—¿No te sabe amargo? Creo que el mío podría funcionar de trampa para hormigas con todo el azúcar que tiene—rieron.
Después de ese día en la parada eran claramente más que conocidos. Era casi sorprendente cómo una conversación de mensajería instantánea podía significar más que cualquier interacción frente a frente con otra persona. En poco tiempo Park Jimin había ampliado su conocimiento musical gracias a las constantes recomendaciones del menor, que un día podían ser tan sofisticadas como Camille Saint-Saens, y al otro se convertirían en los gustos de un adolescente común y corriente. Jeon por el otro lado había escuchado largos audios sobre las teorías de poder y cómo ésas influyen en nuestras mentes, seguía sin entender como Jimin podía sonar tan alegre hablando sobre esto, pero hey, si él era feliz, entonces también lo sería.
Habían quedado en un café cercano a la universidad a la que Jungkook asistía, los energéticos amigos de éste estaban encantados de hacer de niñera nuevamente (y también con el hecho de que Jeon se distrajese con alguien). Park no podía dejar de encontrar extraño que a su acompañante le gustase el café en su máxima amargura, Jungkook pensaba que el único dulzor que necesitaba se encontraba sentado frente a él.
—Es la costumbre, además si le pongo azúcar después me pongo gordo y feo, y por el momento no hay tiempo para ejercicio— Jimin juraba que no había forma en que ese especimen etéreo pudiese verse feo.
—Mira el lado bueno, te falta literalmente nada para terminar la universidad, ahí podrás ser solo feo.
—Pensé que me veía como un príncipe—entre la ternura del puchero de Kook y su vergonzoso recuerdo Jimin quería cavar un hoyo y enterrarse para no salir más—, además que quiero tener tiempo para vivir después de tantos años de esfuerzo, no sé... un trabajo en mi ámbito, más tiempo con mi hija, una persona especial—en ese momento le dirigió la mirada a Jimin y el corazón de éste se puso a andar tan rápido que cualquiera lo confundiría con una bala. Ambos tenían lo mismo en mente, mas ninguno dijo nada.
Para aligerar la tibieza del ambiente Jimin solo pudo decir que "un príncipe también puede ser feo", seguido de la perfecta armonía de sus risas.
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Después de unos meses se veían mucho más que antes, pero no lograban dar un paso adelante. Si bien era cierto que Jimin iba y venía, Jungkook no sabía cómo decirle que lo quería. Si bien Park adoraba a Jeon, no tenía como explicarle lo que causaba en su corazón.
Todo ocurrió un día en el que estaban en el living de Jungkook. Sus clases en la universidad ya habían terminado, ya estaba casi titulado. Era también día libre para Jimin, por lo que decidieron quedarse a esperar a que la jornada de la pequeña llegase a su fin para ir a buscarle juntos. Cada vez que hacían esto la niña parecía más agradecida de ver a Park que a su propio padre. Jeon solo fingía una mueca de ofensa hasta que la atención de ambos se volvía hacia él.
Esta vez estaban ambos en el sillón viendo una película, una de esas que se ven solo para matar el tiempo y la única forma de disfrutarlas era con la compañía perfecta como en esta situación. Quedaba al menos media hora para que fuesen a retirar a su hija, y Jungkook tenía que conformarse con estar apoyado en las piernas de su acompañante. Él anhelaba abrazarlo, acariciarlo, besarlo, pero no sabía como reaccionaría. Poco sabía que Jimin estaba teniendo el mismo debate en su mente.
—Jungkookie...—habló suavemente el mayor mientras acariciaba el cabello de quien en sus piernas estaba acostado, perdido en la magia y suavidad del momento, continuó su oración—, no te vayas a quedar dormido...
—Estoy... estoy despierto con los ojos cerrados.
—¿Ah, sí? Entonces si me levanto supongo que no habría problema.
—No, no, no, no—Jungkook sonó más lastimero de lo que pretendía.
—¿No qué?
—No te levantes, no te vayas—Jeon se enderezó y le miró a sus ojos, como si las palabras que iba a pronunciar transmitiesen más de lo que se podía entender en forma literal—. No te vayas, quédate conmigo.
—Kookie...—el mayor por fin cogió la determinación de acariciar el rostro del pequeño con tanta delicadeza como si fuera el pétalo de una flor.
Jungkook inhaló con fuerza y se deshizo de toda timidez que pudiese quedarle. Se sentó sobre las piernas de Jimin y se atrevió después de tanto tiempo a reclamar esos rosados labios como suyos. Fue el beso más dulce de toda su vida, como miel con azúcar, como si solo necesitase de ello para seguir viviendo. Jimin no tardó en corresponder e intensificar esa muestra de cariño, esa prueba de que el amor flotaba entre ellos dos.
Sentían como si todo lo que les impidiese contacto estuviese demás. Sus inhibiciones ya no estaban presentes, y si seguían de esa forma su ropa pronto tampoco lo haría. El mayor acomodó a quién pertenecía su corazón, dejando sus caderas alineadas con las suyas. En el momento en que Jungkook sintió su camiseta deslizarse, supo que no podría parar si seguían adelante.
—Jimin...—la voz del menor estaba ahogada en emoción, y sus esfuerzos por normalizarla darían fruto en cualquier otra situación.
—¿Mmh?—el mayor que estaba más concentrado en los labios del contrario que en cualquier otra cosa, fue sacado de su trance cuando esos hermosos ojos que tenía encima se le quedaron mirando fijamente.
—No, no, la Jimin pequeña... deberíamos estar en camino.
Jimin no sabía si reírse, sentirse irresponsable, o explotar de felicidad por lo que acababa de pasar.
Ambos se separaron y se dispusieron a partir. Jungkook prefirió arreglar un poco el desastre que tenía en el pelo, mientras que a Jimin no le interesaba que todo el mundo viese su cara rosada y pelo disparado, estaba orgulloso de lucir como un desastre si era producto del amor de su vida.
—¡Listo!—gritó Jungkook en unos segundos aún con las mejillas tintadas de rojo dirigiéndose a la puerta.
— Hey, hey—lo paró un corto momento Jimin—, ¿Puedo tomar lo que acaba de pasar como una confesión?
El breve pero significativo beso que recibió en los labios fue toda la respuesta que necesitaba.
Llegaron en poco tiempo con los dedos entrelazados a recoger a la sonriente pequeña.

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Sunshine [Jikook]
FanfictionJungkook es un padre soltero que toma todos los días el autobús para dejar a la luz de su vida en la guardería. Jimin es un pasajero más. ----- Mini fic finalizada.