Una joven pelirroja con una bata de hospital ahora se encontraba sentada en la cama, tenía un libro abierto por la mitad y una sonrisa pacifica en la cara.
-¿Cómo te sientes el día de hoy?
Sonó una voz grave, aunque la forma educada de hablar lo hacía simpático y amable.
-¡Doctor!
Exclamo la pelirroja al reconocer al joven rubio vestido con una bata de medico.
-Mañana es el gran día.
Anuncio el doctor.
-Fuiste muy afortunada de que hayamos encontrado un donador de corazón a tiempo.
Dijo el rubio doctor con una pequeña sonrisa.
-Sí, el herrero de corazones fue muy amable.
Dijo la pelirroja desviando la mirada mientras recordaba cierta escena de su libro.
-¿Quién?
Pregunto desorientado el doctor sin comprender de quien hablaba.
-No importa, las personas no lo recuerdan. Incluso aquellas a las que había ayudado.
Dijo tristemente, al darse cuenta de que el doctor no recordaba al castaño aun después de todo lo que hizo por él.
-¡Pero yo nunca me olvidare de el!
Exclamo cerrando el libro y colocándolo contra su pecho dejando al descubierto una portada con un corazón rojo intenso. Y una lágrima rebelde se resbalo por su mejilla.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.