5. Como NO espiar a tu vecino.

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Un nuevo día comenzaba en Beacon Hills.

Una hermosa mañana brillaba triunfante, el sol lo iluminaba todo con sus delicados y, a la vez, dulces rayos. Las aves cantaban todas a coro una melodía que provocaban sonrisas en las personas que, como cada nuevo día, salían a cumplir con sus respectivos quehaceres diarios. Era sin duda una mañana perfecta.

Algunas madres salían con sus cochecitos en los cuales llevaban a sus hijos más pequeños, babeantes y adorables, algunos ancianos daban un agradable paseo mientras saludaban con sus manos y sonrisas llenas de experiencias a los demás, niños que correteaban de aquí para allá mientras planeaban la siguiente aventura llena de imaginación para aquel día, Derek Hale salía a podar el jardín con una ajustada camiseta de tirantes, Stiles Stilinski se encontraba detrás de unos arbustos con unos prismáticos y un casco de camuflaje sacado de las típicas películas de guerras mientras espiaba a su endiabladamente sexy vecino Derek, lo normal de cada día en el que el moreno salía a podar el césped.

- Creo que he perdido el raciocinio por completo. -se dijo a sí mismo el castaño mientras movía algunas ramas de los arbustos que estorbaban para poder ver mejor a su objetivo- Pero es que este hombre lo vale. -ni siquiera se paró a pensar en lo raro que se ha de ver al estar hablando solo. Suspiró mientras se mordía el labio inferior al lograr enfocar su objetivo- Derek. -finalizó casi gimiendo al lograr ver la ancha y musculosa espalda del moreno, silbó por lo bajo- Así que camiseta de tirantes ¿eh? Lástima que haya dejado el balde de las babas en casa. -bromeó para sí mismo- Tanta carne y yo con hambre.

Sintió sus piernas temblar al momento de ver como los bien torneados músculos de la espalda del peli negro se tensaban al bajarse y encender la podadora- Eso big guy, flexiona esos músculos de dios griego. -por un momento pudo sentir cuando toda la razón y el sentido común lo golpeó de lleno- Parezco un pinche acosador, deberían encarcelarme. -se replanteó al momento de darse cuenta de la tontería que hacía casa sábado- Pero que sea contigo papacito. -como siempre, aquel moreno sacado del Olimpo le embotada el sentido común, maldijo con todas sus fuerzas aquel sábado en el que, por casualidad de la vida, decidió abandonar por un momento su muy cómodo sofá y su muy entretenida película en Netflix para buscarse un lata de soda al refrigerador.

Maldijo el momento en el que sus curiosos, y muy metiches ojos, se desviaron hacia la ventana que daba al patio de su vecino, vecino con el cual no podía mediar ni media palabra sin sentir sus piernas temblar.

Maldijo el momento en el que lo vio podando el césped sin camiseta. Casi escupió el trago de soda que se mantenía en su boca al ver semejante espectáculo a través de su ventana, tuvo que abanicarse en un intento de eliminar el calor que lo cubrió de repente, se sostuvo de la encimera para no caer debido al temblor que invadió sus piernas intentándolo llevar al suelo- Bendito seas vecino mío. -susurró sin poder desviar la mirada de aquellos anchos hombros y pectorales de infarto.

De pronto sintió como se formaba un problemilla en sus pantalones al recordar la forma en la que conoció la belleza de su vecino Derek. Sintió algo cálido bajar por la comisura de sus labios, se llevó la mano rápidamente al lugar limpiando un poco de la saliva que, impertinentemente, se escurrió de su boca.

Se mordió el labio inferior de nueva cuenta al recordar como cada músculo de su ancha espalda se tensaba al momento de ejecutar cualquier movimiento- Tanta carne y yo con hambre. -prácticamente volvió a gemir al ver como los bíceps del moreno se contraían al hacer fuerza para empujar la máquina- Me vas a matar Derek Hale. -de pronto entró en uno de sus típicos momentos de ensoñación y felicidad pura.

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