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Luke:

Estaba comiendo, con mi familia, tranquilo, como una familia normal. Cuando recibí una llamada de Thine, mi mejor amiga. Contesté.

—Hola Thi...

—Cállate, hay un problema. ¿Qué tan rápido puedes llegar al hospital del centro?

—¿De qué hablas, Cristhine? — todos en la mesa voltearon a verme atentos.

No había ni siquiera empezado a comer.

—Solo ven al hospital ya mismo.

—No voy a ir a un hospital, oye, estaba comiendo— mis hermanos voltearon a verme, mi mamá abrió su boca y mi papá seguía comiendo.

—Es Brennda... — ¿Brennda? Sí, ya me convenció.

—Ya voy para allá.

Me paré de la mesa, agarré mi celular y corrí a la sala por las llaves del auto.

—Luke, hijo ¿Qué pasa? — frunció el ceño confundida.

Abrí la puerta.

—Solo, volveré luego. — salí corriendo hacía el auto.

—¿Luke? ¡Luke!— me llamó.

Abrí la puerta del conductor y entré, lo encendí y salí rumbo al hospital.

Por suerte para mi, ese hospital quedaba muy cerca de mi casa así que en minutos ya estaba estacionando.

Fui directo a emergencias como me había dicho Thine en un mensaje y la encontré sentada en la sala de espera juntos a dos señores y una niña. Cristhine se levantó de su silla y llegó donde estaba.

—¿Por qué está ahí adentro, Cris? — fue lo primero que dije.

Ella volvió a sentarse junto a la señora. Me senté a su lado.

—Cris... — ella volteó a verme y llevó su mirada a la señora a su lado.

Cristhine abrió la boca pero fue interrumpida por la señora del otro lado.

Vi a la señora, se veía de unos cuarenta años, como mi mamá, tenía el cabello negro hasta los hombros y ojos cafés claros.

—¿Qué eres de mi hija? — preguntó.

Si ella es la mamá de Brennda, pues Brennda ha de parecerse a su padre, que imagino, es el señor al lado de esta señora.

—Soy su amigo— aunque desearía ser algo más.

Brennda me gusta, me gusta gusta. No voy a decir que desde que la vi porque es mentira. Cuando la vi me pareció muy linda. Pero nada más, porque a mi todavía me gustaba Jane. Claro, luego pasé más tiempo con ella y empecé a sentir cosas. Quería saber que me estaba pasando, que hasta la invité a ir al cine.

Sé que al principió iba a decir que no, pero le mentí diciéndole que Cristhine iría con nosotros, y cuando salimos y preguntó por Thine, volví a mentirle diciéndole que estaba enferma.

Me di cuenta de que sí, me gusta, y muchísimo. Quise seguir invitándola a salir. Y la verdad la he pasado muy bien con ella.

—Bien, Brennda acaba de recibir un lavado estomacal. — dijo bajo — Brennda se intoxicó.

Cada palabra fue con un cubito de hielo cuando tienes mucho frío y te lo ponen en la nuca. Así fueron.

¿Otra vez?

Intoxicación, intoxicación. ¿Cómo puede intoxicarse? ¿Qué quería, matarse? ¡Ay, Brennda!

—¿Por qué? O ¿con que lo hizo? — me pasé una mano por el cabello. 

¡Hey, tú la de lentes! (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora