Uno

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Era una noche oscura y fría, se escuchaban a lo lejos los gritos de una chica, que lo único que deseaba era escapar de aquella bestia que la retenía y la obligaba a permanecer en aquel lugar mientras paulatinamente se alimentaba de ella. Marcos, que inocentemente paseaba por el bosque, escuchaba los atenuados gritos de aquella joven, que ya no optaba a salvación alguna. Comenzó a caminar, en busca de la procedencia de aquellos gritos, que cada vez eran más débiles, hasta tal punto que llegaron a apagarse. En el momento en que los gritos cesaron, Marcos se detuvo, pensando que tal vez alguien se hubiera percatado de su presencia, y hubiera ido en su busca, él no sabía que estaba ocurriendo en ese bosque, pero comenzó a huir de aquel lugar, siguiendo el mismo camino por el que había llegado hasta allí. Poco a poco acrecentaba el ritmo, huía sin saber de qué, pero presentía que estaba en peligro, a los pocos minutos se paró, su ritmo era superior a él, estaba agotado, pero él presentía que mientras permaneciera allí estaría en peligro. No sabía que hacer, no sabía a donde ir, comenzó a deambular sin rumbo, el cansancio lo debilitaba poco a poco, cuando estaba a punto de desvanecerse, se halló frente a una mansión gigantesca, era oscura, húmeda, y estaba muy descuidada, parecía llevar abandonada bastante tiempo, a Marcos le pareció el lugar perfecto para pasar la noche y descansar, y así volver a casa por la mañana, ya sin ningún peligro. En su interior había muchos muebles antiguos en tonos castaños y rojizos, había polvo y suciedad por todos lados, al igual que arañas y ratas que eran las habitantes de aquella casa, toda la planta baja era enorme, y la inundaba un silencio aún mayor, casi temeroso. Marcos hizo un hueco en uno de los sofás para asentarse en él, e intentar dormir un poco. Pasaban las horas, pero él no conseguía dormir, se escuchaban ruidos extraños procedentes de la planta de arriba que le atemorizaban y a la vez incitaban a ver que era, se levantó lentamente del sofá en el que se encontraba, y poco a poco se acercaba a la escalera, cuando se dirigía a subir el primer escalón escuchó un gemido que le hizo retroceder, reanudó su paso y subió las escaleras, el llanto de una chica procedía de una habitación. Marcos se quedó paralizado, no sabía si volver a huir, o ayudar a aquella chica que lloraba, ¿podría ser esa chica, la misma de la que el había huido horas antes? Marcos oyó unos pasos en la planta baja que se dirigían arriba, él corrió hacia una habitación para esconderse, en ese momento descubrió de donde procedía el llanto, y comprendió que ese era su fin cuando una chica se abalanzó contra su cuello.

MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora