La calma antes de la tempestad

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Su espectro le despertó unos 15 min antes de llegar, el sueño le vino muy bien, aplacó totalmente el dolor de cabeza.

Se levanto, mientras se comía unas barritas energéticas, se puso la armadura y cogio las armas: un revólver ( halcón de luna), un buen franco ( mirada kilométrica) y lanzamisiles con daño de fragmentación (locura de Elulim).

Se tome un buen café, bueno, realmente estaba decente y ya estaba listo para la batalla.

Su nave le dejó en la Estepa, una gran llanura rocosa con un poco de verde, con varias bocas de metro, una pequeña nave estrellada, algunas grutas y varios edificios abandonados.

Invoco a su colibrí y salí disparado hacia el edificio de la derecha, esquivo a unos pocos lacayos y de un salto, se subio a unas escaleras que conducían al interior del edificio, dejando este fuera para que su espectro lo teletranportarse a su nave.

En la siguiente habitación dio un pequeño salto para evitar el socavón que había en el suelo, bajo unas escaleras y paso corriendo por medio de unos lacayos, vandalos y aguijones que estaban ahí, quería atravesarlo cuanto antes el Muelle 13.

Después de pasar otro par de habitaciones llego a la División, una pequeña explanada con varios edificios destruidos que da acceso a dos zonas más, aunque el solo quería ir a una.

Invoco otra vez a su colibrí y salí disparado en linea recta, bueno, tuvo que hacer un par de giros a derecha e izquierda hasta llegar a un pasillo que conducía a su destino: la base de lanzamiento pero antes de llegar se detuve unos segundos, tenia que olvidarse por ahora de esa palabra y empezar a centrarme o de lo contrario, casi seguro que no podría volver para preguntárselo a su adenia.

Nada mas llegar investigo un poco al lugar y le echo algo de imaginación: lo primero que encontro fue una escaramuza, entre un sirviente y dos lacayos detrás de un contenedor a su izquierda, con un caballero acompañado de varios acolitos a su derecha, para ver quien me daba la mejor bienvenida.

Detrás del grupo de la colmena había un pequeño callejón sin salida lleno de más contenedores vacíos, el lugar idoneo para poder aparcar los colibrís y que no se mojen.

Si seguía después de frente, había un pequeño pantano artificial, que separaba a los dos hoteles de la zona.

A la izquierda estaba el de la colmena, donde un caballero y varios acolitos recibían calurosamente a los guardianes y los invitaban a subir unas escaleras, donde un pequeño grupo de camareros acolitos servian copas desde un terraza que daba a una hermosa vista de un pequeño lago, con un precioso puente donde se hallaban dos caballeros con sus acolitos para servirle lo que pudiese.

Pero si girabas a la derecha, un grupo de lacayos y vandalos te guiaban hasta la entrada de otro hotel, donde el recepcionista, un capitán caido, te esperaba ansioso de servirte con un grupo de botones, lacayos y vandalos, a su disposicion.

Pero si no te apetecia ir a ningún hotel, habia un camino en frente del pantano artificial que conducía directamente a la playa.

Ah, que sitio más bonito y hermoso para pasar unos días de descanso:

- " Vaya MIERDA de sitio"- grito en su cabeza.

El lugar no solo era extenso, sino que además estaba dividido en varias zonas independientes y conectadas entre sí, todas ellas con compañía poco recomendable para cualquier guardián.

Tuvo que admitir que el espectro tenia razón, su peor enemigo seria el tiempo: los poseídos aparecían en ciertas zonas, siempre las mismas, tanto en el cosmodromo (la tierra), como en la Luna, Venus y Marte.

Lupus exules (cognatione, el boves, familiae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora