Everthing Change •Krattcest• [Editando]

Nostalgia

Chris Kratt apretó las sábanas mientras lágrimas brotaban de sus ojos, ¿Porqué? Simple, Nostalgia, Y, apesar de pasarla bien por el día, ahora estaba sufriendo, sufriendo porque extrañaba a su único amigo, no, no es sólo eso,  extrañaba a la única persona que pudo amar. Y no, no es sólo un amor de un hermano a otro, Chris Kratt gustó de Su hermano, Martín Kratt

Y lo había perdido, ya no estaba con él.

En ese momento, Chris tuvo una idea, Correr y correr asta su hermano y no separarse de sus brazos, aunque, pensandolo detalladamente; no era una opción, no hiba a dejar a salir de la escuela a mitad de la noche para estar unos momentos, talvez la noche con su hermano, no era una buena idea, ¿Verdad?

¿Verdad?

Pues lo fuese o no, a el pequeño pelicafe no le importo, tomó una chaqueta y salió de su dormitorio. El pasillo jamás había estado tan obscuro y solitario, sólo iluminado por la tenue luz de la luna que entraba por la ventana de este mismo, Chris avanzó por este, valiente, determinado, nada le iba a impedir estar con su hermano por lo menos una última noche más, y, de paso, contarle su extraño día

Chris, ahora en la calle enfrente de Blackwell, dió un rápido vistazo por este mismo establecimiento, no vio nada fuera de lo normal así que partió hacia el departamento en el que estaba su hermano. La calle estaba sóla, fría y no parecía que hubiese alguien más ahí que Chris y la soledad.

Y, así llegó a el pequeño departamento, tocó la puerta y espero, escuchaba algunas voces al mismo tiempo que intentaba descifrar de quien se tratase, una era femenina; nunca la había escuchado, y, la otra, era la inconfundible y entrañable voz de su hermano. Se abrió la puerta

-B-bro?- Preguntó aquél chico peliazul. La escena era muy reconfortante y tal, pero, había una chica, una chica al fondo de la habitación, esta chica, nunca la había visto, pero, ella estaba semidesnuda, como si estuviese haciendo algo con su hermano. Chris se sintió, no sabría cómo decirlo, defraudado, celoso, desepcionado, serían las palabras que más acertarian con lo que estaba sintiendo Martín, sólo que multiplicado varias veces.