Agnosia [MarkJin/마크진]

Piezas de memorias rotas

Una cegadora luz. Fue lo primero que logro ver al abrir los ojos. No entendía, ni siquiera un poco. ¿En dónde estaba?, ¿y por qué todo se veía en tan malas condiciones a su alrededor? Su cuerpo se sentía pesado, dolía. ¿Qué era exactamente lo que había pasado? No recordaba, y su vista estaba ligeramente nublada. Tenía la sensación de estar en llamas, y no estaba del todo equivocado...

Una mano se acercó a su rostro, debían colocarle una máscara de oxígeno para que lograse alcanzar la estabilidad, pero aún con eso, se le complicaba respirar. Tenía un mal presentimiento, su respiración, el nudo en el estómago, algo no andaba bien. Estaba acostado sobre una camilla, en el piso. Dirigió su borrosa mirada hacía algo que emitía una alarma, una luz roja. Gente yendo de allá para acá. Lentamente fue incorporándose. Dolía, no sólo las heridas, le dolía sentirse vacío por dentro y no saber la razón.

Un objeto, ubicado a algunos metros de él, llamó su atención. Se retiró la mascarilla de oxígeno y respiró entrecortadamente. Llegó hasta allí como pudo, casi a rastras.  ̶ Joven, tiene que acostarse sobre la camilla ̶  Una voz femenina le indicó, él con terquedad hizo caso omiso. Pensó que no tenía razón aparente para hacerlo, aunque no tuviese muy claro lo que había o estaba pasando.

Una cámara en reproducción.

La alcanzó con dificultad y la tomó entre sus manos. Seguía completa. Un poco dañada, pero seguía grabando. Quizá estaba ahí la respuesta a su actual condición, a toda su incertidumbre.

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El frío viento acariciaba su blanquecina piel. Jinyoung se balanceaba en el borde. Sus ojos se mantenían cerrados mientras su corazón latía aceleradamente. << ¿Realmente es lo mejor?>> pensó. <<No, no lo es>> una vocecilla ajena murmuró al interior de su cabeza. Estaba desesperado. No lograba comprender mucho —mejor dicho, no lograba entender nada— todo lo que había sucedido. Y dolía. Todo su interior estaba hecho pedazos. Sus mejores amigos, compañeros de vida, ya no estaban. Ya no estarían.

Echó su cabeza para atrás, impulsada por un profundo respiro acompañado de un suspiro. Sus lagrimales comenzaban a inundarse de pequeñas y continuas lágrimas. Nada hubiera cambiado si hubiese estado consciente en el momento en el que sucedió, pero no dejaba de sentir culpa. Si tan sólo hubiese hablado con Jaebum antes, sin postergarlo como lo hizo.

Tambaleante. Su figura se mecía. El viento hacía su cuerpo cientos de veces más ligero. La bruma en su cabeza estaba haciendo que tomar una decisión pareciese insignificante. Cerró los ojos con tanta fuerza que una lágrima fluyó debido a la presión. Levantó ambos brazos a sus costados, inhalando, exhalando.

Era momento, lo haría.

Se inclinó apenas algunos milímetros y antes de lograr su cometido sintió como si algo estuviese sosteniéndolo. Abrió sus ojos al tacto y su mirada se encontró perdida en la cotidianidad de las calles. Tragó pesado y giró la cabeza para encontrarse con eso, o mejor dicho ese alguien que lo había detenido.

Sus ojos encontraron la mirada, que era una mezcla de miedo y sorpresa, de una figura delgada masculina. — ¿Q-qué... No lo hagas— Dijo él en tanto tuvo la atención del menor.

— ¿Quién demonios eres tú!?— Preguntó casi a la defensiva, como si el otro chico hubiese hecho mal. Que desde su punto de vista, así era. No tenía siquiera derecho a intervenir en una decisión ajena, mucho menos en una como esa.

—Eso es lo de menos— Respondió el castaño con la respiración irregular —, sólo... no lo hagas.

— ¿Por qué no lo haría? Tú no lo comprendes... — Se deshizo del agarre del desconocido chico, quien tomaba con fuerza la parte trasera de su chamarra.