{Ficción}
Correr. Eso era lo único que tenía en mente. Escapar, huir... lo que fuese menos quedarme en el mismo lugar de siempre. Hacía frío y la ropa que llevaba no era suficiente para darme calor. Ni aunque estuviese corriendo. Los pulmones se me llenaban del frío aire invernal; dolía. Respiraba con dificultad. Cada vez me sentía más cansada y la nieve del suelo me lo hacía más difícil. Sabía que era mala idea, pero paré a coger aire unos segundos. Las piernas me temblaban. En cualquier momento me derrumbaría y me encontraría.
Una risa malévola provocó que me estremeciera. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Mire hacia todos los lados posibles, pero no vi a nadie. Era de noche y nevaba, pero se podía ver lo suficientemente bien. Era como si la persona que se había reído fuese un fantasma. O ni siquiera existiese.
-¿Ho-hola...? -- pregunté con miedo de que alguien me contestase.
Una fría mano se posó en mi hombro izquierdo sobresaltándome en el acto. Me giré despacio para ver de quién se trataba. No... me había encontrado. Estaba perdida. Sus ojos negros me miraron sin parpadear. Un brillo los recorrió haciendo que el negro se volviese gris-azulado. Le odiaba a él, pero sus ojos eran únicos. Después de todo, ya daba igual. Me había encontrado y no me dejaría volver a huir. Me soltó el hombro y me ofreció su mano. ¿Qué me había perdido? ¿Se había vuelto bueno mientras yo huía?
-Volvamos a casa -- dijo con una voz dulce. Una voz que nunca le había escuchado. No, estaba siendo bueno ahora, pero al volver a casa me volvería a hacer daño... --.No confías en mi, ¿verdad?
-¿D-debería...?
-Se que te he hecho sufrir y me arrepiento más de lo que crees, pero...
-¿Pero...?
Se quedó callado. No tenía peros. Su blanco flequillo le tapaba uno de sus ojos. Un destelló apareció en sus ojos. Me sujetó por la barbilla y rápidamente, me cogió por la cintura. Acercó su rostro al mío y me besó. Comenzó a mover los labios. Intenté separarme, pero me sujetó más fuerte. Bajó la mano que me sujetaba la barbilla a mi cuello y comenzó a ahogarme con fuerza. Dejó de besarme. Pude ver como una sonrisa malévola le aparecía en su cara. Comencé a pegarle para que me soltase, pero lo único que conseguí fue que me tirase boca-arriba contra el suelo, ahogándome.
-¿De verdad creíste que sería tan blando, preciosa?
-S... S-Send...
Lo último que logré ver fueron sus ojos. Sus preciosos ojos negros, con lágrimas en ellos que se derramaban por su rostro...
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Sad times [V. En Español]
Short StoryAquí escribiré solo cuando me sienta mal o esté cabreada o triste. Si has venido a leer todo lo contrario, ve a la historia Happy Times.