" La voz de mi madre me despertó. Alterada intenté abrirlos ojos, pero algo me lo impedía. Inetenté hacer memoría, cómo había llegado allí, pero lo único que mi cerebro procesaba eran los gritos de súplica de mi madre, rogando por su vida. Moví mis brazos, pero lo único que conseguí con ello fue un terrible dolor en las muñecas. Solté un leve gemido, algo me apretaba con demasiada fuerza. En ese momento todo llego a mi cuerpo. Unos grandes pinchazos se instalaron el la parte trasera de mi cabeza, donde podía sentir un charco de humedad que llegaba hasta mi espalda, empapando mi camiseta. Un nuevo grito de mi madre me volvió a la realidad, luché de nuevo, tenía que ayudarla. Fuertes dolores se instalaron al rededor de mi cuerpo, pero me daba igual. Escuché pasos acercándose hacía a mí, pero no dejé de luchar. Sentí el contacto de una mano sobre mi mejilla, asqueada moví mi cabeza con brusquedad provocando nuevamente un fuerte dolor en mi nuca. La mano paseó hasta detrás de mi cabeza dando un leve tirón al pañuelo me liveró de él. Abrió los ojos despacio, pequeñas estrellas me nublaban la mirada, parpadeé un par de veces antes de empezar a ver las cosas con claridad.
Una pequeña luz iluminaba la sala. El cuerpo sin movimiento de mi madre llacía en el suelo, un charco de sangre se encontraba a su alrededor. Quería llamarla, necesitaba saber que estaba bien, pero mi garganta se encontraba completamente seca, luché por hablar, pero sólo un leve gemido salió entre mis labios. Miré al rededor, tenía que saber quien era el causante de todo aquello. Con una rapidez sobre humana dos hombres se encontraban frente a mí, ambos con una sonrisa malvada en sus labios. Dos pares de ojos completamente rojas se clavaron en mí.
- No llores, pronto te reunirás con ella. - habló el primero. Su voz dura me hizo estremecer, ni siquiera un matiz de arrepentimiento asomaba en ella.
Clavé mi mirada en ellos. Las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas, ni siquiera las intenté contener. Mi madre estaba allí, frente a mí... muerta, asesinada por aquellos dos monstruos, asesinada sin ningún motivo. La miré de nuevo, sólo un segundo.
El otro hombre, bastante mas bajo que el primero se adeantó varios pasos. Se dobló hacia delante, quedando su cara frente a la mía. En aquella posición pude ver con más claridad sus ojos, unos ojos complemente rojos, brillastes, sobrehumanos, sin un ápice de culpa o arrepentimiento en ellos, nada.
- Dinos dónde están. - su voz sonó calmada, demasiado. Le miré aturdida. - ¡Vamos! Si nos dices dónde están te prometo que no sufrirás.
Abrí la boca, mi garganta se rasgaba incluso con aquel movimiento. No sabía a que se referían. - No... no sé de que me habláis... - mi voz sonó débil, entrecortada. Una mueca de dolor se asignó en mi cara, mientras mi garganta se quemaba por dentro.
El hombre bajo miró a su compañero. - No miente. - dijo el más alto. Una sonrisa apareció en los labios del más cercano, una sonrisa falsa, sin humor. - Así que tu mamá no te contó nada... -con un movimiento rápido se alejó de mí, volviendo a la posición inicial. Miró a su compañero. - Esta es para mí... el poder que desprende es sorprendente.
En aquel momento ese hombre volvió hacía a mí. Sin ni siquiera tocarme algo aprisionó mi garganta impidiendo que el aire llegara a mis pulmones. Intente liberarme, pero sólo conseguí más dolor. Mis ojos se cerraron con fuerza. Sentí un aliento frío frente a mi cara. Algo en mi interior se liveró. El dolor cesó en gran medida. Una sensación estraña invadió mi cuerpo, casi agradable. Sentí como cara partícula de mi dejaba de luchar. Mi final estaba cerca y no me importaba, mi madre había muerto... Mi cuerpo se desplomó, todo estaba llegando al fin, estaba abandonando mi cuerpo. Una luz cegadora se abrió paso a través de mis párpados cerrados y todo se desvaneció. "
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El deseo de sangre.
Teen FictionLyra tiene dieciséis años, ha presenciado el asesinato de su madre y casi el suyo propio. Desde aquel día todo el diferente, ahora puede ver las auras que rodean a la gente, aunque eso no es todo. Dejando su vida atrás se muda con su tía, a un peque...