✏🌸C A P I T U L O N A R R A D O.🌸✏

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🌸D O S.✏📖

Él estaba esperando

Él siempre estaba esperando. Porque los segundos tendían a convertirse en días, meses y años. Después de retirarse y dejar que las cosas sucedieran como lo hicieron, no era de extrañar que Asano hubiera estado tan acostumbrado a esperar.

Y él estaba harto de eso.

Todo se había puesto tan fuera de control. Y, para hacerlo aún peor, Asano sabía que era completamente por su culpa.

Tantas oportunidades se habían arruinado en el pasado simplemente porque Asano nunca había tenido el valor de intervenir y hacer algo.

Pero nada de eso importaba ahora, por supuesto. No tenía más alternativa que actuar, ahora que el mundo finalmente se cerró en torno a él y se dio cuenta exactamente de cuanto mal hacían sus decisiones - o la falta de ellas - le habían hecho tanto a él como a la persona más importante en su mundo.

Sabía que eso también era su culpa. El propio Asano le había apoyado desde el principio, había escuchado como la voz de Karma pasaba de nervioso a perdidamente enamorado y viceversa.

En lugar de recoger las pistas y unirlas, simplemente se había revolcado en torno a su propia depresión.

Porque estaba tan horriblemente enamorado. Porque Karma estaba tan horriblemente enamorado.

En lugar de escuchar realmente como un buen "mejor amigo" debe hacer, Asano sólo se había entretenido en sus propios pensamientos amargos, mientras que el pelirrojo se abría nerviosamente hacia él. Él debería haber escuchado. Él debería haber puesto sus propios sentimientos a un lado, al menos por un momento, y darse cuenta exactamente de lo que le estaba diciendo.

Karma no podría haber explicado la situación más claramente. Asano simplemente no lo había escuchado.

Porque si él lo hubiera hecho, esto no estaría sucediendo.

La voz de la madre de Karma continuó resonando en su mente mientras él corría por las calles.

No ha llamado en dos días.

Sé que no debería estar tan preocupada por sólo dos días... Podría estar exagerando...

Pero él no contesta su teléfono.

Hace tres noches, Karma había aparecido en la puerta de Asano en la oscuridad de la madrugada con un ojo golpeado y varios rasguños y moretones. Su condición no había sido peor de lo que ya había mostrado, no obstante, había sido horrible de ver.

Ese tipo de visitas habían venido ocurriendo desde hacía meses. Habían comenzado poco después de que Karma le hubiera confesado el cambio repentino en el comportamiento de su novio. Y, si solamente Asano hubiera prestado atención en vez de encogerse sobre el título que tan desesperadamente deseaba para sí mismo, podría haber sumado dos y dos y haber sacado a Karma de esa relación.

Pero no. En cambio, él le había dicho al que todo iba a arreglarse. Él le había dado alguna pieza genérica de consejo después de escuchar apenas una palabra de lo que le había dicho. Y eso les había costado todo.

Después de cada visita nocturna, Karma no se pondría en contacto con Asano durante días, incluso semanas. Eventualmente, le llamaría de nuevo para disculparse y dar alguna excusa. Al mismo tiempo, su voz temblaría con una incertidumbre que nunca había estado antes de que él se hubiera metido en esa maldita relación.

Y así, por supuesto, Asano asumió que esta vez era sólo una de las habituales. A pesar de que le entristecía no saber del pelirrojo, también aceptaba que no podía hacer nada más que esperar a que Karma decidiera llamarlo.

Eso fue, hasta que su madre llamó.

Karma nunca pasaba un día sin enviarle al menos un texto rápido. Sin siquiera enviarle unos "buenos días". Ella se había preocupado y llamó a muchos de sus amigos que encontró en un viejo cuaderno que había tenido en la escuela secundaria.

Pero lo que ella no sabía, lo que sabía Asano, era que Karma no tenía amigos. No lo tenía permitido, de acuerdo con ese hombre. Él los había alejado a todos, siendo Asano la única excepción por alguna razón que desconocía.

Asano no le dijo a ella todo esto, por supuesto. No quería asustarla más de lo que ya estaba. Él, sin embargo, le prometió ir a ver a su hijo. Quizás Karma le explicaría todo a ella después, pero Asano no podía prometer eso. No lo entendía todo, e incluso si lo hiciera, sabía que no le correspondía decirle nada.

Por el mero hábito, Asano estaciono a una cuadra del apartamento de Karma y corrió el resto del camino. En las raras ocasiones que ellos llegaron a ir a algún lado juntos, el siempre esperaba al pelirrojo fuera de la vista, ya que, como él dijo, Karma no tenía permitido tener amigos.

Asano no quería ser la causa de más palizas. Odiaba lo suficiente la inutilidad que sentía al ver cada moretón.

Pero eso no importaba en este momento. El hábito era tan fuerte que no notó que lo había hecho hasta que había cerrado la puerta y empezado a correr.

No podía permitirse el lujo de perder tiempo. Karma no podía permitírselo. Tenía una horrible sensación formándose en su estómago que no podía simplemente hacer pasar por paranoia.

Karma lo necesitaba y él no tenía que esperar esta vez.

No fue hasta que la entrada de su edificio estaba a la vista, que Asano se dio cuenta de que no tenía idea de cómo iba a entrar, y mucho menos cómo lo iba a sacar.

Si ni siquiera pudo llegar a su teléfono para escribirle a su madre, ¿Cómo iba a abrir la puerta? Asano dudaba de que su novio se tomara bien la idea de dejarlo de todos modos.

¿Quién sabía cómo iba a reaccionar cuando Asano apareciera en su puerta?

Una rápida inspección a los autos alineados fuera del complejo de apartamentos y Asano no encontró ningún rastro de su auto. Él siempre estacionaba en el mismo lugar - incluso ahora, estaba vacío. Asano imaginó que sus vecinos debían estar un poco asustados de ese hombre. Seguramente, al menos sospechaban que algo estaba pasando cuando el chico "tranquilo" que prefiere terminar con la culpa que llegar a una pelea física, siempre tenía moretones y raspaduras.

Otra breve mirada y Asano consideró seguro probar la puerta.

Para su sorpresa, un ligero empujón y se abrió.

La sorpresa dio paso al alivio - no tendría que abrirse paso - solo para convertirse en horror cuando se dio cuenta del silencio

Silencio.

Nada.

Asano entró con cuidado, imaginando lo peor.

¿Se han ido? ¿Por qué? Tal vez... tal vez Karma había sido obligado a irse. Tal vez ese hombre lo había forzado a entrar en su auto y lo había llevado lejos.

Tal vez...

Tal vez Asano nunca volvería a ver a ninguno de ellos... nunca más.

No, no podía pensar de esa manera. Si era verdad y realmente se habían ido, él tendría que romper su silencio y llamar a la policía o algo así. Sin importar qué, Asano necesitaba alejar a Karma de ese hombre de una vez por todas.

Él nunca antes había estado dentro de ese apartamento, por lo que le tomó un tiempo buscar por todas las habitaciones hasta que encontró la puerta de la habitación principal.

Con la mano alrededor de la perilla de la puerta, tomó un profundo respiro, un momento para sentirse lastimado por el hecho de que compartían una habitación (y muy probablemente una cama), y luego abrió la puerta.

Honestamente, esperaba una habitación vacía.

Y así fue aún más difícil de registrar lo que sus ojos veían.

Extendido sobre una cama grande en el centro de la habitación estaba el cuerpo inconsciente y maltratado de Karma.

CIBERSEX •||AsaKaru||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora