Japón x Argentina

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Mucho de lo que van a ver no estoy segura de que sea real pero es para el fic, ustedes imaginen como si fuera así.

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-Donde se metió este pibe ahora?- se preguntó Argentina a ella misma mientras buscaba a Japón con la mirada. Había un gran evento en el jardín japonés en honor al día en que ambos países decidieron compartir sus culturas y establecer una relación diplomática estable.

Eso sí, había mucha gente lo que le dificultaba a la argentina ver por donde iba, sacó su celular para llamar a Kiku que debería de estar siendo arrastrado por la muchedumbre. Una vez que atendió justo se había chocado con alguien y el celular se resbaló de las manos.

-Nooo~!- exclamó ella mientras el celular caía en cámara lenta *inserte música del ave María* se desarmó en el piso y ella se lo quedó mirando shoqueada.

-Disculpe, disculpeme por favor- detrás suyo un hombrecito de pelo negro y piel como porcelana hacía repetidas reverencias con angustia, tomó su celular y lo armó de nuevo con la misma expresión en su cara, se dio vuelta y le dio un abrazo.

-KIKU!-exclamó levantándolo del suelo con alegría, el otro se había estremecido un poco por el repentino contacto físico con otra persona.

-Suelteme por favor Argentina- dijo él removiéndose un poco, ella lo bajó y le dio un beso en la mejilla, haciendo que el otro se sonroje.

-Bueno, bueno, no pasa nada- dijo ella sonriente mientras le daba unas palmadas en la espalda- Y cómo estás? Seguís viendo novelas gays?

-Ya le dije que es anime y es yaoi- dijo él algo avergonzado- no era que también le gustaban?

-Sí, están re piolas- dijo ella mirando para todos lados- no querés ir a otro lado para hablar? Acá hay mucha gente...

El japonés no dijo nada, solo asintió y siguió a Argentina hasta la casa de té que había atravesando el muelle-camino sobre la laguna.

-Que está haciendo?- preguntó Japón alarmado al ver que Martina quería entrar así como estaba.

-Que pasa?- preguntó, Kiku le indicó que viera como se sacaba las zapatillas y se ponía unas sandalias de madera- ya va...

Ella se acercó y lo imitó antes de pasar como todo el mundo lo hacía.

-Por que las mesas son tan bajitas?

-Porque...nos sentamos en el suelo, en cuclillas- dijo él acomodándose junto a una mesa.

-Osea, de rodillas?

-No, de cuclillas- repitió insistente, Argentina lo miró e hizo una expresión de dolor, no le gustaba mucho la idea de sentarse así.

-Y si me siento tipo indio?- preguntó ella, Japón alzó los hombros y vio la carta que había a su lado.

-Que té va a querer?- preguntó mirándola.

-Mira, no me gusta que me trates de usted, tuteame, te lo digo desde hace un tiempo- dijo ella rodando los ojos.

-Perdoneme, digo...Perdoname- dijo él con la cabeza gacha, ella le acarició el pelo y le sonrió.

-No tenes que disculparte por todo, yo te perdono- dijo ella para familiarizarlo un poco, se le estaba haciendo muy difícil con lo cerrado que era el japonés, aún sabiendo que él también quería salir de su burbuja sin éxito.

Las lemonísticas adventuritas de Fem Argentina-hetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora