2.- La ausencia del cuerpo

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Estoy ausente.
Ausente.
De mi mismo, de la muerte.
De la gente, que de mi se esconde.
Condenado al pensamiento de un ligero recuerdo.
Observando el pasar de los años, del tiempo.

Y sigo ausente, ausente.
Escondido en los rincones de otro mundo. Que es el mismo cuando estaba presente.
Y te veo, huelo tu tristeza y saboréo tu alegría.
Y me duele mi ausencia.
Porque mi ausencia no me deja estar presente.
Pero desde aquí puedo cuidarte y amarte.
Hasta que también dejes de estar presente.
Y estaremos juntos por siempre.
Por siempre ausentes. 

Poesia para los muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora