9 horas para Navidad.

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Acababa de desperdiciar una hora entera en desayunar. Se me había pasado el tiempo platicando con una señora de como 70 años sobre las cosas que detestamos. Era una agradable señora.
Nunca he entendido a las personas que hablan con cualquier desconocido, porque me sucede seguido.
Pero bien, en fin, me estoy saliendo del tema.

Salí del lugar y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Dios, en serio estaba helando. Miré alrededor buscando una dirección a la cual ir, pero ni siquiera tenía idea de qué hacer en ese momento. Tomé mi celular y leí los mensajes,  sonreí leve al ver el mensaje de Jos y lo guardé sin contestar. Prefería los "te amo" a los "te quiero", pero nunca había entendido su preferencia por decirme lo segundo. En fin. Decidí cruzar la avenida y empezar por ahí. Entré a una tienda de peluches y busqué algo lindo. Había demasiado de donde escoger, pero ninguno parecía suficiente. Vi uno de un lobo recostado, probablemente medía más de un metro. Era lo más bonito que había visto en mi vida después de Jos. Por impulso de idiotez lo compré, y no había salido barato. Ahora tenía que cargar una bestia por toda la ciudad. Había sido una pésima idea.

Sin ninguna opción y mucha flojera, tomé un taxi hasta el departamento. El señor de unos 30 años no paraba de hablar, y no paraba de coquetear conmigo. Estaba a nada de bajarme y correr, pero también eso me daba flojera.

Me estaba muriendo de sueño, casi no habíamos dormido la noche anterior. Dejé todo en la mesa y suspiré pesadamente mirando las cosas. Ninguna parecía menos ridícula que cualquier regalo que le hubiera dado ya, incluso hacían lucir al cupón de cervezas como una alternativa razonable. Entré a la habitación verificando que no estuviera Jos y tomé un sueter más grueso.  Y más a huevo que de ganas, salí del departamento y de nuevo comencé con la búsqueda. Tenía tantas ganas de una cerveza, tal vez era la frustración.

Me detuve en una librería. Jos ama leer, así que debía haber algo bueno. Entré y comencé a caminar por los pasillos fijando mi vista en los estantes. Había tantos libros, y todos lucían igual para mí. Él siempre había intentado meterme el hábito de la lectura, pero simplemente no era lo mío. Tal vez llevaba unos 15 libros empezados, pero mi corta concentración me impedía terminar. Y la flojera, claro. Yo sabía qué clase de libros le gustaban a Jos, siempre lo acompañaba a comprarlos.  Era algo así como cuando las chicas llevan a su novio cuando van a comprar ropa: ellos se sientan y le dicen que todo le queda perfecto. Y eso hago yo, sólo camino junto a él y le digo que todos son interesantes. Pero lo único realmente interesante es la emoción con la que me explica la historia al terminar de leerla.

Sacudí mi cabeza y gruñí leve. En serio necesitaba concentrarme.

Caminé hasta el pasillo de "romance" y me vi rodeado de portadas con parejas besándose. Tal vez Jos tenía como la mitad de esos libros. Inflé las mejillas y rasqué mi nuca. Tomé un libro, y después comencé a caminar por todos los pasillos tomando un libro de cada estante.

En ese momento entendí por qué Jos siempre iba conmigo cuando necesitaba algo, nunca puedo escoger una sola cosa.

Decidí ir a pagar antes de querer llevarme toda la librería. Llevé todo a la caja y entregué mi tarjeta de crédito. Apoyé mi barbilla en la pila de libros y suspiré algo fastidiado. Miré como la chica pasaba la tarjeta y momentos después me entregó el ticket, el cual tuve que firmar. Metieron todos a un par de bolsas y me los entregaron junto a la tarjeta de crédito. Me despedí cordialmente y salí de la tienda cargando esos 27 libros que pensaban como ladrillos.

Pensé momentáneamente que habían sido una buena idea. Luego me di cuenta que le acababa de comprar horas y horas de atención que no me daría a mí. Hice un puchero y chillé algo frustrado. De nuevo, un paso más atrás de lo que ya estaba.

Sin nada más qué hacer, seguí caminando buscando una tienda para conseguirle un regalo a Jos que; a) no le quite la atención que me da, b) demuestre lo mucho que lo amo y c) sea el mejor regalo del mundo. El mejor regalo del mundo para el mejor novio del mundo.

Y aún tratando de concentrarme, la idea de que no había hablado con el amor de mi vida en toda la mañana me provocaba necesidad de hacerlo. Saqué mi celular, busqué su contacto entre los demás y lo llamé sonriendo como idiota.

Un timbre.

Dos timbres.

Tres timbres.

Cuatro timbres.

Buzón de voz.

Gruñí y pensé en volver a llamarlo, pero hablar por teléfono no es mi actividad favorita, así que no importaba tanto. Aunque si moría de ganas por platicar un rato con él, y que me regañara por estresarme sin razón.
Entré a nuestro chat al recordar que no había respondido sus mensajes. Sonreí al verlos de nuevo.

"No me digas "te quiero", no me gusta, amor."

"Creo que ha sido el día más largo del año, en serio tengo ganas de que me abraces. Muero de frío."

"Me encontré a una viejita que odia casi todo, como yo."

"Te amo, llámame si tienes tiempo."

Los releí para asegurarme de que no había nada que corregir esta vez y lo guardé.

Suspiré hondo aguantándome las ganas de abortar la misión e ir a buscar a Jos para después disculparme por otro pésimo regalo y miré hacia en frente.

Había dos tiendas: una sexshop y un minisúper. Y aunque lucía muy tentadora la primera opción, tal vez a Jos le gustaría más que por fin comprara el jabón para lavar la ropa que me había pedido un mes antes.

De cualquier forma, acababa de echar a la basura una hora más.

Navidad 2-0 Alonso.


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JosyanBlue 💕

12 Horas para Navidad (Jalonso Villalnela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora