Capítulo 3

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Luigi  llegó a su departamento cansado de tanto trabajo y para lo único que el pelinegro tenía en mente era acostarse a dormir, más sin embargo, no dejaba de reírse en todo el camino por lo que había ocurrido con el pobre de Nico.

«A este chico si que le hace falta sexo». Pensó.

El también vive solo en su pequeño y acogedor departamento. Es su lugar preferido a la hora de querer pasarlas a solas o cuando quiere tener compañia, en cierto caso. Esto debido a la costumbre que ha tenido desde hace algunos años cuando decidió mudarse a Nueva York.

El es un chico que prácticamente ha salido adelante, solo, claro está. Ya que sus padres murieron desde que el era muy joven y él tuvo que encargarse de sus 3 hermanos sin importar el sobre cargo que esto representó para el. Pero igual logro sostenerse como pudo juntos con ellos, aunque criar a sus hermanos le salió caro, ya que cuando eran más grandes, tomaron la decisión de seguir rumbos diferentes, dejando solo al pelinegro.

Dentro de su depa, el pelinegro dejo su pequeña lonchera en la cocina y luego camino hasta su dormitorio no son antes irse quitando su camina y todo lo que lleva. Pero, tras llegar a su dormitorio se encontró con una sorpresa que ni el mismo se esperaba.

—¡Hola mi amor! —Una joven lo esperaba bien sensual sobre la cama.

—¡Mía! ¿Qué haces aquí? —Preguntó el joven confundido.

—Suponía que te sientes muy cansado —explica de manera provocativa—, y solo vengo a complacerte en todo lo que quieras.

Luigi examinó bien a su novia mientras estaba parado sin decir nada. Estaba más que claro que la chica quería una noche de pasión, y pensándolo bien, Luigi también quería por más cansado que este, y  tenía que aprovechar la ocasión. Así que él se acercó hasta donde estaba la chica y la tomó de la cintura para comenzar a disfrutarla lo más que podía. Ellos Pasarán​ una noche de lo más placentera.

*************

—Que sea la últimas vez que estés llegando tarde. —Le habló el gerente con alta alteración a Nicolás—. Te doy otra oportunidad, porque veo que eres eficiente y sabes hacer tu trabajo. Pero no voy a tolerar que llegues a la hora que te da la gana.

—Lo siento, Señor. Le prometo que no volverá a pasar. —Se disculpaba el Joven con la cabeza baja.

—Puedes retirarte, ya sabes. —Despidió el gerente y se centró en su computadora. Nicolás asintió y salió rápidamente de su oficina.

Nicolás no había tenido una buena mañana que digamos, para empezar olvido poner su alarma para despertarse a las  cinco y media de la madrugada y termino despertando casi a las seis. Luego tuvo retrasos en el metro que dejó ir a más de tres vagones porque estaban totalmente llenas de personas que viajaban a Manhattan. Y más llegar algo tarde por caminar casi más de un km porque el vagón se detuvo en una estación equivocada a la que tenía que llegar. Prácticamente una mañana horrible.

Llegó a su pequeña oficina y al ver la gran pila de papeles que tenía que digitar a computadora, se lamentó el castaño a toda cosa y cayó casi muerto en su silla. Luigi paso de casualidad por su oficina camino a la suya, y al ver como estaba Nico, este dijo:

—Nico —le llamo—, ¿Te pasa algo? —le preguntó mientras estaba detrás suyo, Nico levantó la cabeza y lo miro.

—Pues, hoy parece que no es mi día. —Contesta nico, dando un largo suspiro antes de fijar su mirada a Luigi.

—¿Por qué lo dices? —Pregunta el pelo negro de curioso.

Nico le muestra la pila de papeles y documento que tenía en el escritorio. Este hace una mueca de susto y lamento y dice:

Mi compañero de Trabajo [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora