La Polaca de Myrtha Schalom

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Inmigración, rufianes y esclavas a comienzos del siglo xx

    "Polaca" fue el apodo utilizado a comienzos del siglo xx para llamar a la prostituta judía. Raquel Liberman, la Polaca protagonista de este libro, se atrevió a desafiar con su denuncia a la organización judía de tratantes de blancas Zwi Migdal, que —amparada en la corrupción de la institución policial— engañaba, secuestraba y esclavizaba a mujeres inmigrantes para hacerlas trabaja en burdeles. Ante la acusación de esta valiente mujer, el periodismo de la época apenas le dedicó unos pocos centímetros: el carácter escandaloso del juicio, la concepción machista imperante y los tabúes de una sociedad pacata hicieron que la gesta de Ruchla Laja Liberman —según constaba en su pasaporte— haya quedado prácticamente sepultada durante más de setenta años.

    A través de la investigación minuciosa y apasionada de diarios y libros de la época, Myrtha Schalom comenzó a reconstruir esta historia que luego fue enriquecida con los valiosos datos y fotografías que la familia descendiente de Raquel Liberman aportó. Es así que La Polaca reivindica la memoria de esta mítica heroína cuyo testimonio hizo que más de cien proxenetas fueran procesados. Por fin la historia puede resarcirse con una ficción que le devuelve la verdad de los hechos.

Biografía del autor

    Myrtha Schalom nació en Buenos Aires. Después de obtener el título de Contadora Pública Nacional, se dedicó a escribir, actuar y dirigir. En teatro estrenó Pioneros, Shalom Buenos Aires, Mil palabras, De diásporas y exilios, entre otras obras. Por su vídeo Ojo al piojo para la televisión educativa ha recibido el Premio Martín Fierro 1996 (APTRA). En 1994, 1995 y 1996 FundTv premió sus guiones, y obtuvo varias distinciones internacionales en 1997 y 1998. Es coautora, junto con Martha Wolff, del libro Judíos & Argentinos y ha trabajado en innumerables proyectos periodísticos. La investigación sobre el caso Raquel Liberman, que llevó a cabo con energía y pasión desde 1986, la hizo merecedora en 1993 de l Mención Especial del diario La Nación por su miniserie Te llamarás RaquelLa Polaca es su primera novela.

Prólogo

    Una historia real deviene en novela cuando quien escribe sabe que está haciendo ficción, y eso es lo que yo hice.

    Polaca fue el apodo genérico utilizado para distinguir a la prosituta judía en los años de la inmigración intensa de la Argentina: 1880 a 1930.

    Apenas unos pocos centímetros le dedicó el periodismo en las noticias policiales a Raquel Liberman —esa mujer "de vida airada" como la definió un diario de 1930— cuando se atrevió a desafiar con su denuncia a la organización judía de tratantes de blancas, Zwi Migdal.

    Por el sensacionalismo del juicio, la concepción machista de la historia y los tabúes de una sociedad pacata, la gesta de Ruchla Laja Liberman —según constaba en su pasaporte— había quedado sepultada entre los pliegues de la desinformación por más de setenta años.

    Sin embargo, ella existió y mi protagonista, la Polaca, también.

    La realidad —que suele superar a la imaginación— quiso que en 1992, por azar, se me apareciera la verdadera historia de Raquel Liberman.

   Para Raquel Ferber de Romeo, nieta de la mítica heroína, ver por televisión una borrosa foto de su abuela —que exhibí en el programa Siglo xx cambalache, dedicado a la prostitución en los años treinta— fue la revelación de un secreto.

    Hasta entonces, para seguir los pasos de Raquel Liberman, yo sólo disponía de periódicos de la época y libros que habían reproducido esa única foto con disímiles declaraciones donde la mostraban soltera y sin parientes en el país.

    El cúmulo de casualidades y mi búsqueda me llevarían a estrechar lazos con la familia y, de este modo, reivindicar su memoria.

    El material documental ha sido usado según las exigencias de la trama; lo demás es imaginación y cualquier parecido con personas o hechos reales es pura coincidencia.

    Nombres de personas y entidades difieren según las fuentes.

    A los puristas del lenguaje les pido disculpas por posibles incorreciones: las palabras en idish y hebreo las he escrito con la fonética idish como las pronunciaría mi zeide Jacobo.

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