—Querido Lobo... ¿Recuerdas el día en que nos conocimos?—
—Claro que sí... querida Ovejita, hace mucho que no vuelvo a mí forma humana, pero tal vez lo haga, de todas formas... Nunca olvidaré ese hermoso día, el día en el que nos unimos de por vida. —
—Fue hermoso ¿verdad, Christopher?—
—Sí, lo recuerdo como si hubiera sido ayer. —
...
...
...
Desperté sintiendo un fuerte mareo, no podía recordar nada después del día anterior, recordaba mi nombre: Christopher, de ahí en más no lograba recordar nada del día anterior.
Me levanté de la cama donde estaba acostado, por lo que pude notar, estaba en mi casa; pero esta estaba completamente vacía, ningún ruido se escuchaba, ni siquiera los ruidos exteriores de la calle; solo se escuchaba el ulular del viento que fluía tranquilamente por cualquier lugar. Vi mi reloj; las 7:30 de la noche, era noche, y hacía bastante frió. Tras ponerme un suéter salí a la calle en busca de un poco de aire fresco que pudiera calmar aquel mareo que iba mermando con el paso de tiempo, grata fue mi sorpresa que al salir a la calle me topé con mí vecindario completamente desierto; No había nada ni nadie, la tonalidad de mi vecindario era de un color gris como si hubiese perdido toda la vida, y en el cielo flotaban extrañas islas las cuales solo tenían un árbol rodeado de pequeños espíritus que le adornaban y lo único que parecía moverse eran las hojas de aquellos árboles que se movían con el viento. El sentimiento de soledad era un tanto incómodo; estaba solo, completamente solo... O eso pensaba yo.—Para ser alguien servicial, eres un poco dormilón; eso puede ser un mal hábito para alguien como tú—
Gire mi cabeza hacia la izquierda solo para toparme con una criatura con una semejanza a una Oveja, pero este tenía una forma antropomórfica; tenía el cuerpo cubierto por un pelaje blanco y liso como la nieve más pura; una máscara de color violeta un tanto rara la cual se asemejaba a un lobo, y si hablamos de su altura, me podría llegar hasta al cuello (1.60). Era hembra, debido a que pude notar unas caderas bastantes curvas y unos pechos de tamaño mediano cubiertos por una capa de pelaje que nacía de su cuello. Ella esperaba pacientemente recargada en el portón que estaba al lado de la puerta principal de mí casa, cubriéndose del frío con sus brazos, como si hubiera esperado a que yo despertase.
—Vaya, sí qué duermes, aunque después de todo, la fatiga es la fatiga, dormir un poco más no hace daño a nadie. —Dijo la criatura mientras me miraba de pies a cabeza.
— ¿Donde están todos?, ¿quién eres tú? Y ¿porque no recuerdo nada? —Dije confuso, no sabía qué era lo que pasaba.
—Esté...No sabría cómo decírtelo, eres buena persona y me da pena decírtelo —Dijo ella mientras jugueteaba con sus manos.
—Anda dímelo... No puede ser tan malo, ¿estoy en una dimensión alternativa?—
—Oye amigo, me agradas, por eso no quiero decirte lo que te pasó, dudo mucho que lo puedas soportar, lo que te paso no es fácil de asimilar—
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Unidos en Soledad
RomansaLos individuos que han vivido en soledad tienden a sentirse raros en un mundo que los rechaza, pero, en pocos casos algunos individuos se juntan, ambos portando el mismo sentimiento, logran entenderse, logran librarse de sus demonios e incluso forma...