la sonrisa malvada que se escapó de sus labios al tiempo en que pisaba el acelerador y escapaba de mi. Pero vaya que esa rubia conducía bien, en realidad mejor que yo. En un momento estaba por alcanzarla cuando en una curva frenó y provocó que yo chocara contra la esquina. Luego se acercó a la mínima velocidad con una sonrisa y chocó mi auto suavemente, casi como una caricia, provocando que mi número se encendiera y ella ganara. La miré sin poder creerlo y ella se limitó a reír. Ambos nos bajamos y al salir le entregaron un gran oso de peluche celeste de premio. 

—Bueno, se suponía que debía ganar yo y regalarte el premio —dije una vez que caminábamos buscando otro juego al cual ir.

—No te desanimes, de seguro podrás ganar en otra cosa. Es en lo único que soy buena —pero al parecer mentía descaradamente. Tiro al blanco, explotar globos con dardos, ruleta rusa, tejo, ping pong y cualquier otro juego al que nos hayamos acercado. Todos, absolutamente todos los ganó. Ya sus pequeños brazos no podían sostener tantos premios como peluches, bolsas con dulces, comida, entradas a algun lugar gratis, etc, así que me vi obligado a ayudarla. Decidimos caminar hasta el auto de Chace —el cual no apareció en toda la tarde— para dejar los premios ahí y estar más cómodos. Al volver caminamos un poco más adentro de la feria y nos detuvimos delante de una gran atracción. Sentía como la adrenalina me recorría las venas y las ganas de subirme eran imparables. La miré con una sonrisa pero ella en lugar de feliz o emocionada se veía aterrada.