Rueda por la cama mientras se lleva el chupetín a la boca, sosteniendo el celular con su mano derecha para prestar suma atención a los consejos de su hermana mayor por cinco años la cual parecía absorbida de histeria.
—Sunhee, no sé qué hacer, esto es raro —le dice en un vago susurro, adaptándose al vaho de cada mañana que salía de su boca tras cada suspiro—. Siento que es peor aún, mi mente se nubla cuando lo veo, estoy nervioso todo el tiempo y ya no puedo tratarlo con normalidad ¿entiendes?
Espera una respuesta pero ella respira ruidosamente desde el otro lado de la línea y se tarda un poco más en hablar, como si explicar sus métodos de perseverar la calma fuera difícil de entender.
—Debes decírselo, quizás si lo haces logres saber algo más de él ¿No crees que estás siendo tonto? —decreta lo último con un resoplido hastiado, sin embargo él la escucha como si estuviera loca. ¿Él declarándose a su mejor amigo así sin más? ¿Qué pasa si lo rechazaba y su amistad fracasaba por ello?
«¡Jamás pasará eso!»
—Hee ¡por favor! No podría hacer eso, me conoces más que nadie —espeta con fuerza, mordiendo el chupetín mientras vuelve a rodar sobre la cama y quedar de estómago sobre ésta—. Ya... ya es difícil compartir departamento con él.
Sunhee libera un suspiro estresado porque no podía entender que su hermanito fuera tan cabezota; las señales eran obvias, sin embargo Kyungsoo no quería ver lo que tenía frente a sus ojos.
—Bien, ya te di mi consejo, espero que te sirva de algo y si no es así, pues márcale a Seungsoo —ella le dice más que histérica y cansada para luego colgarle.
Kyungsoo abre los ojos y mira el celular fijamente, debatiendo en si tomarle la palabra a su hermana. Pedirle un favor a su hermano mayor por tres años sería la peor maldición, el chico estaba loco de los pies a la cabeza y más aún cuando está a punto de debutar como solista en una empresa de entretenimiento de Seúl.
— ¿Qué haré? —se pregunta berrinchudo, haciendo piruetas sobre la cama mientras su cabeza comienza a maquinar su ataque.
Sentir esas hormigas picándole el estómago cada vez que tiene a Jongin cerca o la necesidad constante de apartarse e irse a duchar para enfriarse cuando tiene contacto de piel es bastante... cansador. El chupetín se desliza por su lengua hasta caer sobre la alfombra blanca que tiene para su cachorrita Sang, la cual fue sacada a pasear por nada más ni nada menos que Jongin.
«No quiero recordarlo»
Se cubre la cabeza con la almohada y gime de irritación, amortiguando sus rezongadas con la funda. Ya no podía soportar el hecho de que Jongin le esté preguntando todos los días el por qué se comportaba incómodo y tenso con él, a Kyungsoo no le quedaba otra excusa que decir: «Buscar una carrera que me guste me tiene más que agotado ¿no crees?» y risa nerviosa aparecía tras decir lo mismo de todos los días.
Pero en parte era por eso. Ha estado buscando o ayudándose a encontrar una carrera que le favoreciera en la economía, que su sistema nervioso llegó hasta el punto de necesitar un psicólogo y muchas píldoras para el estrés. Jongin está siguiendo su sueño de ser bailarín junto con sus amigos estrellas, y él, bueno él trabajaba como repartidor de pizzas por las noches.
«Tío-shi, te necesito...» Insung era su tío, el favorito, el hombre que se desvive para complacerlo en todos sus caprichos con tan sólo ver la sonrisa de su adorable niño. El hombre tenía unos cuarenta y tantos años, cuya edad parecía no afectarle en nada. Nada, nadita. Era el único que lo animaba a seguir un sueño que aún seguía persistiendo.
—Soo, abre la puerta —la voz de su amigo retumbó por la habitación, propinándole golpizas tras golpizas a la pobre madera de su puerta; Jongin parecía estar furioso por el timbre crudo de su voz. ¿Y ahora qué hice?
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BestFriends «KaiSoo»
Fiksi Penggemar»Kyungsoo comienza a sentir su corazón acelerarse cada vez que Jongin se acerca y lo abraza, su calor corporal se vuelva caliente y sus pupilas se ensanchan y toman un brillo diferente cuando lo observa desde la distancia. Siente que ya no es el mis...