"Peor que ayer pero mejor que mañana.''

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Odio esta maldita sala.

Me siento atrapada, apenas hay sitio para los escasos muebles que hay (un escritorio, dos sillas y una espantosa estantería) y de la pared cuelgan demasiadas cosas. Parece que estoy escondida en ese cajón que todo el mundo tiene en su casa. Ese que te da miedo abrir porque está a reventar de cachibaches y no sabes que te puedes encontrar. Lo que pasa que si de verdsd estuviese escondiéndome estaría sola y tranquila. Y ahora mismo no estoy de ninguna de las dos maneras. Todo culpa del hombre que me juzga sentado al otro lado del escritorio, cuya mirada llevo evitando aproximadamente 10 minutos. Me tiembla la pierna y mis manos están sudorosas, gracias a él. Joder, ¿no se suponía que las pastillas rosas que me dieron antes relajaban?

-Samantha, estoy aquí.-dice intentando llamar mi atención. Madre mía, que voz más ronca. Bajo la mirada del cuadro extraño que fingía analizar a mis dedos, tapados casi completamente por la sudadera que Jon me trajo esta mañana.-Samantha...No vas a salir de aquí hasta que hablemos. 

-¿A qué lugar te estás refiriendo con "aquí"?-suelto.

Parece dudar.

-A esta sala, por supuesto.-carraspea.

Le miro por primera vez a los ojos. Bueno, por primera vez hoy. 

-Entonces no tengo problema en no decirte nada, estoy perfectamente aquí.-miento. Cruzo los brazos y vuelvo a bajar la mirada, los ojos de ese hombre son demasiado oscuros. Y tiene unos rasgos demasiado serios. Aunque no debe pasar de los 35 intimida como un hombre de 50.

-Sam, llevas un mes viniendo a verme todos los días, creo que sabes que puedo controlar cuándo me estás mintiendo. 

Me entran ganas de gritarle que hace dos días le contébque sí me había tomado mis pastillas, cuando, en realidad las escondí en la rejilla de ventilación de mi cuarto, pero me contengo y sigo con mi silencio.-Bueno-suspira-, entonces supongo que tendré que hacer que te traigan una cama y tus cosas para aquí, para que esto se pueda convertir en tu nuevo cuarto. Una pena que Katylin no pueda venir. Parecía que la ayudabas en las comidas...

Oh mierda, Kate. 

Miro disimuladamente el reloj de al lado de la diminuta ventana de la estancia. Joder, ya son las 8 y media. En media hora llevarán la cena a la habitación y Kate se las volverá a arreglar para esconder la comida en la rejilla. Maldito chantajista.

-Esta bien, Ric.-resoplo-¿Qué quieres que te cuente?

-Creo que quieres decir Richard. Y...

-No-interrumpo-,quiero decir Ric. Si tú puedes llamarme Sam, yo puedo llamarte Ric. Y punto. 

-Esta bien, Sam.-apunta algo en su libreta. Consigo leer dos de las palabras. Mal humor." Si soy una  borde, ¿qué quieres que le haga, Ric?"-¿Qué tal estás hoy?

"Peor que ayer pero mejor que mañana."-pienso.

-No muy mal.-digo. Vuelve a escribir mientras asiente con la cabeza.-Y sí, he tomado mis pastillas. Y sí, he visto a mi madre. Y sí, he ido a varios de los talleres de la sala de ocio con la señora Pits. Puedes ir apuntándolo también.

Levanta la cabeza de su querida libreta y me mira curioso.

-¿Ya te has aprendido de memoria el reconocimiento diario?

Bufo.

-Ric, es diario. Por si no sabes el significado de eso significa que tengo que aguantarlo día sí y día también. Si no me lo preguntas tú, me lo pregunta la enfermera y si no el señor Peterson o incluso el camarero de la cafetería. Todas las tardes lo mismo. Y llevo bastante tiempo por aquí, no se si te has dado cuenta.

Vuelve a asentir y se acomoda el pelo. 

-¿Y no crees que eso significa algo?

-Que ya va siendo hora de que me dejeis salir de aquí.-espeto. Vuelta a apuntar. ¿Nunca se cansará? Hago una mueca. 

-Sabes que eso te lo tienes que ganar tú, ¿no?

Noto un escalofrío al escuchar a esa parte de mi cabeza que tanto odio susurrándome que no me lo he ganado y que solo soy otra loca más en esta cárcel de medicamentos que la sociedad tiende a llamar hospital, en esta planta para "personas especiales". Asiento enérgicamente contestando a las dos voces que me han hablado. A Ric queriendo dejarle claro que sí, que lo sé, que ya me lo han repetido cientos de miles de veces; y al duende de mi cabecita, intentando convencerle de que sí estoy cuerda y de que sí merezco salir. Tanto como lo deseo.

Ric anota.

El duende se ríe de mi.

-Entonces, ¿de verdad crees que has suoerado eso que ha hecho que estés aquí?

Me quedo muda, de nuevo. Pero esta vez es inconscientemente. ¿Que si lo he superado?¿Cómo se atreve a preguntarme eso?¿Cómo es capaz a preguntarme si he superado el enorme pozo de pesadillas que ha sido el último año de mi vida?¿Cómo...

-¡Richard!-una voz femenina se escucha detrás dd mi, me giro y veo la cabellera pelirroja (completamente artificial) de la

enfermera Jules asomando en la puerta.-Tienes que dejar la sesión para otro momento-dice al verme.-Incorporación nueva, te necesitan.

Ric se levanta como un tiro con mi atenta y vidriosa mirada clavada en su bata blanca. Sale y pregunta de quién se trata. Justo antes de que se cierre la puerta veo como la enfermera le da una carpeta negra(como si de un experimento secreto se tratara) y le escucho decir un nombre.

-Niall Horan. 

Me vuelvo a dar la vuelta y miro la butaca que mi querido, y a la vez odiado, psiquiatra ha dejado vacía. Subo las mangas de mi sudadera negra hasta los codos y empiezo a pasar el dedo índice de mi mano derecha por mi antebrazo izquierdo. Al hacerlo noto el escozor se las recientes heridas, aún sin cicatrizar. Se me olivida por completo preguntarme quién será ese tal Niall, y qué le habrá pasado. Me estremezco al notar el picor de una de las postillitas levantándose por accidente. Pero no por el hecho de que duela. Por el hecho de que me produzca alivio. Eso me da miedo. Mucho miedo. Pero no puedo admitirlo en voz alta. Vuelvo a tapar rápidamente mi brazo y entonces la pregunta de Ric aparece, pintada con letras rojas en una pared blanca dentro de mi cabeza. La vista se me nubla y las lágrimas silenciosas empiezan una carrera por mis mejillas. Noto como cada una de las malditas gotas de agua salada me queman la piel. Suspiro sonoramente y entonces susurro:

-No, Ric, no lo he hecho.

Y entierro mi rostro entre mis manos.

I'm crazy... About you. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora