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-Tengo corazones muy buenos en oferta.

Se escucho de fondo en un conjunto de voces formado por la gente del mercado, era una voz suave y dulce proveniente de una muchacha pelirroja que se abría paso entre la multitud.

-¿Señor?

Llamo la muchacha a un joven rubio, este por su parte, desconcertado giro sobre sus talones para encontrarse con unos ojos claros que parecían ver en lo más profundo de su alma.

-¿Le gustaría comprar un corazón?

La pregunta lo tomo por sorpresa, necesitaba un corazón en buen estado, pero no uno nuevo.

-¿También reparas corazones rotos?

Pregunto el joven , tenía una voz grave, pero su forma cortes de hablar lo hacía simpático y amable. Se inclino para ver con detenimiento el rostro de aquella muchacha.

-¡Oh, no! Yo solo vendo corazones señor.

Comento la pelirroja de forma respetuosa, su rostro angelical mostraba la inocencia de aquella chica, pero el joven estaba demasiado concentrado en su objetivo como para prestar atención a la belleza de aquella chica.

-Ya veo.

Dijo el rubio con una mueca de tristeza acompañando a un suspiro de cansancio, estaba empezando a pensar que jamás iba a encontrar a alguien capaz de arreglar su corazón roto.

-Pero si va por ese camino encontrará al herrero de corazones.

Hablo la chica con una pequeña sonrisa. La cara del joven se ilumino y pegunto con curiosidad:

-¿Herrero de corazones? ¡Muchas gracias jovencita!

Exclamo con alegría cuando cayó en la cuenta de que eso era justo lo que buscaba.

-De nada señor.

Respondió la joven educadamente regalándole al joven otra encantadora sonrisa antes de volver a perderse entre la gente del mercado


El Herrero De CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora