Y así fue

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—Y así fue cómo es que todo pasó, colorín colorado nuestra felicidad ha comenzado— dijo Jungkook para finalizar su relato. Jimin tenía las manos de su novio cogidas entre las suyas con más fuerza de la necesaria, pues si bien no era de ponerse nervioso fácilmente, cualquiera comenzaría a sudar frío cuando su pareja decide presentarlo a sus amigos en una doble cita (a la cual nunca accedió por completo) y lo primero que hace es dejar en evidencia como casi acabaron consumando su amor en el sillón. Jeon también estaba un poco nervioso, pero por el hecho de que habían dejado a su hija con el desastroso amigo de Jimin. Éste no dejaba de recordarle que el prometido de este desastroso individuo tenía un gigantesco complejo de madre, así que la pequeña Jimin estaba más que a salvo. Sin embargo, eso no era suficiente para dejarlo tranquilo.


—¿ME ESTÁS QUERIENDO DECIR QUE LE DEJASTE CON LA ERECCIÓN QUE TÚ MISMO HABÍAS CAUSADO? ¡JEON JUNGKOOK! ¡ESO NO SE HACE! Calienta-sopas...  

—Taehyung, estás asustando a Jiminnie... —Jimin agradecía internamente los intentos de Hoseok por apaciguar a su novio, pero estos claramente no iban a dar fruto. 

—Asustarlo ni que nada, le estoy defendiendo, el pobre se debe haber quedado con todas las ganas de partir a Kookie en cua-

—¡SUFICIENTE! Por favor que alguien me recuerde el momento en que pensé que esto sería una buena idea...—Jungkook no se sentía ofendido ni en lo más mínimo por los comentarios de Taehyung, pero temía en lo más profundo que espantasen a su solcito

—Estuviste toda la semana convenciéndome, ¿Quieres que te recuerde todo lo que hiciste para que estemos aquí?—inquirió Park con una sonrisa lásciva. Jeon solo pudo pensar que su chico estaba hecho para él y viceversa. 

 —Wohoa, ahora sí nos estamos entendiendo—el dueño de las palabras dichas extendió su mano hacia Jimin—. Bienvenido a la manada. 

—¿Qué manada? Taehyungie bebé, por favor no más café para ti—dijo Hoseok para proceder a alejar el sexto batido de su menor—. Y Jiminnie, por favor sigue haciendo feliz a nuestro Jungkook por siempre, te juro que nunca lo había visto tan radiante, love is in the air... 

Y claro que no alcanzaron siquiera a asimilar el cursi comentario de Hoseok antes de que su novio dijese algo:

  —Probablemente andaba tan emo por falta de sexo—miró hacia el cielo en busca de alguna visión y procedió a susurrarle a Jimin—. Aunque entre nosotros, mi octavo sentido me dice que realmente eres su alma gemela.  

Jimin no sabía si reírse o asustarse. Así que hizo ambas cosas. 

—Mi sexto sentido me dice que Jimin le tiene miedo a Tae-Tae—mencionó Jungkook y estallaron en carcajadas llenas de verdad. 

La doble cita continuó como siempre la habían imaginado; dulce tras dulce sumado a Tae espantándole a Jungkook el enamorado. Su conversación se desviaba hacia todos lados, si bien la nueva pareja recibió el cuestionario correspondiente, su salida para nada se enfocó en eso. Todo era risas y buenos momentos para ser grabados, como si desde siempre se hubiesen conocido. Jungkook no podía creer que su persona especial fuese tan perfecta y angelical. Jimin no podía creer que su ferviente amor fuese correspondido con la misma pasión. Como si a estar juntos estuviesen destinados, nada podría quitar al otro de su lado. 

Jeon era de esos niños que creía en los cuentos de hadas. Que  luego de tener una hija soñaba con que su príncipe azul hiciera su entrada y les condujese a ambos como una familia a un lugar donde la oscuridad no tenía cabida. Que miraba el atardecer imaginándose que había alguien disfrutándolo junto a él. Que ya de adulto trabajaba hasta desfallecer sin su sonrisa de niño perder.

Jimin quería hacer realidad la utopía que en su mente vivía. Quería cambiar las cosas sin necesidad de destruirlas. Quería cambiar toda lágrima de tristeza por una de emoción. Quería que la alegría se expandiese por el mundo como lo hacían las devastadoras enfermedades. Quería cambiar el corazón del explotador y llevar tranquilidad a cada trabajador. Quería disfrutar de la vida con alguien cuya risa fuese tan fuerte como los látidos de su corazón. Quería formar una familia y dar todo el amor que su cuerpo contenía. 

Ambos buscaban encontrar la felicidad, y para su suerte así fue. Y no la encontraron en el otro por sí solo, no la encontraron en ellos mismos tampoco. La encontraron en su unión, la encontraron en ese lazo invisible, en esa fuerte energía que los recorría cuando estaban juntos. La encontraron en esas mañanas de domingo en las que se encontraban los tres desayunando como la familia que eran. La encontraron en el sentimiento de plenitud que llenaba sus corazones cuando estaban juntos. 

Querían ser felices para siempre, y gracias a su amor infinito; así fue. 



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Sunshine [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora