Tengo un Secreto ¿Puedes Guardarlo? (Harry & Tu) ~TERMINADA~

EPÍLOGO

POV __________.

—¡No Harry, te dije que esa pared era morada! —le grité desde el otro lado de la habitación cuando lo vi comenzar a pintar la pared de rosa. 

—¿No es lo mismo?

—No Harry, era una combinación. Ahora tendrás que pintar esa parte de blanco y luego de morado. 

—No pintaré todo esto de blanco otra vez, __________.

—Bien, si no vas a hacerlo entonces —me acerqué y mojé una brocha en el tarro de pintura blanca —hazte a un lado que lo haré yo.

—Estas loca si piensas que te dejaré subir a la escalera. 

—No pasará nada, además tu no quieres pintarla y alguien tiene que hacerlo.

—Tienes siete meses de embarazo, ni en tus sueños te dejaré subir aquí. 

—¡Entonces píntala tú! 

—¡Que importa la combinanción! ¡Quedará bonita de todas formas! ¡Rosada, morada, da igual!

—¿Da igual? —pregunté molesta—. ¡Para ti todo da igual, Styles! —grité mientras tiraba la brocha con pintura al suelo y caminaba fuera de la habitación. 

—Hey, hey, espera —corrió hacia mi y como yo no podía caminar demasiado rápido logró alcanzarme rodeando mis hombros con sus brazos—. Lo siento —susurró en mi oído provocando que mis piernas flaquearan. Odiaba no poder controlar mis sentimientos hacia Harry pero nunca lo logré y no iba a lograrlo ahora tampoco—. Pintaré la maldita pared de morado —susurró mientras besaba mi cuello. Me alejé de él y me crucé de brazos molesta. Odiaba que pensara que con unos besos y unas palabras al oído iba a borrar la discusión que habíamos tenido—. No te enojes, cariño. No fue apropósito —se acercó y pasó sus brazos por mi cintura mientras me acercaba a él dejando mi panza de por medio. 

—Detesto que creas que con unos besos y unas palabras al oído vas a hacer que todo desaparezca para mi —aunque lo lograba nunca se lo haría saber.

—¿Y qué tal si te compro chocolates? —bajé la mirada y fruncí el ceño.

—No es justo, sabes que estoy comiendo como una vaca y que me convences con cualquier golosina.

—¿Chocolates y Nicholas Sparks? —lo miré aun con el ceño fruncido y suspiré.

—Si sigues así tendrás una pelota de esposa. 

—Pero aun así seguirías siendo mi hermosa pelota.

—Eres un idiota —dije golpeando su brazo sin poder evitar reír—. Debo lavar los platos del almuerzo.

—Está bien, mientras tanto buscaré los chocolates —me besó y luego desapareció del pasillo. Bajé las escaleras con cuidado, caminé hacia la cocina y me acerqué al lavavajillas.

—¡Mamá, mamá! ¡Mira el dibujo que hice! —

—Demian, cariño ¿qué te he dicho sobre correr por las escaleras? —pregunté mientras acariciaba su castaño cabello. 

—Que no lo haga porque podría caer —dijo de mala gana—. Pero es que tienes que ver lo que dibujé —habló emocionado.

—Déjame ver eso —dije con una sonrisa mientras tomaba el dibujo en mis manos—. ¿Es un auto?

—¡Es una camioneta! ¿Ves los detalles? Los copié de un libro.

—Te quedó precioso —voltee la hoja y pude ver otro dibujo.

—No, ese no lo mires —dijo intentando quitarme la hoja pero llegué a verlo.

—Hey, es muy bonito, ¿por qué no me dejas verlo?